Esposo de la primera mujer con coronavirus: “No lo acepto”
Esposo de la primera mujer con coronavirus: “No lo acepto”
Un hombre llama al canal HCH; es el esposo de la primera contagiada con coronavirus, “la embarazada”, como le dicen despectivamente en las redes sociales, algunos medios de comunicación y en círculos sanitarios.
Por razones obvias, no da su nombre, pero vive en la colonia Lincoln, en Comayagüela. Su mujer, en estado de gestación, llegó de España y tras dar positivo, el 9 de marzo, fue aislada en el Hospital El Tórax, en Tegucigalpa.
Desde entonces, asegura, ha perdido contacto con ella y ese fue el motivo de la llamada al canal.
“Solo me la llevaron sin decirme nada, estoy desesperado porque no sé nada de ella. Ella no tenía nada, solo la presión alta, lógicamente, ellos la revisaron y recuerde que el cambio de clima de allá y aquí le pudo dar un resfriadito”, reclama.
Seguidamente, aclara muchas versiones que se especulan sobre su entorno familiar, comenzando por un supuesto “baby shower” el día que llegó su esposa y en el que participaron, obviamente, familiares y amistades de la colonia.
“Eso es mentira, no tenemos dinero para eso”, atajó. “Tampoco es cierto que no me quiero hacer las pruebas, yo me someto a las pruebas en cualquier momento”.
“NO LES VEO NADA”
Las autoridades sanitarias llegaron su casa y lo aislaron. Además, su suegra, su cuñada y una hija menor de esta, dieron positivo. Las autoridades trasladaron a la suegra al Hospital El Tórax, por ser más vulnerable, y dejaron a la cuñada y a la menor en observación, dentro de la casa.
Con el bebé en gestación, son cinco casos en el mismo núcleo familiar, bajo el control de las autoridades, más el esposo, quien sigue escéptico, según dijo al canal.
“¿Cómo voy a decir yo que tienen (coronavirus), si yo no les veo nada?, y a mí no me han mostrado los resultados, ¿usted creería en esto si no mira un resultado médico?”, comenta el hombre, al mismo tiempo que se quejó del acoso de sus vecinos. “Nos miran mal, como si fuéramos delincuentes. No es justo”.
Más aún, resiente el dispositivo de seguridad impuesto por el gobierno con patrullas en los alrededores de su casa y las visitas frecuentes de las autoridades sanitarias para evaluar su salud y la de su familia. En el momento que llamaba al canal, un contingente sanitario tocaba su puerta. “Ya los atiendo, estoy en una llamada”, les dijo.
NO SE DEJA AYUDAR
Los periodistas del canal HCH intentan explicarle que debe actuar con responsabilidad y dejarse ayudar, pero el hombre sigue cerrado y exigiendo que le den información sobre el estado de su esposa. Justo en ese momento, el canal hace contacto con la ministra de Salud, Alba Consuelo Flores, para que responda sus inquietudes.
La funcionaria, que no es médico, tampoco le hace entrar en razón en los primeros minutos de la entrevista. “Le ratificamos nuestra ayuda, alimentos, el otro día lo fuimos a buscar y no se dejó atender”, dice la ministra.
“Agradezco su ayuda, pero no vengan con ese montón de patrullas, somos seres humanos, no somos narcos, mi familia está llorando al ver tantas patrullas”, le responde el esposo.
“Ahora nos toca vigilar toda la colonia y la patrulla es para protegerlos a todos, no solo a ustedes, como familia, porque su domicilio es público”, recalca la funcionaria. “Por favor, no vengan con ese montón de patrullas”, insiste él.
“LA REPRENDO MINISTRA”
Flores confirma que los cuatro miembros de la familia dieron positivo y advierte, citando el protocolo sanitario, que, aunque ahora él no presente los síntomas, más tarde, seguramente, los va a desarrollar por haber entrado en contacto con los contagiados.
La ministra le sigue explicando el protocolo sanitario, pero el hombre la interrumpe diciéndole: “En el nombre de Jesús le reprendo eso, ministra, en el nombre de Jesús, reprendo esas palabras, porque yo no lo acepto”.
Flores insiste que todo el círculo familiar y las visitas que recibió la esposa quedaron propensas al contagio. “Aquí solo han venido a evaluar, a hacernos unas cuantas preguntas, un hisopo en la nariz y una palilla en la garganta, ¿de eso sacan los resultados?”, refuta el hombre.
Más adelante, asegura que su cuñada y la niña que está en casa “no presentan nada. Y lo declaramos en el nombre de Jesús, que no tenemos nada y esto va pasar. Yo le digo a la población que no tengamos miedo, que esta enfermedad existe, pero no la acepto”.
El hombre también se queja que no tiene comida ni le han ofrecido, pero la ministra le responde que eso está a su disposición, incluso, un bono económico, pero debe colaborar.
El estira y encoge sigue entre la funcionaria y el esposo, hasta llegar a un acuerdo: Él acepta colaborar, recibir al personal de Salud sin quejarse, como las otras veces, y trasladarse, si es necesario, a un lugar seguro para la cuarentena para evitar problemas con los vecinos.
La funcionaria le ofrece su teléfono particular y le promete ponerlo en contacto con su esposa a partir de ese momento. “Nosotros seguimos pendientes, el Presidente de la República nos ha instruido estar pendientes de ellos, incluso un bono familiar, porque en estos días no se trabaja, le pido las disculpas por la situación emocional, pero nos corresponde darles toda la seguridad personal”, subraya la funcionaria.
El esposo cerró su intervención diciendo: “Ellos (Salud) siempre han estado viniendo y yo se los agradezco, esto es un problema nacional y estamos conscientes que existe, pero yo no lo acepto”.
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Esposo de la primera mujer con coronavirus: “No lo acepto”
