Sobrepesca tiene en jaque a arrecifes de Honduras

La sobrepesca es el ‘titánico reto’ en el que Honduras debe concentrar ‘más esfuerzos’ para recuperar y garantizar la sanidad de sus corales, alertaron científicos y conservacionistas nacionales, durante la presentación del reporte ‘Salud del Arrecife Mesoamericano’ en Tegucigalpa.

Luego de dos años de investigación, la Iniciativa Arrecifes Saludables (HRI, por sus siglas en inglés), reveló los resultados de su monitoreo a 73 sitios con corales, en las regiones norte e insular del país.

Ian Drysdale, coordinador de esta organización internacional científica en Honduras, explicó que los objetos de estudio fueron la cobertura viva de coral por metro cuadrado, la cantidad de algas y la biomasa (cantidad y tamaño) de los peces. Esta metodología  se conoce como el Índice de Salud Arrecifal (ISA).

Los sobrepesca incidió significativamente para el ISA de Honduras bajara de lo más alto en la calificación regional de acuerdo al reporte de 2018, de “regular a malo” (3.0 a 2.5), y “es la  primera vez que un país ha caído”, asegura el mismo reporte y el científico radicado en Roatán, Islas de la Bahía.

Los peces herbívoros, como el loro (Sparisoma viride), y los de importancia comercial como meros (Epinephelus striatus) y pargos (Ocyurus chrysurus), “disminuyeron aproximadamente a la mitad” sostiene Drysdale.

A finales de 2019, LA TRIBUNA con apoyo de la Earth Journalism Network (EJN) de Internews, alertó sobre la pesca ilegal en la bahía de Tela (Atlántida) y especialmente la sobreexplotación ‘por más de 100 años en la Laguna Los Micos’, una guardería donde crecen varios tipos de peces que en su vida adulta regresan al mar Caribe.

Ecologistas y líderes garífunas aseguraron que desde La Mosquitia (Gracias a Dios), el valle de Sula y otras zonas de Honduras, llegan pescadores furtivos con arpones, redes no permitidas y jaulas de pesca (nasas) para sobreexplotar los recursos pesqueros.

La calificación de Honduras disminuyó principalmente por las reducciones “drásticas” de los peces insiste la Iniciativa Arrecifes Saludables, por al Instituto de Conservación Forestal (ICF) y a la Dirección General de Pesca y Acuicultura (DIGEPESCA)  “crear más zonas de recuperación pesquera con una mejor aplicación y la asistencia de la Fuerza Naval de Honduras”.

“Honduras tiene una gran legislación relacionada con la conservación, áreas protegidas y medio ambiente, pero debemos mejorar en la aplicación”, concluyó Drysdale.

El reporte “Salud del Arrecife Mesoamericano”,  la mayor barrera coralina del hemisferio occidental y el océano Atlántico (1,000 kilómetros), demanda a los tomadores de decisiones en Honduras impulsar reformas al sistema judicial y que estas incluyan “multas más fuertes y estrictas para la pesca ilegal y la destrucción de manglares”.

El pez loro (Sparisoma viride), ahora está protegido en toda la región mesoamericana (México, Belice, Guatemala y Honduras), excepto en las aguas hondureñas.

Esta especie es una de las más importantes en estos ecosistemas porque es un controlador natural de algas.

Hallazgos positivos:

 No todo fue malo para Honduras,  pues la cobertura de coral por metro cuadrado aumentó un cinco por ciento (22% a 27%) y en comparación con el 2018, el país se mantiene como el poseedor del primero en este estudio.

Las macroalgas carnosas, competidoras del coral en el lecho marino, disminuyeron un (27% a 24%), “potencialmente por los esfuerzos para reducir la contaminación por nutrientes y aguas residuales”, reconoció Arrecifes Saludables.

Por su parte, Ángel Matute (viceministro) del ICF anunció que como medida para contrarrestar la pesca ilegal y la tala de los bosques de manglar se integrará a 100 nuevos guardabosques en las zonas de mayor incidencia, especialmente en los departamentos de Atlántida, Colón, Cortés, Gracias a Dios e Islas de la Bahía.

“Ya hemos iniciado como pilotaje el programa de guarda recursos en algunas áreas protegidas del país, sin embargo, debemos de fortalecerlo y lo vamos a hacer concatenado a los juzgados”, dijo a LA TRIBUNA.

“Ellos van a tener un nivel de autoridad y podrán capturar a esas personas que cometen delitos ambientales. Ahora tenemos 100 guardaparques y estamos apostando a duplicar esa cantidad durante este año”, añadió.

Matute destacó de cómo estándar internacional, el 20 por ciento del territorio marítimo de los países debe estar protegido y Honduras avanza en ese objetivo y ya declaró como santuarios marinos al 10 por ciento de sus aguas, equivalente a unas 741 hectáreas.

“No podemos desligar la parte de la conservación y el desarrollo humano principalmente, en las áreas protegidas con arrecifes. En la zona marina tenemos los instrumentos técnicos y científicos, los planes de manejo, pero no podemos solos y necesitamos mejorar en la gobernanza local”, concluyó.

Entretanto, Jenny Myton, directora de Coral Reef Alliance (CORAL) en Honduras, recomendó a las autoridades para aumentar la definición de nuevas zonas de recuperación pesquera.

“Son una herramienta muy importante porque lo que hacen es proteger zonas suficientemente amplias para que hay un derrame de peces, ellos se reproducen y luego salen de esas fronteras y está a disposición de los pescadores’, dijo.

“Es muy importante proteger las zonas de desove , lo que se está haciendo ahora es sacando los peces para un momento y destruyendo las generaciones futuras”, añadió.

El país actualmente tiene 16 zonas de recuperación pesquera en siete municipios y aunque más del 50 por ciento del Arrecife Mesoamericano está dentro de áreas marinas protegidas, solo el 3 por ciento está realmente protegido de la pesca.

Es necesario ampliar la cantidad de áreas totalmente protegidas en toda la región, incluidos los sitios de desove de peces y aumentar la aplicación de las regulaciones de pesca para revertir la disminución de las poblaciones de peces, precisa CORAL y la Iniciativa Arrecifes Saludables.

De las 73 colonias de coral que se investigaron durante los últimos dos años en Honduras, apenas el 4 por ciento está en un estado “bueno”, otro 27 es regular, 15 por ciento es crítico y 54 está “mal” debido a la poca biomasa de peces.

Por: Josué Quintana Gómez