Estirpe de hombres

OM
/
6 de marzo de 2020
/
12:18 am
Síguenos
  • La Tribuna Facebook
  • La Tribuna Instagram
  • La Tribuna Twitter
  • La Tribuna Youtube
  • La Tribuna Whatsapp
Estirpe de hombres

Por Francisco Zepeda Andino
Cnel. (r) FAH

En reciente actividad de la Asociación de Oficiales Retirados de las Fuerzas Armadas (AORFFAA), retomé contacto con el general Mario Chinchilla Cárcamo, a quien no había visto desde hace unos 25 años. Piloto aviador militar de nuestra Fuerza Aérea Hondureña, tuvo una brillante trayectoria en la institución y en más de una ocasión el deber lo llamó a defender la soberanía nacional e integridad territorial. Participó en el conflicto armado con Nicaragua en 1957 y en julio, 1969, fue encargado de fundar el Comando Norte FAH en el aeropuerto La Mesa. Desde esa posición dirigió las acciones bélicas contra la agresión armada de El Salvador, con los resultados ya conocidos y cruciales del ataque a la Refinería de Acajutla y la destrucción de la columna motorizada y tropa salvadoreña en San Rafael de las Mataras.

El paso del tiempo ha hecho mella en el general Chinchilla y a sus 92 años tiene los problemas físicos propios de esa edad pero su lucidez mental se mantiene. Junto al general José Enrique Soto Cano son los únicos sobrevivientes de un grupo de hondureños que escogieron servir a su patria antes que servirse de ella.
Viene a mi memoria nuestros primeros años en la FAH como cadete de vuelo y luego subteniente de aviación y los señores oficiales que formaron nuestro carácter y trayectoria. Armando Escalón, los dos ya nombrados, Salomón Ciliézar, José Serra Hernández, Oscar Colindres Corrales, Oscar Moncada, Roberto Ortiz Almendares, Marco Tulio Salgado, Gustavo Zerón Cruz y varios otros, tuvieron bajo sus alas protectoras a grupos de jóvenes oficiales pilotos, enseñándoles el amor a Honduras, honestidad probada en sus actuaciones al grado de no poseer grandes recursos económicos y por consiguiente, un retiro lleno de limitaciones.

No tuvimos la oportunidad de observar el liderazgo de los coroneles Hernán Acosta Mejía y Héctor Caraccioli Moncada, por haber salido ellos de la FAH antes de nuestro ingreso. El Cnel. Acosta Mejía legó a la posteridad su ejemplo de cómo un comandante debe dar el ejemplo en su servicio a la patria. En mayo, 1955, al presentarse una emergencia bélica en la frontera con Nicaragua, el Cnel. Acosta, en ese momento comandante general de la FAH, no vaciló en tripular un avión de combate P-38, con bombas de 500 libras y al despegar de Toncontin y presentarse una falla de motor, no pudo deshacerse del armamento para aligerar su peso por estar sobre la ciudad, teniendo que caer en las cercanías de la ahora Colonia 21 de Octubre, perdiendo la vida.

El Cnel. Caraccioli, miembro de la Junta de Gobierno 1956-57, a pesar de haber integrado esa alta posición ejecutiva, tuvo que seguir laborando para sostener a su familia y en un vuelo a Ciudad de Guatemala sufrió una crisis cardíaca, falleciendo en esa ciudad. En igual forma, el excomandante general de la FAH, coronel Armando Escalón, después de salir de la institución en 1965 continuó volando para una aerolínea local, pereciendo en accidente de aviación años después en las cercanías del barrio La Granja. La mejor descripción de la formación personal y honestidad del Cnel. Roberto Ortiz, la escuché de dos empleados de Hondutel, quienes trabajaban en cercanías de la modesta vivienda en barrio Buenos Aires, y uno de ellos le preguntó al otro si sabía quién vivía allí y le dijo: “Allí vive el coronel Roberto Ortíz, quien llegó a Hondutel de gerente en una cucarachita y salió del puesto en la misma cucarachita”, dando a entender cómo se manejaron los dineros de la empresa por otros gerentes.

¿Cuáles son los valores familiares o educativos que formaron a los oficiales de la FAH ya mencionados? ¿Adónde se aprenden la honestidad y amor a la patria? ¿Son transmitidas o heredables esas virtudes en los genes de sus ascendientes o descendientes?.

Cada día son menos los oiciales y tropa que sirviendo con lealtad, honor y sacrificio no amasaron fortunas por su honestidad, valores personales y fueron la base donde se cimentó la institución militar. En la actualidad, al nivel burocrático, con salarios super jugosos y pensiones de retiro exuberantes, esos hondureños patriotas y honestos, en la hora nona de su existencia, merecen una tranquilidad y sosiego, libre de sobresaltos económicos, como un mínimo reconocimiento a lo que hicieron por la grandeza de Honduras.

Más de Columnistas
Lo Más Visto