Estigma ideologizado de los derechos humanos

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1 de abril de 2020
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12:44 am
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Estigma ideologizado de los derechos humanos

Por Ángela Marieta Sosa
Especialista en derechos humanos

En mi experiencia, como profesional independiente y servidora estatal, desarrollada a nivel nacional en Honduras, en espacios como: el Consejo Regional del Valle de Sula, sociedad civil, comunidades remotas, líderes religiosos, adultos mayores, grupos gremialistas (médicos y abogados), pueblos indígenas, mujeres defensoras de derechos humanos, proyectistas de leyes, servidores estatales, policías, militares, policías militares, congresistas, estadígrafos, investigadores científicos, identifiqué algo en común en todos y todas, el “estigma ideologizado de los derechos humanos”, partiendo del individualismo y la poca importancia en el tema, por la falta de credibilidad en que los “derechos humanos podrían ser una realidad”.

Recuerdo cuando estaba ante el Consejo Regional del Valle de Sula, que ahí participaba un representante de los adultos mayores, un señor que dio cátedra de las buenas costumbres ancestrales para refutar una postura, exclamó: “¡Soy padre de diez hijos, y por culpa de ustedes los derechos humanos, uno de mis hijos me dijo, que si lo castigaba, llamaría a la fiscalía… nos tienen arruinados!”.

Asimismo, fui increpada por muchos participantes, sobre la información educativa que les facilitaba y pude sentir sus miradas llenas de incredulidad, evidenciando un lenguaje corporal de comparecencia forzada, lo cual era desmotivante, para alguien que con convicción se para a dar la cara por los DH; recuerdo también, en otra ocasión, que se levantó una mujer y llena de impotencia me dijo: “mi esposo me quiso matar”, no lo logró y presenté denuncias…, ¡y ustedes los derechos humanos no hacen nada!

Podría llenar siete libros, y probablemente lo haga, narrando todas las experiencias vividas, positivas y negativas, sin embargo, hoy solo deseo hacer un enfoque diferenciado, sobre la importancia de las capacidades intelectuales, cruzadas con las experiencias en campo. Lo cual, difícilmente los exclusivistas del intelectualismo pueden saber, y mucho menos salir de la burbuja en la que viven, sino tienen, ni formaron su conciencia, en cuanto a que para las mayorías de las personas, los derechos humanos no son una realidad, ni sentida, porque no reconocen el protagonismo que por ser humano ya poseen, ni vivida, puesto que no hay cultura de respeto por los DH, lo cierto es que no se empoderan como deben, ¡salvo!, que crean que han sido violentados, y es entonces, cuando repiten patrones ejemplificados, de reactividad conflictiva, que lejos de avanzar en el proceso, obstaculizan la solución esperada.

Actualmente Honduras, como muchos países del hemisferio, ha ratificado ciento noventa (190) instrumentos internacionales, entre convenios, tratados, cartas, acuerdos, protocolos facultativos y enmiendas de derechos humanos, derecho internacional humanitario, en un período de tiempo que va desde el año mil novecientos veintiocho (1928) con el Convenio de la Habana sobre Neutralidad Marítima, hasta el dos mil diecinueve (2019) con las enmiendas al Convenio conocido como “MLC, 2006”, que establece unas condiciones mínimas de trabajo y de vida para todos los trabajadores de barcos que enarbolan pabellones de los países que lo han ratificado; ¡increíble!, y todos los tratados referidos, son garantes desde la escritura de los derechos fundamentales de los más de 9 millones de hondureños y hondureñas que coexisten en nuestro Estado.

Con estas narraciones y datos citados, solo pretendo elevar mi preocupación, a los que deben fajarse derivando del marco jurídico nacional e internacional, acciones, programas y actividades culturales concretas, que deben impactar a las mayorías, en la garantía, prevención y reacción estructurada, sistemática y organizada, que conducirá a la obtención de una cultura de respeto a los derechos humanos y la construcción de la paz, por medios pacifistas y no conflictivos.

Todos y todas somos protagonistas, cuando de derechos fundamentales se trata, cada uno posee un rol, ni el gobierno, ni las estructuras de seguridad del Estado son enemigos de la población y el bienestar social al que todos apuntamos, son más bien, el instrumento orgánico de derecho, para lograr conquistas sociales, que deben ser tomadas con estrategias de diálogo, mediación y ponderación de derechos en conflicto, y no con profundización de heridas sociales, que hace días debimos sanar por medio del perdón social, que no ha sido trabajado.

El objetivo es claro, percepción objetiva de los DH, pero hay que trabajar, recuperando la credibilidad y la esperanza, capitalizando a través de una cultura de respeto de los derechos humanos, la voluntad de cada hondureño y hondureña, que cada cuatro años, elige a quienes les gobernarán haciendo valer las garantías sobre la dignidad humana. No es el individualismo terco, lo que nos hará avanzar, es juntos que podremos conquistar y progresar en un país tan necesitado de hacer realidad día a día los DH.

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