CONTINÚAN SIENDO LA FUENTE

OM
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19 de febrero de 2020
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12:14 am
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CONTINÚAN SIENDO LA FUENTE

LAS remesas y el endeudamiento continúan siendo la fuente de recursos frescos que evitan una caída precipitada del valor de la moneda y permiten el sostenimiento del aparato económico. Es parte de la herencia que recibieron las administraciones gubernamentales después que Honduras obtuvo el borrón y cuenta nueva de la deuda externa. Ello ocurrió cuando la geografía nacional fue azotada por aquel bíblico huracán. El gobierno que lidió con los estragos del siniestro logró que el país, agobiado por una deuda impagable, ingresara a la Iniciativa de Países Altamente Endeudados. Los organismos internacionales demandaron que los recursos habilitados fuesen destinados a la inversión humana. En esa ruta fue elaborada y consensuada en cabildos abiertos –con la presencia de las fuerzas vivas en todas las comunidades de Honduras y especial atención de las más vulnerables– una estrategia de reducción de la pobreza. El punto de decisión fue alcanzado en el año 2000. Requería que el país mantuviera acuerdo por tres años con el FMI.

El retraso en la materialización de la condonación ocurrió cuando el gobierno siguiente no prorrogó el acuerdo.

Calcularon –con la zambullida de los intereses– poder obtener respaldo presupuestario optando al financiamiento de la banca privada internacional. Ya a mitad de gestión –en la medida que el desequilibrio persistía, pese a los modestos ajustes fiscales operados– cayeron en cuenta de la necesidad de negociar con el FMI. Hasta concluida la negociación y la firma de un nuevo acuerdo, alcanzaron el punto de culminación. Con el inconveniente que uno de los poderosos ministros dispuso –para colocar sello propio– reelaborar otro plan de reducción de la pobreza, cuando ya existía una estrategia consensuada y aprobada por el BM y el BID. Ese fue tiempo valioso perdido. Todo lo que transcurrió entre la negociación de un acuerdo con el FMI y reinventar un plan que ya estaba hecho. La causa fundamental que se postergara la habilitación de los fondos de la condonación, de los cuales dispuso el gobierno siguiente. Si bien hay cuestionamientos sobre los destinos dados a los recursos disponibles de la condonación, lo que no es discutible es el otro beneficio que obtuvo el país. Este fue la posibilidad de volver a endeudarse con financiamientos concesionales. Ha sido el recurso utilizado –para tapar hoyos presupuestarios e invertir en nuevos proyectos– por todas las administraciones públicas de allá para acá. Hasta diciembre de 2019, el endeudamiento externo público del país asciende a los $7,699.0 millones. El servicio de deuda externa del sector público durante 2019 alcanzó un monto de 584.7 millones de dólares (L14,424 millones), 69.3 millones más respecto a lo mostrado en 2018 ($515.4 millones).

En 2019, el nuevo endeudamiento externo contratado por el gobierno central totalizó 733.1 millones de dólares, 426.4 millones se suscribieron con organismos multilaterales y los restantes 306.7 millones de dólares con bilaterales. Lo otro que salva la economía como sostén de las reservas internacionales del Banco Central, ha sido el envío de remesas familiares. (Su incremento exponencial se observa a partir del TPS concedido a los inmigrantes hondureños como la moratoria a las deportaciones gestionadas en Washington por el gobierno hondureño). Solo en enero pasado las remesas ($420 millones en total) se incrementaron en un 12.8 por ciento respecto al mismo mes de 2019. El año pasado se batió la cifra de más de 5,500 millones de dólares. En conclusión. Pese a que ya casi se alcanzan los límites de la jarana que había antes del borrón y cuenta nueva, los préstamos y las remesas son el mayor soporte para evitar el desplome de la economía nacional.

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