EL POPULISMO Y LOS MOLINOS DE VIENTO

OM
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7 de abril de 2020
/
12:50 am
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EL POPULISMO Y LOS MOLINOS DE VIENTO

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EL populismo latinoamericano poco a poco se topa con el espectro macabro de la cruda realidad. La crisis no responde a una ráfaga alocada de Twitter, ni se doblega ante un frenesí populachero de mensajes, golillas y desplantes por las redes sociales; ni la enfermedad se ahuyenta porque alguien la tilde de “histeria”, entre una borrasca de disparates en portugués; ni se amaina porque un charlatán pregone la cura con un “interferón” que le mandaron de Cuba a cambio de barriles repletos del pesado crudo que les obsequia; ni perdona las recomendaciones que algunos de ellos dan al ingenuo público de boquiabiertas, que se junten, se besen, se abracen, se den chapuzones en las playas y festejen en las calles jugando “materinerinerero”, coman en el mismo plato, si los mexicanos resisten, porque como “México no hay dos”.

Pues bien. Ya comienzan las críticas en las columnas de opinión, al manejo de la crisis del gobierno de López Obrador. “Era el momento del presidente López Obrador. La oportunidad de mostrar que la nave tiene capitán y que este sabe cómo sacarla de las aguas tempestuosas en las que se ha metido”. “Las crisis han hecho grandes a los mandatarios que han sabido sortearlas. El país y el mundo esperaban un discurso histórico de AMLO”. “Pero no. El Ejecutivo hizo un copy paste de sus lugares comunes, las frases que repite en las conferencias mañaneras, un día sí y otro también”. Otro columnista arremete: “Ayer, efectivamente, el promocionado mensaje del tabasqueño decepcionó a quienes esperaban que atendiera el generalizado reclamo del empresariado”.  “Ninguna atención prestó a las acciones que los líderes cupulares le propusieron como necesarias y urgentes para enfrentar la contingencia”. Y un tercero comenta: “No, no habrá un plan económico de reactivación de la economía. No, no habrá rectificación en la política económica”. “Es más, según el presidente López Obrador, México fue uno de los primeros países “del mundo” en advertir de la pandemia y en tomar medidas en contra de ella (hace 15 días el propio presidente decía que había que abrazarse y hace tres semanas sostenía que el COVID-19 no era nada grave)”. “El Presidente asegura que creará, a fin de año, dos millones de empleos, pero sigue confundiendo el entregar un apoyo asistencial a un adulto mayor, a un joven, a una madre soltera, con un salario y un empleo. No lo son. No son empleos, los empleos los crea, prioritariamente, la iniciativa privada”.

“Es verdad que la crisis será transitoria, pero si no se toman medidas para preservar el aparato productivo será, para nosotros, estructural”. “Buda decía que el dolor es inevitable y el sufrimiento opcional y en economía pasa lo mismo: los choques, dicen los especialistas, son inevitables y las depresiones opcionales”. Otro columnista le toca lo medular: “Los molinos de viento, y la lucha denodada en contra de enemigos imaginarios, con tal de imponer una visión distorsionada de una realidad que, en la obra original, solo hacía sentido para una persona pero que, en nuestra versión tropical, fue compartida por treinta millones de votantes dispuestos a creer en un idealismo quijotesco”. “Un idealismo que esconde –detrás de la fachada del héroe que parece estar luchando por un bien absoluto– la falta de interés absoluta por lo que está pasando en el resto del mundo, y pone –de manifiesto– la imposibilidad de ver más allá de las propias ideas”. ¿Para qué quería ser presidente? “Un emperador, cuya desnudez no alcanza a percibir por sí mismo, en tanto el resplandor del poder no le permite ver sus propios defectos”. “Un emperador, cuya apreciación de la realidad no admite –ni siquiera– la fisura en sus planes de una pandemia que le obligue a modificar la conversación y que, como el Quijote, aplica su voluntad al exterior sin ser capaz de ver más allá de aquello que le acerque a la hazaña a la que se siente llamado”. “Un señor que no puede ver más allá de sus propias obsesiones, y que hoy arrastra a un país entero en su delirio”. (Hasta aquí un resumen de citas, pero hay más).

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