Por: Nery Alexis Gaitán
El virus 2019-nCoV, mejor conocido como coronavirus, hasta el momento es de naturaleza mortal. Las muertes ascienden a casi dos millares y cada día hay más infectados, rebasando hasta el momento la suma de 70,000 sobre todo en China, que es el país cuna del mismo. Aunque hay alrededor de 10 mil personas que se han recuperado satisfactoriamente; pero se considera inquietante que 1,700 trabajadores sanitarios se hayan contagiado y que seis médicos hayan muerto.
Lo alarmante es que el virus ya se ha propagado a varios países de todas las latitudes del planeta. Hasta el momento, la Organización Mundial de la Salud, se ha negado a declararlo como una pandemia.
El director de la OMS asegura que es imposible predecir la dirección que tomará el coronavirus. “Todos los países tienen que estar preparados para la llegada del virus”, ha advertido el director general, Tedros Adhanom Ghebreyesus, quien se ha mostrado especialmente preocupado por su efecto en países con sistemas sanitarios más débiles.
En Honduras, que a todas luces tenemos un sistema sanitario deficiente, ya se habla de una paciente sospechosa de portar el virus, que visitó Taiwán, vía Los Angeles en Estados Unidos de América. Y de momento se encuentra recluida en el Instituto Nacional del Tórax, “con todos los protocolos preventivos”, según los voceros del Ministerio de Salud.
Ojalá y sea cierto, porque el aislamiento de una persona con coronavirus requiere, entre otras cosas, un sistema de aire que se recicle en el interior del espacio aislado; y el personal médico y de atención debe cambiar cada cuatro horas sus vestimentas, ya que esa es la vida útil.
Aunque no debemos alarmarnos, hasta el grado de perder la tranquilidad social, sí debemos estar preparados por si llega el coronavirus a nuestro país. Al respecto, el Ministerio de Salud debe, sin demora alguna, activar todos los protocolos necesarios de prevención, sobre todo en los diversos puntos de entrada.
Y no es que estas autoridades hayan estado inactivas, sino que deben darle la importancia que requiere, debido a las graves consecuencias que habría si este mortal virus se propaga en nuestro suelo patrio. Las autoridades sanitarias deben actuar con la prontitud del caso hasta donde les sea posible.
Asimismo toda la población debe estar preparada ante una posible epidemia. Para ello es urgente que empiecen por cambiar malos hábitos de higiene y tomen medidas preventivas desde ya, ante tal posibilidad. A estas alturas ya no importa cuál es el origen del virus, lo importante es mejorar las condiciones de salubridad.
Lo malo es que el hondureño por lo general es indiferente ante todo aquello que lo puede afectar y empieza a actuar muchas veces hasta que ya tiene el agua al cuello. En este caso va a tomar algunas medidas preventivas hasta que ya tenga el coronavirus encima.
Como una condición general para mejorar el estado de la salud de toda la población, recalco muy enfáticamente, hay que empezar por mejorar hábitos perjudiciales para la salud. El hondureño debe aprender a ser aseado.
No debe botar la basura en la calle, no debe botar basura en las orillas de los ríos. No debe acumular pilas de basura. En síntesis, debe darle el tratamiento que la basura requiere para que no se contamine el ambiente. También debe tener hábitos de higiene efectivos.
Pero, triste es decirlo, el hondureño es desaseado y no tiene conciencia de cuidar el medio ambiente. Esto es una de las consecuencias del poco nivel educativo de la población. Se hace urgente que continúen y se intensifiquen todas aquellas campañas que abogan por mejorar la salud del pueblo.
Hay que recordar que las amenazas a la salud son varias, que van desde el dengue, hasta todo de enfermedades infectocontagiosas. Los hondureños debemos estar preparados para enfrentar estas enfermedades.
