Señor Presidente, déjese asesorar, por favor

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10 de abril de 2020
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12:58 am
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Señor  Presidente, déjese asesorar, por favor

Carlos Medrano
Periodista
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Presidente Juan Orlando Hernández, la Biblia señala en su eterna sabiduría que “los pensamientos son frustrados donde no hay consejo; más en la multitud de consejeros se afirman”, y en Proverbios dice que los pensamientos con el consejo se ordenan y con dirección sabia se hace la guerra.

En otras palabras, en la multitud de consejeros está la sabiduría y usted necesita urgentemente expertos en el tema de salud, de virología y en el tema económico, que le muestren los diferentes caminos que se pueden seguir para, rápidamente salir de las consecuencias graves que nos dejará esta hecatombe denominada coronavirus (COVID-19).

Entendemos perfectamente que nadie estaba preparado para hacerle frente a esta problemática, ni el país más poderoso del mundo, pero ya hay lecciones de otras naciones como China que habrá que repicar para salir de este trauma lo más pronto posible.

Resumiré, los seis pasos que propone una eminencia de la medicina de EEUU, el doctor Harvey V. Fineberg, uno de los expertos en salud pública más reconocidos del país norteamericano, expresidente de la Academia Nacional de Medicina y exrector de la Universidad de Harvard, para limitar las muertes por coronavirus sin destruir la economía, y quien sostiene que tomando estas medidas los Estados Unidos podrían reactivar su aparato productivo a principios de junio.

Para Fineberg el primer paso es nombrar un comandante, que informe directamente al Presidente, que sea de plena confianza del mandatario, que tenga todo el poder y la autoridad para movilizar todos los activos civiles y militares necesarios para ganar esta guerra.

Número dos, es traer a la brevedad posible millones de tests o pruebas de diagnóstico en las próximas dos semanas. Esta fue la clave del éxito en Corea del Sur. Cada decisión sobre el manejo de casos depende de una buena evaluación médica y los resultados de las pruebas de diagnóstico.

Señor Presidente, déjese asesorar, por favor

Número tres, es suministrar equipos de protección a los trabajadores de la salud y equipar a los hospitales para un aumento repentino de pacientes graves, que creo ya el gobierno lo ha estado haciendo, presionados por los médicos en servicio social, quienes amenazaron con abandonar los hospitales.

Número cuatro, es diferenciar a la población en cinco grupos, quién está infectado; segundo, quién se supone que está infectado (es decir, personas con signos y síntomas consistentes con infección que inicialmente dan negativo); tercero, quién ha sido expuesto; cuarto, quién no se sabe si ha estado expuesto o infectado; y quinto, quién se ha recuperado de la infección y está adecuadamente inmune.

Número cinco, es inspirar y movilizar al pueblo en este esfuerzo total, todos tienen un papel que desempeñar y prácticamente todos están dispuestos. Hemos visto cómo poco a poco la gente por su propio bien ha empezado a aislarse, hay brotes de ingenio y deseos de contribuir como los trabajadores del INFOP con la construcción de un respirador mecánico.

Y Número seis, es aprender en tiempo real mientras se realiza una investigación fundamental, las decisiones para determinar la respuesta de salud pública y reiniciar la economía deben ser guiadas por la ciencia. Si descubrimos cuántas personas han sido infectadas y ahora son inmunes, podemos determinar que es seguro para ellos regresar a sus trabajos y reanudar sus actividades más normales.

La hipótesis de Fineberg es que se trata de una guerra que se gana con base en avances científicos, y las decisiones deben tomarse basadas en pruebas. En su visión, “podemos comenzar a revivir negocios de todo tipo, incluidas aerolíneas, hoteles, restaurantes y lugares de entretenimiento. Al poner dinero en efectivo en los bolsillos de las personas durante los próximos dos meses, proteger a las pequeñas empresas y liberar las restricciones de crédito, el Presidente, el Congreso y la Reserva Federal habrán posicionado a la economía para que vuelva a su normalidad una vez que el virus no esté presente.

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