La Peste

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26 de marzo de 2020
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12:28 am
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La Peste

Por Rodolfo Guillermo Pagán Rodezno

Abogado y Notario
Máster en Derecho Empresarial

La Peste es un libro del escritor francés Albert Camus, a la postre ganador del Premio Nobel de Literatura, el que trata sobre una epidemia de cólera ocurrida en Argelia en 1849, se refiere al sentido de la existencia, dejando en evidencia el comportamiento del ser humano durante la crisis, como unos se resigan ante lo ocurrido, otros sacan a la luz la falta de solidaridad y el egoísmo, pero también surgen personas que muestran su lado más sensible y solidario.

Lo anterior viene a colación debido a que después de varios meses de recibir noticias de la cantidad de afectados y del número de muertos en varios países del mundo, finalmente el coronavirus o Covid-19 llegó a Honduras, donde hay varios casos confirmados y que en caso de que no se controle adecuadamente, podría tener consecuencias catastróficas para el país, desde el punto de vista sanitario, social y económico.

Además del creciente número de afectados en Honduras, el coronavirus ha dejado en evidencia varios aspectos que no pueden obviarse: En primer lugar la lamentable situación del sistema sanitario público del país, con hospitales que no reúnen las condiciones de infraestructura para atender a la población, sin el equipo necesario, desabastecidos en cuanto a insumos y medicamentos, sin suficientes médicos, enfermeras y demás personal sanitario, los que muchas veces deben cumplir con sus funciones sin las condiciones elementales para que se garantice su higiene y seguridad, lo que se ha profundizado con la situación actual, esto a pesar de las millonarias cantidades de dinero que con “bombos y platillos” los funcionarios del gobierno han anunciado para atender la emergencia.

Si bien es cierto que ningún país en el mundo estaba preparado para enfrentar una crisis como la ocasionada por el coronavirus, las medidas que se adoptaron en el país fueron tardías y poco contundentes, ya que el cierre de las fronteras para el caso, se implementó hasta que se confirmaron los primeros dos casos en el país, es decir hasta que el “enemigo estaba adentro”, o la falta de seguimiento y control de las personas provenientes de países en los que la epidemia se había propagado, como España o Italia, lo que quedó demostrado con lo ocurrido con la denominada “paciente cero”.

Tampoco se puede dejar de mencionar lo ocurrido con los 140 ventiladores comprados por el gobierno, y que deberían ser utilizados para atender a los afectados por el coronavirus, los que resultaron no ser adecuados para tal fin, por lo que una vocera del gobierno se limitó a afirmar que “eso fue lo que se encontró, eso fue lo que se compró”, y es que si bien es cierto se trata de equipo de alta demanda en el mundo, se debió tener la suficiente previsión para adquirir los mismos con suficiente anticipación.
De igual forma, lamentable la avaricia de algunos comerciantes, quienes aprovechándose del miedo colectivo, han aumentado considerablemente los precios de productos esenciales como alimentos o insumos de limpieza, o han acaparado los mismos con el afán de crear escasez y que aumenten los precios, y qué decir de la falta de solidaridad y empatía de algunas personas con respecto a los que menos tienen o los que han llegado al extremo de politizar la entrega de las ayudas o el que se alegra porque en países vecinos se han detectado casos, todo porque sus gobernantes no son de su agrado.

A pesar de lo anterior, y de lo desolador que puede parecer el panorama, es digno de mencionar la invaluable labor de médicos, enfermeras, personal de aseo, bomberos, policías, militares, quienes arriesgan sus vidas y su integridad para atender a los afectados en medio de la crisis, muchas veces sin contar con una simple mascarilla o un par de guantes, o aquellas personas que desinteresadamente y de forma anónima, ayudan y comparten con el que más necesita en estos momentos, a ellos solo resta decirles, muchas gracias, los verdaderos héroes no llevan una capa.
En cuanto a la población, es momento de mantenerse unidos, para hacerle frente a la epidemia, cumpliendo con todas las medidas de higiene, y acatando el toque de queda impuesto por las autoridades, a efecto de no propagar el virus.

Finalmente, cuánta falta le hace a Honduras en estos momentos de crisis, un verdadero líder, que transmita fe y esperanza, que pueda infundir tranquilidad y serenidad, que sea capaz de convencer a la población de que a pesar de lo difícil del camino, el país se levantará y saldrá adelante.
Hoy más que nunca: que Dios bendiga a Honduras y su gente.

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Twitter: @rpaganr

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