¡El hombre y su destino!

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8 de marzo de 2020
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12:05 am
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¡El hombre y su destino!

Por: Lic. Gustavo Adolfo Milla Bermúdez
E-mail: [email protected]

En la política el proceso se descubre y se hace historia, aprenden a escribir su vida, como autor y como testigo de su propio destino.

El hombre político se pierde solo, porque cuando habla de la democracia, pide callar al pueblo, es una farsa. Hablar de humanismo y negar a los hombres es una mentira. Tampoco hay diálogo sin esperanza. La esperanza está en la raíz de la inconclusión de los hombres, a partir de la cual se mueven estos en permanente búsqueda. Que fue lo que motivó a los dirigentes políticos mal llamados “líderes” de los diferentes partidos junto con el partido en el poder. No se me olvida el representante de las Naciones Unidas, señor Igor Sacha Garafulic Olivares, insistió que se sentaran para plantear un diálogo y llegar a conclusiones razonables de fácil entendimiento y poder purificar un sistema que le dé validez y el respaldo de la democracia para el desarrollo de la civilidad y el civismo. Pero los egoísmos, más los intereses mezquinos personales premiaron con el subterfugio de hacer caso omiso de lo que puedo haber sido realmente la gran solución, para resolver el problema planteado.

La fe en los hombres es un dato a priori del diálogo. Por ello, existe aun antes de que esto se instaurare. El hombre dialógico tiene fe en los hombres antes de encontrarse frente a frente con ellos. Esta, sin embargo, no es una fe ingenua. El dialógico que es crítico sabe que el poder de hacer, de crear, de transformar es un poder de los hombres y sabe también que ellos pueden enajenados en una situación concreta, tener ese poder disminuido.

Esto puede constituirse, no gratuitamente, sino mediante la lucha para el entendimiento. El gran conflicto es el hombre por ser necio en su fe.

Sin esta fe en los hombres, el diálogo es una farsa más o, la mejor de las hipótesis, se transforma en manipulación paternalista.

Si la llamada democracia al basarse en el amor, la fe en los hombres, el diálogo se transforma en una relación horizontal en que la confianza de un polo en el otro es una consecuencia obvia.

Un falso amor, una falsa humildad, una debilitada fe en los hombres no puede generar confianza. La confianza implica el testimonio que un sujeto da al otro, de sus intenciones reales y concretas.

Así, en tanto viabilidad, debe aparecer ante los hombres como desafío y no como freno al acto de buscar.

La búsqueda del ser más a través del individualismo conduce al egoísta a tener más, una forma de ser menos.

De esta forma estamos construyendo una patria con valores humanos y al hombre humanista para que sirva a la humanidad.

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