EL AMOR AL PRÓJIMO

ZV
/
11 de abril de 2020
/
12:36 am
Síguenos
  • La Tribuna Facebook
  • La Tribuna Instagram
  • La Tribuna Twitter
  • La Tribuna Youtube
  • La Tribuna Whatsapp
EL AMOR AL PRÓJIMO

EL CONTAGIO Y LAS ALARMAS

EL cardenal Óscar Andrés Rodríguez, con fervorosa fe transmite esperanza a los fieles: “Vamos a superar esta pandemia del coronavirus con amor y no con egoísmos, ni mucho menos con indiferencia para el que sufre”. “Esta enfermedad, que agobia a Honduras y al mundo entero, nos pone de cara a una realidad: la muerte, que es inevitable”. “Todo mundo se creía el súper hombre, la súper mujer, y decían que la muerte les toca a otros, pero no a mí”. “Todos vamos a morir, aunque no sabemos cuándo, únicamente Dios lo sabe”. “Nos vamos a presentar ante Dios con las manos vacías, llenas de cosas o vamos a morir en paz, llenos de amor”. “Esa es la conversión verdadera, palabra que se ha quedado muchas veces en teoría”. Lo que hay que convertir es el corazón y no el cerebro, pues según los profetas “eso es lo que requiere el ser humano”. “Honduras tiene que cambiar mentalidad, si el corazón es de piedra ahí no entra Dios, pues ya está el virus de la indiferencia, falta de amor, odio y de la muerte”.

En una entrevista a LA TRIBUNA, el padre Tony Salinas dio cátedra de espiritualidad: “Uno de los serios problemas que sufre nuestra sociedad hondureña ante el COVID-19 es la desinformación por la mayoría de la población de lo que es en realidad esta pandemia. Y, uno de los temas que atañen a esta desinformación van referidos al tratamiento de un afectado dentro del ámbito familiar y social”. “Me refiero no al trato que el personal médico debe dar al paciente, que ellos lo saben de sobra, sino al que la población en general debe dar”. “Para ello hay que recordarnos algunos puntos generales a considerar siempre: Todo enfermo de COVID-19 sigue siendo persona humana, a la cual debemos dar la más alta consideración de estima y atención por su situación indefensa ante el virus. Ellos no eligieron enfermarse o hacerlo con un propósito dañino para los demás”. “Por la rapidez y facilidad del contagio, no se pueden considerar a los afectados como personas que “desechar”, o lo que sería peor, seres humanos indeseados, castigados por Dios mismo, a los que hay que insultar con improperios y con todo tipo de vejámenes”. “Una postura contraria al amor para con ellos y de respeto a su dignidad, solo revelaría en quienes la practican un alto nivel de deshumanización. Situación esta que tiene como causa primaria el miedo a morir y del destierro de sus valores que como persona seguramente hace tiempo habían ya hecho desaparecer. Olvidando la hermosa y siempre vigente regla de oro: “Trata a los demás como quisieras que ellos te trataran”. Todos debemos ponernos en el lugar de los afectados para comprender su dolor y sus penas. Ellos ya tienen el ser víctimas de la enfermedad, no les podemos agregar que sean también víctimas de nuestro maltrato y desprecio”.

“Por igual, para nosotros los cristianos, la consideración para con ellos no solo se basa en su dignidad humana, sino también en la consideración de vernos junto a ellos, “hijos de Dios”, y por ende, ‘hermanos’”. Como ha dicho el papa Francisco: “Todos estamos en la misma barca”, y desde esta consideración solo podemos vernos llamados a la solidaridad en todas sus formas. “Tomando en cuenta que la más primaria forma de solidaridad nace cuando sentimos pena por el dolor del hermano, para luego preguntarnos qué puedo hacer por ellos”. “La sagrada escritura texto fundante e iluminador para nuestra conducta, recuerda dentro de sus máximas, las siempre exigentes palabra del Señor Jesús: “En verdad les digo que, cuando lo hicieron con alguno de los más pequeños de estos mis hermanos, me lo hicieron a mí” (Mt. 25,40). Despreciar, maltratar o abandonar a uno de estos hoy débiles e indefensos hermanos, es despreciar, maltratar o abandonar al propio Jesús, así de sencillo”. “Nos sirva la Semana Santa para que, si alguien siente en su interior más profundo, el deseo de ser deshumano, ante el vecino o familiar enfermo, busque una rápida ayuda, porque está afectado de manera más grave por el virus del egoísmo, que en verdad mata y condena, no solo el cuerpo sino y sobre todo el espíritu”. “Quien actúe en contra del amor al prójimo, que hoy está sufriendo, créalo, jamás podrá ver un día a Dios”.

Más de Editorial
Lo Más Visto