¿A ENREDAR FUE QUE VINIERON?

OM
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2 de abril de 2020
/
09:06 am
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¿A ENREDAR FUE QUE VINIERON?

MÁS que inaudito sería, de ser cierta la información divulgada ayer en horas de la tarde: “Fuente gubernamental, confió a este rotativo que unos funcionarios que llegaron del Banco Mundial a respaldar en asuntos económicos y financieros, más bien han complicado los esperados desembolsos que el país ocupa para encarar la emergencia del Covid-19”. “Cuando se esperaba que los organismos multinacionales recurrieran en auxilio de las naciones más vulnerables, los economistas Sabino Escobedo, Carlos Gómez y Florencia Castro Leal, han intervenido para trancar iniciativas del banco regional, ya previstas dentro de un plan que elabora el BCIE de respaldo a los socios centroamericanos”. “Los hondureños vieron con buenos ojos la información divulgada hace unos días que el “FMI y BM pidieron al G20 que los pongan a cargo de esta tarea de evaluación para hacer la lista de países con una deuda insostenible, y trabajar en una reestructuración”.

“Dijeron en un comunicado que «invitamos a los líderes del G20 a encomendar al Grupo Banco Mundial y el FMI estas evaluaciones, incluyendo identificar los países con situaciones insostenibles de deuda, y preparar una propuesta para una acción abarcadora de parte de los acreedores bilaterales» en términos financieros y de alivio de deuda”. “Los países que podrían beneficiarse por este llamado del BM y el FMI son aquellos elegibles según los criterios de la Asociación Internacional de Fomento (AIF por sus siglas en español), que forma parte del Grupo Banco Mundial y presta a los países más pobres dinero a tasa cero o realiza donaciones para programas económicos o sociales”. “En América Latina y el Caribe naciones como Haití, Honduras, Nicaragua o Guyana forman parte de este grupo de países más pobres”. “Eso sería la posición del Banco Mundial en los cónclaves internacionales, lo que parecería una posición distinta de los altos funcionarios acreditados aquí en Honduras, que lejos de solidarizarse con las necesidades del país, más bien intervienen para poner trabas”. “Ya el Fondo Monetario Internacional (FMI) aprobó el desembolso de 143 millones de dólares para Honduras, como parte de los acuerdos Stand-by y de Facilitad de Crédito aprobados en julio del 2019, para combatir la pandemia del coronavirus. Se ignora hasta ahora, cuál sea la acción emergente tomada por el Banco Mundial para asistir los apuros de estos países necesitados”. (Hasta aquí la nota periodística). Sin embargo, en este mismo espacio de opinión advertimos sobre la parsimonia de las aves agoreras y sus tías las zanatas. El FMI soltó el monto de lo que normalmente se esperaría en tiempos normales, contemplado en el acuerdo. Pero no estamos en tiempos normales, se trata de una gigantesca crisis de desequilibrio que podría igualar los momentos oscuros que se vivieron durante la gran depresión.

 

Repetimos lo que decíamos ayer. El gobierno debe proveer acciones y medidas para lidiar con la emergencia, pero sobre la marcha –relajar medidas fiscales y monetarias al sector productivo– y atender todo lo demás en peligro de implosión. Las instituciones del sistema financiero deben hacer lo suyo. Moratoria a los clientes, recursos para financiar la transición, pero ocupan consideraciones del Banco Central. Y lo interno no funciona si los multilaterales no asisten ya. No mañana ni a cuentagotas. Las exigencias a las multilaterales deben ser mucho más agresivas de parte de la autoridad económica y financiera. Y estas instituciones no pueden –al estilo AMLO copiando a Salinas de Gortari– salir con que “ni los veo, ni los oigo”. Dejamos por último al BCIE porque ese es el banco regional. Es la primera gaveta con que cuentan estos países. Pero –esperemos que sacudiéndose la parsimonia y actuando de inmediato– respondiendo con medidas, recursos, a lo grande, no en gotero. Ya debieron haber convocado a sus gobernadores para salir con un paquete gigantesco. Hay que ser diligente y creativo. Con soluciones fuera de la caja –tampoco como el avestruz metiendo la cabeza en la tierra– no las habituales. Hoy. Pero si los indicados a desbloquear atolladeros a lo que vienen es a atascar las iniciativas. Si los llamados a asistir en forma solidaria más bien enredan, y si la burocracia internacional no se sacude la modorra para actuar a la medida del desastre que nos cayó encima, no habrá mañana y mucho menos día después.

 

 

 

 

 

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