Miramonte
Recuerdo cuando de jóvenes debíamos ir a la biblioteca para realizar nuestros trabajos de investigación, libro tras libro, aprendimos de orden, archivo, consultas, respeto a la literatura, amor a la lectura y los libros.
Frente al cine Variedades estaba la Biblioteca Nacional, pasando horas y horas leyendo y estudiando, ávidos del conocimiento general y de nuestra propia historia.
Hoy, en ese mismo lugar capitalino, tegucigalpense, funciona la Casa Morazán, dirigida en forma proba y eficiente por un renombrado morazanista hondureño, don Carlos Turcios; ávido lector, asiduo amigo de las letras y de la dramaturgia hondureña.
En Casa Morazán, de 256 años de construcción, podemos encontrar el testamento de Morazán, la Declaración de David Panamá, y múltiples escritos que han investigado y honran la vida y obra de nuestro héroe y prócer nacional, el político y militar hondureño don José Francisco Morazán Quezada, quien gobernó la República Federal de Centroamérica de 1830 a 1839.
Grandes reformas se pueden recordar de este gesto de la educación, la libertad de prensa y religión; se recuerda particularmente la abolición del diezmo a la Iglesia Católica por parte del gobierno y la separación del Estado y la Iglesia. Nuestra Constitución de la República proclama que el Estado es laico.
En Casa Morazán se archivan profesionalmente, los que incluyen a Cabañas Reyes, Lempira y más, mucho más. Podríamos llenar páginas sobre la importancia de la Casa Morazán, y que es la casa donde nuestro personaje más relevante en la historia de Honduras nació.
El día de hoy recibimos la impactante noticia que la flamante y poderosa Secretaría de Finanzas (SEFIN), no considera importante la labor que se desarrolla en Casa Morazán, que apoya a la intelectualidad hondureña, porque no se ha dignado a asignar fondos para su funcionamiento para este año 2020. Aunque usted no lo crea amigo lector.
Hacemos un llamado a la reflexión a estas personas, que lo que están apoyando es que este pueblo pobre, además de analfabeta, sea inculto, negándole el derecho al acceso a la cultura.
Recapaciten, y sientan el fervor patrio, dejando incólume la imagen y el recuerdo de don Francisco Morazán Quezada.
Óscar Orlando Bonilla Landa Blanco
Paseo al Picacho, Tegucigalpa, M.D.C.
obonillal@yahoo,es
