El Orden Liberal Internacional: ¿su fin o replanteamiento?

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18 de febrero de 2020
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08:45 am
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El Orden Liberal Internacional: ¿su fin o replanteamiento?

Por: Rafael Leonardo Segura Medina
[email protected]
Estudiante de la Licenciatura de Relaciones Internacionales
UNITEC, campus Tegucigalpa.

El 26 de junio de 1945, en San Francisco, Estados Unidos, distintas naciones del mundo se dieron cita para firmar la Carta de las Naciones Unidas, que entró en vigor el 24 de octubre de ese mismo año. Desde ese momento, en el mundo ha predominado un sistema internacional: el sistema liberal.

Estados Unidos entendía la necesidad de tener aliados geopolíticos alrededor del mundo, que lo apoyaran en su principal tarea, la lucha contra el comunismo. Una vez terminada la Guerra Fría, los intereses cambiaron; y las ideas del orden liberal. Francis Fukuyama (1992), afirmaba que, con la caída del mundo bipolar, y la consolidación de Estados Unidos como potencia hegemónica, se había llegado al fin de la historia, referente a las ideologías. Con el fin de la Guerra Fría, el pensamiento occidental del orden liberal quedaba marcado con la hegemonía del sistema unipolar dominado por Estados Unidos. Sanahuja (2019), establece que “en términos de cambio estructural, el fin de la Guerra Fría hizo desaparecer algunos de los factores geopolíticos en los que se basó el orden internacional liberal”.

El orden liberal defiende el multilateralismo y por ende, las instituciones, Fojón (2015), explica que “los enfoques institucionalistas parten de una premisa insustancial pero cierta: las instituciones importan. Importan, particularmente, en tanto en cuanto las configuraciones institucionales tienen un impacto en los resultados políticos”. En el año 2011, el exsecretario general de la ONU, Ban Ki-moon, afirmaba que  “las Naciones Unidas son la única institución realmente universal y ofrecen el mejor -cuando no el único- foro para galvanizar la acción global con objeto de hacer frente a los desafíos futuros”. Aunque no perfecta, la ONU ha tenido aciertos a lo largo de su historia y pasó de ser una organización que solamente velaba por la paz, a cumplir tareas específicas a través de sus organizaciones.

Además, para seguir garantizando el éxito de las organizaciones internacionales, es necesario contar con organizaciones regionales beligerantes como: la Unión Europea o la Liga Árabe. Por eso es necesario que la Organización de Estados Americanos (OEA), quien ha sido fuertemente cuestionada en los últimos años por su trabajo, replantée sus objetivos. La OEA cuenta con elementos como la Comisión Interamericana de Derechos Humanos y otros equipos que tienen resultados positivos. Pero el problema radica en las actuaciones de sus secretarios generales, que no han sido efectivos en los últimos años. El continente americano necesita de una organización fuerte y sólida, y si la OEA no responde a los intereses del continente, surgirán nuevas alternativas como la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC).

El éxito que han tenido las organizaciones multilaterales, como la ONU, en respuesta a las nuevas amenazas globales, respaldan al orden liberal. Las instituciones internacionales importan y tienen beligerancia en el sistema internacional, especialmente cuando se han tenido resultados positivos. Aunque muchos teóricos, afirmaban que su consolidación sería hegemónica, están experimentando amenazas.  “La elección de Donald Trump, un nacionalista belicoso con un limitado compromiso con las normas de la democracia liberal, amenaza con destruir la coherencia del Occidente”, concluye (Wolf, 2018). Aun con la amenaza de líderes nacionalistas en occidente, ellos disciernen sobre la importancia de estas organizaciones para colaborar en la elaboración de soluciones a las problemáticas que más afectan al mundo.

El trabajo tenaz de estas organizaciones se realiza todos los días en todas partes del mundo, a través de diversos programas y financiamiento de cooperación internacional. En varias ocasiones este trabajo es invisible y no sale en la primera plana de los diarios. Por ello, es necesario seguir de cerca el trabajo de las organizaciones internacionales e intentar involucrarse con ellas.

Abg. María Fernanda Reina
Asociación de Estudiantes de Relaciones Internacionales
Comité Editorial “La Voz de la Academia”

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