Solidaridad

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6 de abril de 2020
/
12:24 am
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Solidaridad

Por Nery Alexis Gaitán

Mientras se goza de bienestar abundan los amigos, aquellos que le hacen cara bonita a uno, siempre que les esté proveyendo algún servicio o dinero. Son atentos, serviciales, melosos; es decir, hipócritas. Pero cuando la rueda de la fortuna gira en nuestra contra, desaparecen como por arte de magia; se los traga el vendaval del desagradecimiento.

En tiempos de crisis, de grandes necesidades, es cuando verdaderamente conocemos a las personas tal como son. Solo aquellos que abrigan valores en el alma nos tenderán la mano ante la adversidad; serán solidarios con nuestro penar y nos auxiliarán en la medida de sus posibilidades.

Hoy, el pueblo hondureño está viviendo una tragedia de grandes proporciones. La pandemia del coronavirus ha prácticamente paralizado al país. La actividad económica está rayando en la ruina, afectando a la mayoría, desde grandes hasta pequeños comerciantes.

Es una tragedia para todos aquellos que viven el día a día, que sin tener recursos, deben trabajar para ganar el pan diario. Su situación es lamentable y sus familias sufren por no poder comer tal como se debe. Es incuestionable que todos, de una forma u otra, sufriremos por esta crisis sanitaria.

Pero, si es cierto que el pueblo en este momento tiene grandes necesidades, no podemos desconocer las manos generosas de todos aquellos que están haciendo llegar alimentos a los necesitados. Para ellos va nuestro aplauso humanista y nuestro profundo agradecimiento.

Tampoco podemos dejar de reconocer el trabajo que actualmente está realizando el gobierno y demás autoridades civiles y militares. Aunque hasta el momento no se cuenta con todos los insumos necesarios, sí se han abastecido en la medida de lo posible los hospitales y diversos materiales de bioseguridad para hacerle frente al COVID-19. Dar números de lo distribuido es innecesario.
Asimismo empezó una distribución de alimentos de primera necesidad para aquellos que están en carencia alimenticia. Y se sigue distribuyendo esta ayuda por barrios y colonias sin distinción alguna, beneficiando así a los pobres.

El problema, como siempre, son aquellos que todo lo niegan, que cargan el lastre del desagradecimiento. En primer lugar, algunos sectores deben tener paciencia mientras llegan los alimentos. Y en segundo lugar deben ser agradecidos, que aunque es función del gobierno velar por el bienestar de la población, no está obligado el gobierno mismo a resolverle la vida a todo mundo. Pero sí ayudar a paliar esta crisis que nos agobia y en ello vemos que está haciendo esfuerzos muy loables.

El desagradecimiento también está presente en la mayoría de los políticos que, mientras todo está normal, andan abrazando a sus electores, tomándose fotos y dando declaraciones. Pero, cuando el pueblo los necesita, le dan la espalda. Los políticos de oposición se han invisibilizado durante esta crisis.

Si en verdad amaran al pueblo, tal como proclaman a los cuatro vientos, inmediatamente se hubieran integrado a comisiones de ayuda a los más necesitados. En este momento no se trata de que estén a favor o en contra del gobierno, sino que demuestren su amor por los pobres, teniendo una participación activa para paliar esta crisis.

Es lamentable, pero esta ha sido y es la actitud de los políticos de oposición, que no se conduelen del dolor de los pobres. Ahora, en estos momentos de necesidad, debieron dar la cara por Honduras. Pero su desagradecimiento es evidente. Para lo único que sirven es para criticar las acciones del gobierno, negando todo lo bueno que la administración nacionalista realiza.

No hay que olvidar que en este momento difícil que estamos viviendo, todos debemos hacer nuestra parte. Para empezar, es nuestro deber quedarnos en casa, y luego, cuando volvamos a las actividades normales, debemos trabajar por el bien común y el de nuestras familias.

¡Dios bendiga a Honduras!

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