PREPÁRENSE

ZV
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29 de febrero de 2020
/
12:08 am
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PREPÁRENSE

EL CONTAGIO Y LAS ALARMAS

ESA peste, si pega aquí, que nos agarre confesados. Si el dengue mantiene en vilo comunidades enteras, este mortal virus, si entra al país –y lo más probable es que llegue– va a hacer estragos. Comenzando que desde ya deberían estar haciendo consciencia en la población sobre las medidas de mitigación. El dengue se propaga, entre otras cosas, por los malos hábitos de limpieza. Mucho podría evitarse con la eliminación oportuna de los criaderos de zancudos. En los hogares, en los establecimientos comerciales, en las instalaciones públicas y privadas, en los trabajos y en el monte. Si los dueños de solares baldíos cortaran el zacate y sacaran los despojos regados dentro de sus propiedades. Si la alcaldía municipal sacara a tiempo su ordenanza de sancionar a los infractores –no después del trueno Jesús María, como ocurrió el año pasado– y organizara brigadas para exigir cumplimiento de la ordenanza y aplicar las multas correspondientes.

Si los vecinos tuvieran escrúpulos de mantener limpio el lugar donde viven. Digamos aquí en la capital. Si hubiese la suficiente vigilancia para que la ciudad no fuera el basurero público de todo cochino que arroja inmundicias por doquier. De los que van tirando, por las ventanas de sus vehículos, los desperdicios de su merienda a la calle. Si los mercaderes mantuvieran aseados sus negocios y alrededores. Si la gente en sus casas tomara medidas profilácticas evitando que recipientes desperdigados y las pilas sirvan de incubadoras a la plaga. Si hubiese campañas educativas dirigidas a concientizar al público, a enmendar sus malos hábitos. Pero la tuerce es que eso de campañas lo ven como un gasto. No como una necesidad para orientar e instruir a la gente. Ahora que le dieron prebendas a los empresarios de las maquilas, sugerimos –sin éxito porque aquí ponen oídos sordos a todo– que a cambio les exigieran financiar campañas publicitarias de esta naturaleza. Esos planteles donde trabajan cientos de trabajadores serían los más expuestos al riesgo de contagio viral del coronavirus. La prevención no solo es vigilando aduanas. Es informando desde ahora cómo prepararse en caso que esto pegue. No solo es cuestión de tener equipos listos en la Secretaría de Salud –donde deberían de comenzar por pagarle lo que adeudan a las enfermeras por contrato– sino de capacitar y educar sobre el tema. ¿Hasta cuándo van a esperarse para masificar la información sobre medidas, tanto preventivas como de cuidado, que debe observar la comunidad? ¿Cuando ya tengamos la crisis encima?

No solo es cosa de recomendar que el país debe estar preparado. Es como cuando le dicen a alguien, cuídese –y no le dicen de qué tiene que cuidarse y cómo hacerlo– que usted está en una lista de alto riesgo y se lo pueden soplar. Igual con esto del coronavirus. No basta con solo decir alístese. Hay que especificar ¿cómo es que debemos prepararnos? ¿Comprando mascarillas? ¿Teniendo a disposición jabones y artículos de higiene para lavarse constantemente las manos, evitando llevárselas a la cara para evitar contagio? Hay un rosario de recomendaciones que la gente ignora. ¿Cuándo van a advertir sobre todas esas providencias que deban tomarse? ¿Cómo van a hacer los capitalinos con los groseros racionamientos de agua para la higiene y la limpieza? La OMS elevó el riesgo de expansión global del coronavirus de “alto” a “muy alto” tras detectarse el primer caso en África. Viene cerca. En México se confirman dos casos de la enfermedad. Sin querer alarmar a nadie –porque esto no solo afecta la salud y las vidas ya que desquicia la economía y los mercados– pero es perentorio organizarse.

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