Por Nery Alexis Gaitán
El pueblo hondureño es generoso. Eso lo hemos visto en cada tragedia que como nación hemos enfrentado. Dos huracanes nos han golpeado fuertemente, pero el corazón magnánimo de los hondureños ha permitido que salgamos adelante y hemos reconstruido lo que se había perdido.
Hoy de nuevo estamos enfrentando una pandemia con serias consecuencias para nuestra vida. Y, aunque de momento los contagiados son pocos, las proyecciones indican que el número aumentará; y ya hay varias víctimas mortales.
Es urgente que todos seamos más conscientes y nos cuidemos tal como lo indican las autoridades sanitarias. Y, por sobre todas las cosas, no debemos salir de casa, a menos que sea estrictamente obligatorio; en tal caso solo deberá salir un miembro de la familia y al regresar, deberá efectuar el protocolo de limpieza que ya todos conocemos.
A estas alturas es inadmisible que algunos hondureños irresponsables salgan a la calle sin ninguna medida de protección y sin guardar la distancia correspondiente. Esa actitud solo acarreará que la enfermedad se propague con terribles consecuencias para nuestra vida.
En esta tragedia que estamos viviendo no podemos dejar de reconocer los esfuerzos que hasta el momento está haciendo el gobierno. Ya empezó a repartir alimentos a los más necesitados, aquellos que viven del día a día; esperamos que esta distribución de alimentos continúe con efectividad, y es muy loable que se esté distribuyendo sin colores políticos ni discriminación de ninguna índole.
Otro tanto podemos decir de los insumos y medicinas para enfrentar esta enfermedad; aunque hay que decirlo, faltan medicinas, lugares apropiados para atender a los infectados y material de protección para los empleados de la salud. El gobierno debe proveer a la brevedad posible lo más urgente para poder hacerle frente al coronavirus.
En esta tragedia es justo reconocer el valioso trabajo efectuado por todos los empleados de la salud, que aún sin tener todo lo necesario para su protección están al pie de la bandera ayudando a los enfermos. Lo mismo podemos decir de las demás autoridades civiles y militares que se han unido para atender y orientar a la población.
También es plenamente visible la generosidad de personas, que sin ninguna intención politiquera, han salido a ayudar a los más necesitados. Así hemos visto cómo andan repartiendo productos de primera necesidad. Estas personas, particulares, algunos comerciantes y empresarios, están demostrando un alto grado de generosidad, para ellos nuestro reconocimiento sincero.
Pero como de todo hay en la viña del Señor, también hemos visto empresarios mezquinos y que no se conduelen ante la tragedia que estamos viviendo. No quieren reconocer los días que los empleados no han trabajado (violentando así la ley, porque esta ausencia no es culpa de los empleados). Y más aún, han solicitado un cierre formal de sus empresas por 120 días.
Eso es inhumano, ¿cómo van a vivir estas personas sin salario durante cuatro meses y agravado por la pandemia que estamos enfrentando? El gobierno no debe permitir tal atrocidad por parte de estos empresarios mezquinos.
Otros que se han desaparecido durante esta crisis son los políticos de siempre, que están demostrando una vez más que no les interesa el bienestar del pueblo hondureño. Han dejado solo al gobierno ya que en ningún momento han hecho acto de presencia para ser parte de los programas de asistencia.
Es evidente que su perfil político anda por los suelos, evidenciando que en verdad son: avorazados a los cuales solo les interesa su propio bienestar. Pero, como toda experiencia debe dejarnos algo positivo. En este caso el pueblo no debe olvidar a todos aquellos que le dieron la espalda durante esta crisis, y jamás deben volver a votar por ellos.
¡Con la ayuda de Dios, los hondureños saldremos adelante de esta crisis!
