Nuevas y necesarias leyes

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30 de marzo de 2020
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02:47 am
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Nuevas y necesarias leyes

Por Otto Martín Wolf

No soy diputado pero, en cuanto pase esta crisis, voy a presentar una moción al soberano Congreso Nacional y después de ser aprobada y sancionada por el ciudadano Presidente de la República, abogado Juan Orlando Hernández Alvarado y que entre en vigencia cuando sea publicada en el Diario Oficial La Gaceta, para que  prohíba ciertas expresiones periodísticas que desde hace tiempo me están volviendo loco.

Por ejemplo: por qué,  cuando asesinan a una mujer, los locutores encargados de cubrir la noticia se refieren a ella como “fémina”?
El masculino de “fémina” es precisamente ese -masculino- pero cuando matan a un hombre no dicen “el masculino” sino que, como corresponde, el hombre.

El término fémina no es empleado cuando una dama gana un concurso, se gradúa de algo o recibe un reconocimiento. Nunca oímos que digan: la fémina se encuentra de cumpleaños.
Por esas razones debe prohibirse por ley el uso de la palabra fémina.

Los incendios deben dejar de ser “voraces”. Existen muchas palabras para referirse a ellos y dar una idea de la magnitud de los mismos, por ejemplo: terrible, espantoso, llamoso,  caliente y hasta fogoso.

De igual manera jamás deben hablar de lluvia “pertinaz”, en su lugar existe copiosa, persistente, abundante y -también- mojada.
Nunca más los locutores deben decir “la estatal eléctrica”, se llama Empresa Nacional de Energía Eléctrica o, simple y cómodamente la ENEE.

El agua debe dejar de ser el “vital líquido” y volver a llamarse única y exclusivamente agua (de sobra sabemos que el agua es líquida y, también, vital).

Debe castigarse con 30 días en un batallón o 30 mil lempiras de multa a todos los que en lugar de decir café, se refieran a este como “el aromático”.

La máxima casa de estudios debe quedar prohibida (no se alegren, de todas maneras ahí casi nunca hay clases) me refiero a su nombre, se llama Universidad Nacional Autónoma de Honduras o, UNAH y punto.

Los locutores que digan “a esta hora de la mañana” pero nunca dicen la maldita hora, deben ser condenados a tomar un curso de “cronometría” de inmediato, de lo contrario se les prohibirá pronunciar palabra durante una semana seguida, aún con el riesgo de que -literalmente- exploten por no poder hablar y decir burradas.

Cuando se cometa un delito en un “conocido centro comercial”, deben decir de cuál se trata -con nombre y apellido- ya que existen en Honduras 18 centros comerciales mayores y 37,418 entre menores,  pequeños y enanos, si nos van a informar digan dónde ocurrió.

También, cuando aparezca un muerto en “un conocido hotel”, será obligación decir el nombre, para eso se lo pusieron y lo registraron en el Registro de la Propiedad.

Si ahí lo mataron, pues deben decirnos cómo se llama. De lo contrario que no den la noticia del todo, como si fuera una gran novedad un muerto por aquí y cuatro por allá.

Todos los noticiarios  amarillistas, deben unificar la forma de referirse al suceso más reciente, que por ley debe ser: última hora.
De ahí en adelante deben quedar terminantemente prohibidos: último minuto, último segundo, bombazo, cachimbazo, emergencia informativa y similares, al igual que se deben eliminar las sirenas, luces rojas parpadeantes y otros ruidos escandalosos con los que nos azoran cada vez que están tratando de llamar la atención.

Finalmente, estoy por decidir si las “dantescas escenas” de un asesinato se deben mostrar tal y cual son, o si se debe poner un “blur” o difuminado sobre la masacre o el cadáver ensangrentado; queremos verlo o no queremos verlo?

Yo creo que sí, queremos verlo.

Ninguna masacre que se respete debe tener un “blur” encima.
Pero voy a dejar pendiente este punto en mi moción.

Cronometría: Parte de la física que se encarga de la medición del tiempo.

ottomartinwolf.com
[email protected]

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