Por: Jorge Alberto Constant
Honduras frente al coronavirus (COVID 19) tiene mayor riesgo por las deplorables condiciones en que se encuentra el sistema de salud a nivel nacional desde hace muchos años.
Sin realizar una evaluación del impacto, alcances y consecuencias de esta pandemia, deducimos que los hondureños no estamos listos para enfrentar semejante fenómeno en donde países del primer mundo con todos los recursos económicos, humanos e infraestructurales no han logrado detener su expansión y desarrollo, mucho menos en nuestro endeble sistema.
Ante semejante emergencia mundial por el COVID 19 y escuchando un funcionario de la Secretaria de Salud de “voz pazguata” brindar declaraciones a los periodistas que cubren esa fuente, sentimos angustia al percibir la incapacidad e ineptitud de los responsables de realizar a la mayor brevedad un llamado a todos los sectores del país y crear una gran fortaleza interinstitucional, multidisciplinaria y multisectorial que involucre a los líderes políticos, gremiales, estudiantiles, bomberos, Cruz Roja, Cruz Verde, Scouts, voluntariados, colegios profesionales, universidades, empresarios, militares, policías, pastores evangélicos, sacerdotes, FIHNEC, alcaldes, ONGs, la cooperación internacional y los medios de comunicación social; para instar en primer lugar a la unidad nacional, que signifique unirnos en propósitos, en objetivos y en acciones de anticipación social para lograr disminuir las muertes y lograr el menor contagio a través de estrictas medidas de higiene y seguridad ciudadana.
Ya se hubiese identificado varios edificios en diferentes departamentos de la república aislados de los centros urbanos para convertirlos en hospitales de emergencia y dar atención a las personas contagiadas. Todavía no sabemos de una estrategia que incluya acciones de como transportar agua a la ciudad capital y mantener abastecidos los hospitales del preciado líquido.
La barrera de control de viajeros en los aeropuertos y puestos fronterizos debe estar homologado con estándares internacionales suministrados por la OMS/OPS; esto quiere decir que es más cercana la posibilidad de que lleguen casos importados a nuestro país y por eso deben tomarse nuevas medidas de control y reforzar otras. La ampliación del filtro de inmigración implica que ahora no solo se pregunte a los pasajeros si provienen de China, sino también si proceden de Corea del Sur, Japón, Singapur, Tailandia, Malasia, Emiratos Árabes, Italia. Esto debe cumplirse en el menor tiempo posible, sin importar la urgencia de un grupo de abogados dedicados a nacionalizar ciudadanos chinos, para que ellos; ya como “hondureños” soliciten visa americana y emigrar a USA. Es fundamental que las personas que lleguen a Honduras provenientes de estos países y otros donde hay coronavirus, porten una constancia de que en el país de origen fueron examinados y dictaminados libres de COVID 19.
En esta emergencia sanitaria los medios de comunicación tienen un rol protagónico; el manejo y abordaje de la información sobre este tema es vital; la desconexión de los tonos sensacionalistas, el dialogo objetivo y la orientación oportuna dará estabilidad emocional al imaginario colectivo.
El COHEP, las Cámaras de Comercio e Industrias, los empresarios, comerciantes, emprendedores y la banca nacional, más allá de la responsabilidad social empresarial están en la obligación de ser solidarios y crear un fondo económico que de soporte a la acción gubernamental. Pero el gobierno debe dar prioridad al sector salud pues sin recursos no hay acción y en esta emergencia “acción es la palabra clave”.
Hasta el momento no hemos visto una posición firme del Ejecutivo; el pueblo espera una cadena nacional donde se propongan soluciones claras y precisas, no discursos inútiles. Por el momento la única propuesta de articulación interinstitucional en materia de prevención es la que adelanta el Dr. Mauricio Oliva a través de la Comisión Legislativa de Salud y el Centro de Investigación y Estrategia Legislativa que además de conformar los equipos interinstitucionales de trabajo que incluyen la importante labor de la AMHON, monitorea recursos dispersos para ser derivarlos en los programas y proyectos categorizados como prioritarios.
Los líderes políticos a nivel nacional, los alcaldes con la participación comunitaria en sus municipios deben elaborar sus propios planes de prevención, las radio emisoras comunitarias y los canales locales de televisión pueden orientar a la ciudadanía con contenidos coloquiales y fácilmente comprensibles por la gente de tierra adentro.
La Iglesia Católica, FIHNEC y la Fraternidad Cristiana deben crear un espacio de encuentro confortable, para reunir a los dirigentes de los partidos políticos y los actores sociales públicos y privados con el objeto de desinstalar el odio, el rencor, los resentimientos y anteponer el amor como eje de transformación social a los intereses mezquinos, para que el pueblo hondureño se revitalice en su espíritu y juntos, unidos enfrentemos esta pandemia del coronavirus.
Ha llegado el momento de dejar atrás la venganza, este es el espacio propicio para la reconciliación nacional; los hondureños ya no podemos seguir destruyéndonos por diferencias políticas; ya no hay tiempo para pelear entre hermanos, solo tenemos tiempo para AMAR, PERDONAR Y SERVIR.
