Mario E. Fumero
Recientemente se hizo un despliegue operativo de más de 40 elementos de las fuerzas de seguridad del Estado para capturar en su casa al general Leonel Sauceda y a su esposa, por el supuesto delito de lavado de activos, que era calculado en unos 13 millones de lempiras. Dicha captura se hizo estando presente los medios de comunicación, y el mismo causó un escándalo mediático, porque se procedió con él como si fuera un terrible delincuente, haciéndose escarnio de un hombre que conozco desde hace tiempo, y ha tenido una conducta recta dentro de las dimensiones en las cuales le he conocido. ¿No podían actuar más discretamente, sin hacer tanto escándalo? ¿Era el supuesto delito tan grave para montar este espectáculo?
Mientras que más de 40 elementos procedieron a la captura del general Leonel Sauceda, solo ocho elementos de la seguridad del Estado acompañaron al juzgado al jefe de la Mara MS, y peligroso delincuente, denominado como el Porky. Ya en los tribunales, un grupo superior a los policías y soldados que acompañaban al delincuente, se hicieron presente para llevárselos y liberarlo, con el triste desenlace de varios elementos del orden asesinados. Esto fue un hecho parecido a una película de Hollywood, bien planeado y ejecutado por elementos que actuaron como si fueran policías.
Por otro lado, en el pasado, otros altos funcionarios del Estado, policías y varios diputados que hicieron desfalco y lavado de activos superior a los 13 millones de lempiras, no fueron llevados presos, y hoy día andan libremente, mientras que en el caso del general Leonel Sauceda se dictaminó prisión junto con su esposa, sin haber habido una sentencia, ni escuchado los argumentos de su abogado.
Algo que no acabo de entender es el hecho de que hace más de un mes, antes de su captura, fue ascendido a general, y supuestamente para concederle tal asenso, la Comisión Depuradora de la Policía debería de haber dado un informe, respecto de su hoja de vida, y se tenía que haber evaluado su trayectoria, para posteriormente proceder a su ascenso, esto es cuestión de lógica, pero ocurren cosas que no tienen lógica.
En el pasado tuve varios encuentros con el comisionado Leonel Sauceda por diversos motivos relacionados con mi trabajo, y me comentó que su padre le había heredado unas propiedades y que él pensaba, cuando se retirara de la Policía, establecer un programa de rehabilitación para servir al Señor y si yo le podía ayudar.
No acabo de entender el porqué se ha procedido tan radicalmente con Leonel Sauceda, mientras que otros que han hecho actos peores andan libremente. Quizás Leonel sea un chivo expiatorio para tratar de lavar la imagen del Ministerio Público, o haya un plan solapado de descrédito y desprestigio a las personas que son honestas o molestas. El tiempo revelará lo que hay en el fondo, pero hay muchas cosas que no comprendo de la justicia en este caso. Espero que la presunción de inocencia permanezca hasta que sea demostrado lo contrario, pero mientras esto ocurre, si hubo un error en el procedimiento de arresto, el daño que le han hecho al general Leonel Sauceda es irreparable, principalmente en lo moral y testimonial.
Yo espero que la justicia prevalezca, y que la verdad salga a la luz tarde o temprano, pero no podemos juzgar de antemano la conducta de un hombre al cual se le ha montando un show mediático, mientras que peligrosos delincuentes se burlan de la justicia y de la Policía, ¿por qué en estos casos no se ejerce la misma presión que se usa para otras personas que han cometido a lo mejor delitos menores, si es que en realidad los cometieron?
Espero que se investigue a fondo este caso, porque sé que con el tiempo sabremos la verdad, ya que dice la Biblia “que nada hay oculto, que no sea revelado”. (Lucas 12:2).
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