Celulares y cáncer

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26 de febrero de 2020
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12:30 am
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Celulares y cáncer

Marzo de mujeres

Por Carolina Alduvín

El uso de teléfonos móviles vino a resolver algunos problemas de comunicación y, a crear muchos otros, no solo de comunicación. Cuando estos artefactos aparecieron en el mercado, eran muy grandes, pesados, caros, escasos y, solo servían para hacer y recibir llamadas; los portaban muy pocas personas, por lo regular, ligado a un cinturón y no distraían al usuario más que al momento de las llamadas. Hoy, casi medio siglo después, son computadores de bolsillo, difíciles de dejar a un lado, los vemos en manos de casi todas las personas y han venido a sustituir varios otros objetos como relojes, radios, televisores, libros y, tristemente hasta la atención a y compañía de otras personas.

La adicción a la luz que emiten sus pantallas causa accidentes personales y de transito; se dice que también ceguera permanente, en caso de utilizarlos prolongadamente en la oscuridad y que están incrementando la frecuencia de algunas formas de cáncer, especialmente los tumores cerebrales ipsilaterales, o sea, en el mismo lado en que se pega al oído. Muchos factores influyen en el creciente número de cánceres, entre otros, contaminación ambiental, exposición a sustancias químicas o radiactivas, alimentos demasiados procesados o con muchos aditivos y, mucho menos tangibles, los campos electromagnéticos, o CEMs.

Todo dispositivo eléctrico emite un CEM, los más involucrados en la generación de tumores son: 1) teléfonos celulares, emiten radiofrecuencia de radiación microonda, exactamente igual que la de nuestros hornos caseros; esta radiación puede y de hecho lo hace, penetrar nuestros cuerpos, órganos, tejidos y células. 2) Wi-Fi, abreviación de las palabras en inglés “fidelidad inalámbrica”; cuyos enrutadores están presentes en hogares, oficinas, comercios y hasta en algunas plazas públicas. Estos dispositivos llenan el lugar radiofrecuencia de radiación microonda, similar a la de los celulares, 24/7 hasta cando dormimos. 3) Medidores de radiación inteligentes, las compañías de servicios adoran estos medidores porque así no tienen que pagar empleados para leer los contadores. Estos aparatos usan radiofrecuencias de radiación microonda para transmitir sus datos, lo que irradia nuestros hogares 24/7 con más polución y, además, permiten que nos espíen cada movimiento que hacemos y saber exactamente cuántos aparatos eléctricos poseemos, cuándo y cómo los usamos, incluso si estamos o no, en casa. 4) Teléfonos inalámbricos, igual emiten radiación de microonda 24/7, igual que los celulares y, dada la forma en que están configurados, podrían ser incluso más peligrosos. 5) Cableado eléctrico doméstico, hay estudios que demuestran que 2/3 de los hogares tienen altos campos magnéticos, que se potencian cuando el cableado presenta errores de conexión y los usuarios ni lo saben, dado que los aparatos eléctricos funcionan bien.

Los CEM nos afectan a todos, se que los percibamos o no, y es probable que sean la causa no aparente de síntomas menores como dolor de cabeza, insomnio, mareos, fatiga inusual, zumbido en los oídos, pequeños olvidos, dificultad para concentrarse, confusión mental o problemas digestivos. El uso regular de teléfonos celulares podría incrementar el riesgo de desarrollar un tumor cerebral en 40%. Fue demostrado en un estudio llamado Interphone, conducido por científicos de 13 países, en el que se examinaron 5,117 casos de tumor cerebral. El estudio fue diseñado en un principio para minimizar las posibilidades de cualquier impacto negativo de los teléfonos móviles.

¿Por qué no se escucha hablar mucho del tema? Con el advenimiento de la tecnología 5G, las voces comienzan a oírse, aunque las grandes corporaciones del ramo han gastado miles de millones tratando de mantener ocultos o restar importancia a tales efectos. La Organización Mundial de la Salud ha declarado a la radiación emitida por los celulares como un “posible carcinógeno para humanos”, igual que el plomo, el DDT o la gasolina de avión. Así que además de la alimentación y los contaminantes tangibles, tenemos otra amenaza a nuestra salud a la que prestar atención.

Entonces queda utilizar el sentido común y disminuir el uso de nuestros dispositivos móviles, restringirlo a lo indispensable como precaución, desconectar nuestros enrutadores durante las horas destinadas al sueño o, instalarlos fuera de los dormitorios y, sobre todo, no entregar uno de ellos a los niños, de la misma forma en que no les daríamos cigarrillos o un cuchillo.

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