DETALLES MARAVILLOSOS

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8 de marzo de 2020
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12:10 am
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DETALLES MARAVILLOSOS

LOS iluministas franceses rechazaron casi todo aquello que tuviera que ver con la historia y el arte de la Edad Media. Los primeros positivistas, al contrario, con más sentido científico fueron a investigar a los archivos de primera mano y a partir de ellos comenzó una reconsideración de los grandes aportes de aquella época bautizada como “oscura”; pero que en realidad había exhibido realizaciones esplendentes, tanto en el arte románico como en el gótico, para sólo mencionar dos expresiones de aquella lejana época. Sin dejar por fuera los aportes literarios caballerescos. Y la rigurosa escolástica misma.

En los tiempos que corren los países modernos con pasado medieval y renacentista, reciben millones de turistas cada año porque los viajeros, desde diversas partes del mundo, ahorran dinero para arribar hacia el pasado histórico con el sólo objeto de conocer en forma directa los detalles más significativos de épocas ya idas. Los turistas cultos desean aproximarse a sus ancestros por la vía del arte pero también por el camino del conocimiento. Incluso del conocimiento místico como en el caso del famoso “Camino de Santiago de Compostela”, que atraviesa casi toda Europa Occidental hasta llegar a los linderos nor-occidentales de la que fuera la vieja España medieval. Esta gruesa afluencia de turistas anual significa un alto ingreso de divisas en las arcas de aquellas economías.

Inclusive los rusos y soviéticos, que durante la revolución bolchevique de 1917 y 1920 se entregaron a la tarea sistemática de perseguir a los monjes y demoler iglesias y construcciones civiles magníficas con pasado medieval, renacentista y moderno, ahora mismo, sin embargo, se han encargado de reconstruirlas y de organizar circuitos especiales para los turistas de diversas subregiones del planeta. Hay que reconocer que por lo menos respetaron el “Kremlin” de Moscú. Pero nadie hubiera imaginado hace unos treinta años un giro cultural positivo, de este tipo, en la Rusia aparentemente capitalista de hoy en día, un poco más abierta al mundo heterogéneo occidental.

En el caso de nuestra Honduras también registramos una serie de detalles maravillosos, de distinta naturaleza, que los mismos hondureños se niegan a buscar y contemplar. En parte por el lado negativo de aquellos iluministas criollos que también rechazaron, sin discernimiento científico, el pasado colonial y que, en consecuencia, en la historiografía oficial siguen ejerciendo influencia negativa en un considerable porcentaje de los estudiantes de secundaria y universitarios. A lo anterior se debe en parte la ausencia de una asunción dignificante del largo mestizaje criollo, que vendría a poner en alto los valores nacionales, en el concierto universal de los países.

Algunos ejemplos aislados podrían servir de ilustración. Si acaso se le preguntara a los tegucigalpenses cuántos de ellos se han detenido a observar la fachada de la “Iglesia de los Dolores”, aseguraríamos anticipadamente que casi nadie, aun cuando se trate de una de las construcciones pardas y mestizas de la más atractiva representatividad en el arte barroco mixtilíneo hispanoamericano. Si a los vecinos mayoritarios de los departamentos de la región noroccidental de Honduras les preguntaran detalles sobre la “Iglesia de San Manuel de Colohete”, en la parte sur del departamento de Lempira, también contestarían con indiferencia o negativamente. Poquísimos sabrían contestar que se trata de una de las pequeñas iglesias barrocas más decoradas de América Latina, aun cuando hayan pintado con cal sobre dichas decoraciones. Y aun cuando aparentemente se registran algunas simbologías propias de la masonería, que también han sido labradas o borradas. Como estos detalles incluyen geología, la Isla del Tigre o Amapala, posee una riqueza de piedras de basalto mirando hacia la bocana del Golfo de Fonseca. Pero nadie repara en ello.

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