Blanco, verde y azul

ZV
/
10 de abril de 2020
/
12:48 am
Síguenos
  • La Tribuna Facebook
  • La Tribuna Instagram
  • La Tribuna Twitter
  • La Tribuna Youtube
  • La Tribuna Whatsapp
Blanco, verde y azul

Carolina Alduvín

Por: Carolina Alduvín

Hay demasiada información disponible acerca de la evolución de la actual pandemia, a veces, es difícil distinguir entre lo que es cierto, lo que es tendencioso y, lo que definitivamente es erróneo o falso. Lo que escuchamos cuando la infección, desde China pasó a Europa, era que la tasa de letalidad rondaba el 2%; los datos oficiales de Honduras, que se dan a conocer todos los días en cadena nacional, cuadruplican el estimado. La edad promedio de las víctimas fatales está muy por debajo de lo que se dice es el grupo más vulnerable y el número de casos positivos crece con mayor rapidez de la esperada. En los comunicados oficiales leemos disposiciones sensatas que, lamentablemente no se acatan en la medida necesaria y, además son cuestionadas, por parecer ineficaces, por otras prioridades, o porque generan otros problemas.

Por ejemplo, en cuanto a los cierres, se comentó que al anunciarse las primeras dos contagiadas, el país se cerró por completo, luego cuando hubo seis, se paralizó el país por completo; al haber 26, abrieron gasolineras y supermercados; a los 36, abrieron bancos y cooperativas y, a los 67, se reabrieron vuelos internacionales y fronteras tanto marítimas como terrestres. Como corolario al reclamo, se ironiza sobre la improvisación de las autoridades; sí, luce ilógico y, debe ser muy fácil criticar cuando no se está en la línea de batalla. A todas luces, nadie tiene experiencia en esto, ninguno de mi generación había pasado por esto y, si preguntamos a nuestros mayores, tampoco. Nuestras autoridades reaccionaron incluso antes que el titular de la OMS declarara oficialmente la pandemia como, por cierto tarde, ya que antes prefirió ceder a numerosas presiones que lo instaban a no hacerlo oportunamente.

Así que, primero actuaron con el rigor necesario y, al paso de los días, han ido modificando de acuerdo a las diversas presiones, situaciones y excepciones que van surgiendo; sin olvidar que, la ciudadanía tampoco ayuda cumpliendo con su parte, en la mayoría de los casos. El reingreso de hondureños, en el papel lo autoriza se ve bien; sin embargo, me consta que ha permitido igual el de nacionales de otros países, sin la debida reciprocidad. Hay irregularidades, como la retención indebida de pasaportes, en tanto que no son los de azul quienes se quedan con ellos, son los de blanco, quienes, en vez de atender en centros de salud, están interrogando viajeros, en vez de constatar el estado de salud de los mismos, ni siquiera toman la temperatura, mucho menos aíslan a los sospechosos.

En lugar de eso, mienten sobre la hora de traslado al hospital más cercano, reteniendo a los retornantes todo el tiempo que se les antoja, alegando que se tiene que reunir cierto número para ir a la ciudad. Cierto es que, el transporte es limitado, pero también lo es que el riesgo de contagio aumenta con cada ocupante en un vehículo, y lo menos que aceptan reunir son 10, o que venga el próximo autobús desde el país vecino y, al ser el país vecino aun receptor de viajeros de todas partes, pues las probabilidades de contagio, de parte de infectados asintomáticos crecen exponencialmente. Si se les argumenta en este sentido, como toda persona sin criterio, se limitan a encogerse de hombros y alegar que son órdenes, lavándose las manos.

Los abogados sugieren que para que tales situaciones sean comprobables, se grabe en vídeo el decir y actuar de estos servidores públicos; resultado, los de blanco se molestan y gritan que grabar es prohibido, los de verde dicen que está bien, que los ciudadanos estamos en nuestro derecho e impiden que los de blanco arrebaten celulares, mientras que los de azul hasta sonríen para la cámara. Eso sí, todos se tiran la pelota unos con otros para no documentar en tiempo y forma. Dadas las situaciones en que algunos retornados repelieron la estadía en albergues cercanos a la frontera, se entiende que se busquen mecanismos para que el viajero no se salte la cuarentena, pero está la manera amable de los de azul, la actitud vigilante a respetuosa distancia de los de verde y, la prepotencia de los de blanco en las fronteras.

Donde pertenecen los de blanco, lo están haciendo lo mejor que pueden, con la precariedad de siempre y hasta acentuada, con valor a toda prueba, con entrega en la medida de sus fuerzas. A ellos, todo el reconocimiento y el aliento que necesitan y merecen, que se les otorgue todo lo necesario para su seguridad personal y de los suyos, su insustituible labor y su salud mental.

Más de Columnistas
Lo Más Visto