MONEDA AL AIRE

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2 de marzo de 2020
/
12:13 am
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MONEDA AL AIRE

SOLO los sin oficio encontrarán parecido con lo que sucede aquí. Unas horas antes POTUS insinuó a sus seguidores republicanos que, si optaban por votar en las primarias de los demócratas en Carolina del Sur lo hicieran por el candidato socialista. Calcula que, si el partido contrario escoge a su aspirante más a la izquierda, los del centro se sentirían defraudados, haciendo más posible su reelección. Allá, hay algunos lugares que en otras ocasiones militantes del partido contrario han ejercido el voto cruzado inmiscuyéndose en la decisión interna de sus contrincantes. La táctica consiste en respaldar al aspirante contrario considerado el más débil para enfrentar al candidato de su propio partido. Hasta ahora, en los primeros caucus y primarias realizadas, incluso en los debates, el senador Bernie Sanders –quien fue vencido por la Hillary en las primarias pasadas– le ha sacado delantera a los demás. Los demócratas convencionales han entrado en pánico, calculando que, si el senador octogenario sale como el candidato oficial, la posibilidad de vencer a los republicanos está en los cuernos de la luna. Biden, vicepresidente de Obama durante sus dos períodos, inició como favorito en las encuestas nacionales.

Sin embargo, en la medida que Bernie se echa a la bolsa las primeras consultas –con fuerte apoyo de jóvenes adictos a las redes sociales y de universitarios identificados con sus posturas dadivosas y antisistema– el favorito se ha quedado estancado. Lo que le achacan al senador socialista es que no es capaz de hacer una coalición lo suficientemente amplia para vencer en las generales. Sin embargo, ganó Nevada donde los latinos fueron decisivos en esa elección. Si hubiese ganado Carolina del Sur, inclinado a Biden, hubiera sido prácticamente indetenible. Sin embargo, el ex vicepresidente por fin ve una. Gana con amplia ventaja. Aún así, el senador socialista lleva más delegados al Colegio Electoral. 56 contra 51. Sin embargo, el duelo mortal es en el súper martes. Cuando se realicen primarias en 14 Estados. California como el premio gordo, seguido de Texas, con el mayor número de delegados. Nuevamente en California el voto latino –que hasta ahora se inclina por el socialista– es crucial. Los primeros Estados representan el 4% de los delegados, mientras que el súper martes, el 34% de los convencionales de un total de 3,979. Sin embargo, Carolina del Sur –donde interviene por primera vez el voto negro como la más voluminosa demografía dentro del Partido Demócrata– Biden obtiene un 55% y Sanders apenas 14%. Estos resultados son como de respiración artificial para la candidatura de Biden, que seguramente le dará alguna inercia entrando a las consultas de lo que viene.

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Pero como California y Texas son dos buenos Estados para Sanders, sin duda tendrá envión. Así que, a estas alturas de la carrera, nada es seguro. Más incertidumbre. El multibillonario Bloomberg ha metido millones –ya quisiéramos que fuera en programas para atacar las raíces de la migración aquí en Honduras– postulándose como una opción. Para ganar la candidatura oficial cualquiera de los candidatos requiere 1,991 delegados comprometidos que lo respalden en la primera votación. Otro factor incierto. Que alguno de ellos llegue con el número necesario. El analista político James Carville –que compara a Sanders con el socialista Jeremy Corbyn en el Reino Unido cuyas posiciones impopulares catapultaron la imagen del ultraconservador y populista Boris Johnson– arguye que la suerte del Partido Demócrata está en que Sanders no obtenga los 1,991 delegados. Eso deja la decisión en manos de unos 100 súper delegados “no comprometidos”. Allí cualquier cosa podría resultar, incluso que la convención busque una tercería. Bien podría ser entre figuras que no hayan competido en las primarias. Mucho se habla de la ex primera dama Michelle Obama, como una de las opciones –quizás la más popular– para enfrentar al Partido Republicano y truncar la reelección. Todavía es temprano para hacer apuestas. Como tirar una moneda al aire, que al ir cayendo cualquiera podría arrebatar.

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