Una de tres
Por Otto Martín Wolf
En una de las regiones más pobres del mundo las cosechas -y todos los vegetales existentes en los lugares por donde pasa- están siendo devorados por una inmensa plaga de langostas.
Centenares de miles de millones de insectos atacan con furia plantaciones y tragan el equivalente de lo que comerían 35 mil personas en un día.
El asunto es terrible, no existe una forma efectiva de prevenir un brote de ese tamaño, tampoco de combatirlo. Da la impresión que solo terminará cuando se acabe la comida y las mismas langostas se mueran de hambre, un poco después de que también mueran de inanición miles de personas.
Semejante calamidad me hace preguntarme; por qué la naturaleza no nos regala alguna vez una epidemia de algo comestible?
Digamos una invasión de pollos saliendo por todas partes y reproduciéndose como langostas, la gente comiendo feliz!
Uno abre la puerta de su casa y en el acto entran diez o veinte pollos, gordos, ricos, deseando servirnos de alimento!
Nunca se ha visto y nunca se va a ver.
Quienquiera que planee las cosas en este planeta se equivoca terriblemente o se divierte haciéndonos sufrir.
Coronavirus y otro montón de enfermedades y pestes, como el dengue, sida, cáncer, etc.
No sería deseable que nos regalaran, digamos unos diez años sin enfermedades, hambre y muerte.
Diez años de felicidad!
Por qué diez? Es un número popular para plagas y mandamientos, ninguna otra razón.
Y qué tal una epidemia de honradez mundial en los gobiernos?
En lugar de las cosas terribles que se destapan por todas partes.
También diez años sin corrupción, déficits fiscales y nuevos impuestos!
Y una “pandemia” de paz?
Diez años sin guerras, revoluciones, masacres ni nada parecido!
Y aún más: diez años sin terremotos, inundaciones, sequías, huracanes, incendios, hambrunas “fenómenos de El Niño” ni ninguna de esas cosas terribles que suceden frecuentemente aquí y allá.
No sé si bailando la danza de la lluvia se logrará evitar las sequías que terminan con cosechas y producen hambre.
Tampoco si rezando se evitará que llueva demasiado donde no se necesita.
No sé quién está a cargo de poner orden en el planeta, pero es obvio que no lo está haciendo muy bien.
Una de tres: 1) No hay nadie a cargo.
2) Sí hay, pero no le importa lo que nos suceda.
3) Disfruta haciéndonos sufrir.
Nota para los fanáticos religiosos: Favor no escribirme diciendo que esas cosas suceden ya que nos estamos portando muy mal.
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