Subordinación y equidad

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13 de marzo de 2020
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12:24 am
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Subordinación y equidad

Por: Juan Ramón Martínez

Hasta hace unas pocas décadas, el orgullo de Honduras era su Fuerza Aérea. Para Carías Andino, tenía un enorme valor económico y político. Estados Unidos, estuvo tan interesado en la misma que, sus primeros directores y su concepción doctrinaria, fueron estadounidenses. Durante la guerra del 69, frente a la invasión salvadoreña al territorio nacional, la superioridad aérea compensó la inferioridad que teníamos en infantería y artillería. En la década de los ochenta, Honduras se colocó al lado de los Estados Unidos, para rechazar el crecimiento de la revolución sandinista. Dentro de la estrategia general, Estados Unidos transformó a Honduras en un “portaviones” y dotó a la Fuerza Aérea Hondureña de 12 aviones F-5, para con los cuales enfrentar a la artillería que los soviéticos le habían dado a los nicaragüenses. Una vez que concluyó el conflicto, Honduras quedó con el equipo; pero sin posibilidad alguna de asegurar el inevitable mantenimiento que requiere tan importante recurso aéreo. Ahora, tenemos una Fuerza Aérea desmejorada. Sin recursos para darle el mantenimiento que requiere. Y sin posibilidades de ejercer la libertad de contratar con terceros, los servicios de preservar el potencial de fuego que el país manejaba antes que se lograra la paz en El Salvador y que la revolución sandinista, se aburguesara. Lo que confirma, en forma muy clara, que los intereses de los Estados Unidos y Honduras, no son equivalentes. Y aunque coinciden en algunos casos, la superioridad económica de los Estados Unidos, nos convierte en sus instrumentos, que usan de acuerdo a sus intereses y sus conveniencias. Como lo hace cualquiera de las grandes potencias, con los países que han quedado en sus órbitas satelitales.

Adicionalmente, los últimos hechos — especialmente que a El Salvador se le haya permitido comprar a Chile una flota de A-37– hace pensar que Honduras no goza de la suficiente confianza de los Estados Unidos. Pese a que El Salvador, durante el gobierno del FMLN, facilitó la irrupción de la influencia de China en Centroamérica, este país, que ha sido más fiel que Honduras, — hay que reconocerlo–, recibe más respeto y consideración que nosotros. Al margen de la emotividad que parece que hay detrás de este juicio apresurado, la verdad es que además de identificar que como nación tenemos intereses específicos que no tienen que coincidir necesariamente con los de Estados Unidos; que este país tiene relaciones asimétricas con el nuestro, es necesario entender que la fuerza de una nación, está garantizada por su desarrollo económico. Lo que le da autonomía y fuerza para tomar sus propias decisiones. Si el desarrollo económico hondureño fuese como el de Guatemala o México, por ejemplo, estaríamos en condiciones de tomar decisiones y aunque restringidas, ser más autónomos, menos subordinados que, lo que somos actualmente. Lo que en el caso que nos ocupa, habríamos dejado de confiar en firmas de Israel, sino que con nuestros propios recursos pactar –como lo recomienda el colega y piloto Adán Suazo– con firmas estadounidenses, la tarea de darle mantenimiento a nuestra flota aérea, tanto la que sirve para defender nuestra capacidad soberana, como la usada para transportar recursos y personas, en casos de emergencia; y de forma rápida y masiva. Creo que nuevos negociadores, –más inteligentes que los que hemos tenido–, podrían hacer entender a los políticos de Estados Unidos, que nos merecemos respeto, tanto por la lealtad que algunos exageran y que posiblemente llega a producir equivocaciones en las visiones estadounidenses; como por el valor estratégico que tiene nuestro país, en caso de un conflicto entre la gran potencia del norte y China, por ejemplo, cuyos intereses son absolutamente contradictorios.

Pero, fundamentalmente, es necesario buscar una mayor equidad en nuestras relaciones con los Estados Unidos, estableciendo cierto equilibrio entre lo que nos piden que hagamos por ellos, como lo que ellos, hacen por nosotros. La relación en el uso de Palmerola por tropas estadounidenses, debe ser evaluada en términos de equidad y respeto. De este modo, el mundo vería que Estados Unidos, tiene un tratamiento diferente con sus vecinos, mejor que el que le dispensan países poco democráticos a las naciones periféricas suyas. Honduras ha fallado en sus negociaciones. Ha dicho muy fácilmente que sí, a todo. Creemos que ha llegado el momento de buscar cierta equidad y mayor respeto hacia nosotros.

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