Salir del atraso es lo que queremos

MA
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24 de febrero de 2020
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07:24 am
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Salir del atraso es lo que queremos

Marcio Enrique Sierra Mejía

Algunos políticos solo contribuyen a augurarnos calamidad, desesperanza, desilusión, negativismo, odio, y otras maldiciones, que crean desconfianza ciudadana y ponen en duda la propia profesión política a la que se dedican. ¿Cómo esperan estos políticos de “mal agüero” que salgamos de ese círculo vicioso en que desde tiempos pretéritos nos encontramos. ¿Acaso la filosofía liberal por fin llegó a su estado terminal y el sistema capitalista está en agonía?

Realmente en Honduras el desarrollo humano que observamos no tiene cohesión, ni tampoco disciplina desde siglos atrás porque no tuvimos dinastías que lo lograsen. ¿Cuáles son los factores que intervienen en el desarrollo de Honduras o en sus tropiezos, que nuestros políticos vernáculos no logran explicarnos?

Aun constatamos un discurso político democrático liberal o socialista vago, mentiroso, populista, rencoroso, mediocre, repetitivo y nada constructivo. Los mismos políticos se han convertido en elementos desintegradores, estancados en una visión política deconstructiva que contribuye a mantener condiciones históricas que le dificultan a los hondureños y las hondureñas, la salida del atraso.

La presencia de dinastías como las de Dinamarca, Suecia, Japón e Italia, contribuyeron a organizar tempranamente su desarrollo económico y a fortalecer la integración de un Estado-nación. Por el contrario, en Honduras lo que se formaron desde su colonización han sido oligarquías que, históricamente, se instalan para robar y concebir un “estado botín” del cual obtener sendas fortunas que, hoy por hoy, sigue siendo un factor de atraso estructural que nos dificulta salir del atraso. Y no solo es Honduras la que está en tal situación. Objetivamente, son pocos los países que han logrado salir con éxito del atraso; la mayoría de países de América Latina, sostienen este factor o patrón de desarrollo, sea de corte populista socialista o de corte populista liberal. Los defectos estructurales que enfrentamos nos tienen en un “callejón sin salida”, porque la actitud política de buscarle salida no existe, sino más bien, una conducta política cómplice con intereses de grupos de poder nada responsables para crear procesos que reviertan el atraso, siguiendo una prospectiva de desarrollo integracionista, solidaria y con un Estado- nación sólido hacia adentro en primera prioridad.

No vemos talento político, poca inteligencia empresarial progresista, baja positividad, ni tampoco una prospectiva de un proceso distinto al que tenemos. No tenemos excusa que valga para sostener que porque somos atrasados o subdesarrollados no seamos capaces de desarrollar el paradigma capitalista. Tenemos fortalezas en la agricultura, porque hemos demostrado que podemos hacerla productiva. Podemos mejorar los niveles de bienestar salarial y ponderar las diferencias de salarios entre trabajadores del campo y los de la ciudad. Existe voluntad para integrar geográficamente a Honduras con menos distancias entre áreas deprimidas y productivas. Pesa menos la polarización que la búsqueda de la integración social. Podemos desarrollar estructuras estatales sólidas, eficientes, honestas y con gran legitimización social; somos capaces de avanzar simultáneamente para operar cercanamente a niveles universales tecnológicos y científicos. Tenemos la convicción que para salir del subdesarrollo podemos crear un modelo hondureño para salir del atraso, sin alejarnos, de factores de protección de nuestro propio avance económico.

Necesitamos una generación de políticos con nuevos brillos que sepan discernir nuestro proceso histórico desde una perspectiva constructiva, audaz, solidaria, propensa al cambio, honesta e inteligente. Con un mensaje político que una, sume y oriente a la ciudadanía hacia metas positivas que demuestren que vamos a salir del atraso. Necesitamos una nueva concepción de desarrollo económico centrada en la integración y desarrollo de capacidades internas empresariales que nos permitan cambiar la lógica de formación de capital y que eviten la fuga de capitales por las vías de la importación de productos que, muy bien, podemos producir los hondureños y las hondureñas. Necesitamos cambiar radicalmente nuestro sistema y enfoque educativo. Hay que transformar y modernizar las estructuras políticas y sociales, tomando la agricultura como base de la economía para apoyo de otras estructuras con múltiples reacciones. Debemos reforzar un Estado- nación con solidez estructural, administrativa y consolidación de legitimación social.

Reabramos el presente venciendo la tentación de repetir un paradigma que nos conduzca a errores acompañados de una voluntad informada para mirar adelante.

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