El vivir al día

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4 de abril de 2020
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12:11 am
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El vivir al día

Por: Mario E. Fumero

En nuestros países latinoamericanos más del 60% de la población vive en condiciones de suma pobreza, y comen del trabajo diario, careciendo a veces de lo básico para suplir sus necesidades diarias, y tristemente algunos gastan más en caprichos, que en hacer provisión para la época de crisis, sin pensar en los tiempos difíciles que vivimos.

Por regla general, los latinoamericanos no estamos acostumbrados a hacer provisión para enfrentar los tiempos difíciles que podrían venir, y tanto ganamos, así gastamos, y nunca tomamos la precaución de pensar en el mañana, y aunque es cierto que cada día tiene su afán (Mateo 6:34), como enseñó Jesucristo, no podemos obviar que vivimos tiempos de crisis, por lo cual debemos planear una economía austera para poder enfrentar cualquier desastre natural, ecológico o biológico, como la pandemia que ahora mismo sacude a la humanidad, y para la cual no estábamos preparados.

Muchas personas han abandonado los campos y la vida rural, para vivir amontonados en las grandes ciudades, creándose barrios marginados que carecen a veces de agua y sanidad. El hacinamiento, unido a la pobreza y el desempleo, son los aliados más grandes de la miseria, y nos conduce a una económica de crisis que tristemente dispara los índices de hambre, como la que actualmente estamos viviendo frente a la pandemia del coronavirus.
Es imposible pedirle a los que apenas ganan para vivir un día, el que puedan estar preparados para abordar estas crisis, y poder obtener los recursos para alistar una provisión alimenticia estratégica para el mañana frente a un toque de queda, pero es ahí en donde tenemos que mostrar la solidaridad cristiana y debemos contribuir a crear recursos de emergencia para los que menos tienen, y hacer realidad la enseñanza del apóstol Pablo en 2 Corintios 8:14 “no para que en este tiempo, con igualdad, la abundancia vuestra supla la escasez de ellos, para que también la abundancia de ellos supla la necesidad vuestra, para que haya igualdad”, lo que revela el principio de la solidaridad cristiana. Debemos enseñar a algunas familias que tengan un terrenito, el desarrollar huertas en sus casas con hortalizas, y buscar opciones para enfrentar la crisis que ya está, y las que vendrán, porque indudablemente vivimos tiempos peligrosos en donde debemos limitarnos a no gastar en cosas superfluas, cuando hay necesidades más imperiosas, y pensar en una provisión estratégica para épocas de crisis.
Es curioso ver en algunas zonas de los barrios más pobres de las grandes ciudades, casas hechas con tablas de orillas y a veces de plástico, donde quizás no tienen qué comer, pero sí cuentan con un televisor de pantalla plana, antena satelital y equipo de sonidos, sin embargo, carecen de un congelador y apenas les ajusta lo que ganan para comer. Esto refleja que lo superfluo opaca lo lógico, principalmente en los que menos tienen. Los latinos somos propensos en no planear nuestra economía, improvisar y gastar más de lo que podemos, sin pensar en el mañana.

Es necesario aprender a tener una provisión de alimentos no perecederos para hacer frente a las crisis que vendrán, y aprender a desarrollar una cultura de planificación, para poder superar la hambruna que indudablemente aparecerá en los tiempos difíciles que actualmente vivimos, amenazados por muchos peligros naturales, ecológicos y biológicos, y aunque es cierto que cada día tiene su propio afán, debemos pensar que los tiempos son malos, y no está demás prepararnos para superar la gran crisis que se avecina, principalmente en las regiones más desposeídas de América Latina.

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www.contralaapostasia.com

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