Un nuevo y extraño mundo

OM
/
13 de abril de 2020
/
12:06 am
Síguenos
  • La Tribuna Facebook
  • La Tribuna Instagram
  • La Tribuna Twitter
  • La Tribuna Youtube
  • La Tribuna Whatsapp
Un nuevo y extraño mundo

Por Otto Martín Wolf

En ese nuevo mundo habrá un antes y un después de la plaga.
Cuando todo esto termine -y que conste, está lejos de terminar- qué clase de mundo, qué clase de Honduras van a encontrar los que sobrevivan?

Saldrán a la calle con ojos de asombro y comprenderán que, para su sorpresa, nada ha cambiado.

Las mismas calles, los mismos edificios, los mismos comercios -algunos con señales de haber sido saqueados- pero la ciudad y el país serán, físicamente, los mismos.

Pero no, ni Honduras ni el mundo volverán a ser iguales jamás.
Desde luego los mismos sacerdotes, profetas, santones y pastores empezarán a predicar (y solicitar dinero) diciendo que gracias a Dios y a sus oraciones los que se salvaron se salvaron.

Clamarán para su Dios el milagro de haber sobrevivido y dirán que la muerte se llevó a los que él dispuso.

Habrá siempre quienes les crean y un grupo (mayor cada vez) que comprenderán que son solo farsantes.

Algunos políticos honrados reconocerán sus culpas por la falta de previsión en hospitales, salud, seguridad, agua, empleo y tantas fallas  que la peste dejó al descubierto.

Otros, tan farsantes como los “voceros de Dios”, lanzarán la culpa a todos, menos a ellos mismos y a su falta de honradez.

Quizá es duro decirlo, pero ojalá que la peste se lleve a unos cuantos de esos indeseables.

Quizá entre familiares y amigos se hayan producido algunas bajas, son gente que no volveremos a ver y de la cual no tuvimos la oportunidad de despedirnos como hubiéramos deseado.

Algunos de ellos estarán presentes siempre en nuestra memoria, otros se desvanecerán con el tiempo.

Las fuentes de trabajo habrán cambiado. No es seguro si conservaremos el empleo, la pequeña empresa -y las grandes también- cambiarán su forma de trabajar y quizá eliminarán parte del personal, el mercado para sus productos o servicios habrá cambiado.

Pero otras que parecían solventes desaparecerán por completo, como el mundo en que prosperaron, que también habrá desaparecido.

Pero nacerán otras nuevas que tomarán su lugar o que ofrecerán productos y servicios que antes no existieron.

La ambición, la bondad, la avaricia y la corrupción serán iguales que siempre, avanzarán hasta donde se les permita, nada de eso cambiará y, sin embargo, será todo un nuevo y extraño mundo.

La lucha por sobrevivir será más dura que nunca, por primera vez en nuestro tiempo de vida habremos comprendido lo que significa morir de hambre, tal y cual  hemos visto con indiferencia sucede en otros países.

Todo será igual, pero todo será diferente.

Qué será lo que cambiará entonces?

Nosotros, nuestra manera de ver las cosas hará que nuestro mundo luzca diferente.

Habremos aprendido el verdadero valor de cosas que dábamos por descontado o que inclusive llegamos a despreciar.

Comprenderemos lo que significa la sencilla libertad de salir a la calle y la de respirar libremente y no a través de una mascarilla y en medio del temor.

Abrazaremos con más fuerza a las personas queridas que dejamos de ver durante el encierro.

La palabra vacaciones también indudablemente tendrá un nuevo significado.

Trataremos de hacer las cosas que siempre debimos haber hecho pero que pospusimos para un futuro incierto, comprendiendo que el tiempo de hacerlas es limitado y que todo puede cambiar en un instante; nuestra vida, el mundo entero.

Nuestra forma de ver las cosas habrá cambiado, comprenderemos, después de la abundancia de tiempo que nos dio la cuarentena, que el tiempo restante es poco y que hay que aprovechar cada instante de él.

Cómo será ese nuevo y extraño mundo?

Nuestros valores, prioridades y conceptos se habrán definido y afianzado.

Seremos los afortunados que sobrevivimos, los del “después” de la plaga, entrando en todo un nuevo y extraño mundo.

ottomartinwolf.com
[email protected]

Más de Columnistas
Lo Más Visto