Humanidad en crisis

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10 de abril de 2020
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12:52 am
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Humanidad en crisis

Por: Angela Marieta Sosa
Especialista en Derechos Humanos

La progresividad de los Derechos Económicos, Sociales y Culturales (DESC), en el mundo, en el contexto del COVID-19, se ve detenida y en el peor de los casos “suspendida”, y el principio de regresión, que usualmente se contrapone al principio de la progresividad, se volvió “regresión real”, pues aunque un derecho haya sido formalmente reconocido como inherente a la persona humana, y esté irrevocablemente integrado a la categoría de aquellos derechos cuya inviolabilidad debe ser respetada y garantizada, la realidad es diferente, y la utilidad de un derecho fundamental reconocido se vuelve una utopía.

El Secretario General de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), el primero de abril de este año (2020), alertó sobre lo que se está viviendo, expresando “No es una crisis financiera, sino una crisis humana”, se trata de la mayor debacle observada desde la Segunda Guerra Mundial.

Y ya que se nos trajo a la memoria, la Segunda Guerra Mundial, la humanidad, desde aquel entonces, ha tenido la oportunidad de demostrar que todo sería diferente, pero ¿qué fue lo que realmente cambió?, ¿la forma de hacernos daño y autodestruirnos?, creamos instrumentos y organismos internacionales cuyo sentido de creación organizacional apuntaba a la no repetición de atrocidades humanas, pero, ¿qué sucedió?, ¿en qué momento la prospectiva falló?; cada creación es una reacción al contexto, y es ahora cuando debemos identificar y medir la utilidad real de los DH y su valor agregado a la gobernabilidad.

En consecuencia, el contexto COVID-19, ha puesto a prueba la capacidad de gestión, organización y respuesta de los gobiernos del mundo ante contingencias como estas, y la credibilidad nacional e internacional de los derechos humanos, debería ser medible en estos escenarios, en ese sentido, sería interesante hacer encuestas de percepción sobre el posicionamiento y nivel de incidencia de los sistemas de protección nacionales e internacionales de DH en la ciudadanía del mundo; y quizá así evidenciemos una realidad bastante lejana de la garantía reconocida, que conduzca a transitar del sentido de reacción, control y seguimiento de la garantía, a los mecanismos de obligatoriedad consciente del cumplimiento de la misma.

Humanidad en crisis

La regresión de los (DESC), evidenciada por el contexto, obedece a factores encadenados entre gobernantes y gobernados, entre violaciones estructurales históricas por parte de los poderes públicos y no públicos; y si se trata de pasar factura, aquí todos somos responsables, nos empoderamos de la reactividad por violaciones a los DH, mas no preponderamos la prevención mediante la educación y la promoción y no medimos el alcance de la falta de educación para todos y todas.

Los Derechos Económicos Sociales y Culturales (DESC), deben ser priorizados por sistemas económicos que condicionen la satisfacción progresiva y efectividad de los mismos, a cambio podremos obtener la sostenibilidad del desarrollo económico, que sería de mucha utilidad en situaciones como la que estamos viviendo (COVID-19), una economía garantista de los DH, disminuye la vulnerabilidad ante daños directos o colaterales por circunstancias generadas dentro o fuera del país, es un mayor beneficio a un menor costo.

Creo que el fundamento heterogéneo que agrupa la economía y los DH, es acertado en cuanto a que, un derecho que no se disfruta por falta de impulso económico es derecho inexistente, un pensamiento que nos conduce al pragmatismo de la economía capitalista en la búsqueda de garantizar los derechos humanos; sobre esto, Amartya Sen, el primer economista hindú que vincula el desarrollo económico con la garantía de los derechos humanos, en uno de sus libros Desarrollo como Libertad, y el Concepto de las Capacidades, plantea las capacidades de las que cada persona dispondría para poder convertir sus derechos en libertades reales.

Debe surgir lo real, lo que día a día cada persona pueda vivir, la practicidad legal eficiente y proteccionista de los derechos Económicos Sociales y Culturales (DESC), que garantice cuestiones tan básicas como el trabajo, la seguridad social, la salud, la pertinente educación, la alimentación, el agua, la vivienda, un medio ambiente adecuado y la cultura, como también soluciones efectivas ante los conflictos de intereses, y esta enorme tarea está en manos de cada gobierno que desde la ideología que lo fundamente, debe tener claro, que los Derechos Humanos son el principio de la progresividad de toda realidad jurídica y fáctica que determina la existencia de la humanidad.

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