Zavala, nos llama la atención

OM
/
6 de marzo de 2020
/
12:09 am
Síguenos
  • La Tribuna Facebook
  • La Tribuna Instagram
  • La Tribuna Twitter
  • La Tribuna Youtube
  • La Tribuna Whatsapp
Zavala, nos llama la atención

El Tratado de Bogotá

Por Juan Ramón Martínez

Como Luis Zavala, –igual que otros amigos–, ha visto que, en los últimos meses me he interesado por lo que ocurre en Olanchito y otras ciudades de la costa norte, me ha enviado un sesudo artículo que, cito íntegramente. Tanto por sus valores en sí, como por la información que le acompaña, que en mi caso, veo que señala una situación peligrosa que las autoridades deben conocer, para anticipar las correcciones correspondientes.
Dice Zavala “Más de diez mil trabajadores de las fincas de Coyoles Central, Barimasa, Proadasa, Isletas y Progreso, peligran en su estabilidad laboral. Si lo multiplicamos por un promedio de cinco personas, diremos que son cincuenta mil personas las que están en riesgo de vida.

Si a la cifra anterior le sumamos la contribución que hacen para mantener truchas o pulperías, negocios de electrodomésticos, supermercados, carnicerías, ganaderías, etc. la situación se torna más grave. Sin mencionar los efectos negativos que trae la disminución del Impuesto Sobre Venta, el Impuesto Vecinal, el Impuesto Sobre la Renta y a saber qué otros impuestos. Las municipalidades verán menguados sus ingresos en una proporción inimaginable.

Resulta, que la producción bananera de Honduras durante muchas décadas ocupó uno de los primeros lugares. Ahora está rezagada. Ocupa un cuarto lugar en Latinoamérica: Ecuador produce 450 millones de cajas anuales, Guatemala 120 millones de cajas, Costa Rica 115 cajas y Honduras solo 34 millones de cajas por año. En estos datos de Honduras están incluidas todas las bananeras del país. Por lo tanto, de ese total, Honduras apenas participa con 4.71%.

El oro verde que sostuvo la fortaleza de la moneda hondureña por mucho tiempo, casi ha desaparecido. Gracias a las remesas de nuestros compatriotas en el mundo, se mantiene más o menos la estabilidad de la misma, con un deslizamiento planeado y suave que casi no sentimos.

La peligrosa situación indicada al principio obedece a que la Standard Fruit de Honduras, quiere desarrollar un sistema de producción llamado en inglés “Spring planting” (Plantación de primavera). Como sabemos la primavera es una de las cuatro estaciones de las zonas templadas, la transición entre el invierno y el verano. El término prima, proviene de (primer) y vera de (verdor).

Este sistema, la empresa operaria solo tres meses en el año y los otros 9 meses, algunos trabajadores quedarían subutilizados y el resto desempleados hasta que retornara la cosecha de primavera.

Hay razones para esta decisión: el banano tiene su mejor desempeño en momentos que hay buena producción de agua y altas temperaturas. La producción es más vigorosa y de alta productividad: más rápido crecimiento del racimo, más peso por día y más rápido para cosechar. Este sistema trae alta rentabilidad más que en períodos de bajas temperaturas, donde todo funciona a la inversa. Al hacer números, la empresa se da cuenta que, es mejor producir 3 meses. Y no todo el año.

Pero hay otros factores que afectan la producción y que explican el cambio: 1. El costo de la electricidad para surtir de agua las fincas y las instalaciones (empacadoras, servicios, talleres, oficinas y viviendas); 2. El impuesto del 1.5% sobre ventas brutas que ha establecido el Estado de manera poco inteligente, porque es mejor pedirle a la bananera que aumente sus áreas de producción, el volumen de cajas y el número de trabajadores y empleados en general. De esa manera, recobra el impuesto que dejó de cobrar para que se convierta en un incentivo a la producción.

El gobierno tiene que actuar inteligentemente y no ser factor que contribuya a que las compañías cierren operaciones. Hay que estimularlas para que inviertan más y mejoren nuestra economía”.

En efecto, esta información es sumamente preocupante. Por ello quiero compartirla con mis lectores y con las autoridades. Especialmente con los alcaldes municipales de Olanchito, Sabá, Sonaguera, Tocoa y Progreso, que tienen la obligación de velar por la felicidad de sus ciudadanos y la seguridad de sus comunidades.

Finalmente, hay que aceptar que el país no está para perder empleos. Tenemos la obligación de preservarlos. Y crear nuevos. En este sentido, tengo confianza que Carlos Madero, ministro de Trabajo, conocerá de estas notas, y buscará soluciones, las que son necesarias, no solo para prestigiar al gobierno que sirve, sino que para reconfirmar su amor por Honduras.

Más de Columnistas
Lo Más Visto