DE LA CRISIS A LO LAPIDARIO

OM
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14 de abril de 2020
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12:58 am
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DE LA CRISIS A LO LAPIDARIO

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DILEMA rompe cocos. ¿Salvar para que no se muera la gente, o salvar para que no se muera la economía? El encierro y mantener la distancia social ha sido la táctica para capear el contagio. Pero a costa de la paralización de las actividades productivas en todos los países. El Papa en sus imploraciones pidió que “se piense en la gente no en el dinero”. El gobernante mexicano privilegió la economía sobre los mexicanos. Aconsejándoles continuar sus actividades normales; que se dieran abrazos y besos y comieran en el mismo plato. A las semanas de fatalidades y de transmisión del virus, tragando gordo, echó marcha atrás. Ahora celebra que sus compatriotas se queden en casa. Se informa, gracias a las providencias tomadas por los gobernadores, que las playas turísticas estuvieron vacías durante los días de la Semana Santa. En Brasil, con parecido enfoque gubernamental, el número de muertos se ha duplicado en la última semana. Sin embargo, todavía allá el mandatario populista no está del todo convencido. “Criticó otra vez las cuarentenas y medidas para la restricción del contacto social implantadas por muchos gobernadores y alcaldes del país, en el marco que les garantiza la Constitución brasileña: “Además del virus, ahora también tenemos el desempleo, fruto de ese ‘cierra todo’ y ‘quédate en casa’ o ‘te detengo”.

Las cifras aterradoras de muertos e infestados en Italia y España son ejemplos de lo que sucedió por tomar la epidemia a la ligera. Igual sucedió en los Estados Unidos. La administración al inicio aseguró que eso era un problema en China, pero la primera potencia del mundo tenía las cosas bajo control. Insinuó que el coronavirus era patraña política de los opositores para debilitar la economía y hacerlo perder imagen de cara a la reelección. Ahora que los Estados Unidos rompe récord en muertos y contagiados –recurriendo a paquetes multimillonarios de estímulo a la tambaleante economía y al ingreso familiar, y mientras los gobernadores de los distintos Estados han ido paulatinamente confinando a la gente en sus hogares– otra vez surge el debate sobre el tiempo que podría durar la pesadilla. POTUS –impaciente por reabrir las actividades económicas– sostiene un pulso con el etíope encargado de la OMS, que advierte sobre un rebrote. El gobierno estadounidense ha amenazado con congelar los 500 millones de euros –en plena crisis del coronavirus– que ese país aporta a la OMS. El director general del organismo ha sido lapidario: “Algunos países ya están planeando la transición desde los confinamientos y la OMS, como todos, desea que estas restricciones acaben, pero hacerlo demasiado rápido puede conllevar un resurgimiento mortal de los casos”. Luego que cruzaron el pico de contagiados y fallecidos, con la curva aplanada, entre fuertes críticas el gobierno español ha decidido una vuelta parcial a las actividades económicas. Se trata de regresar a la rutina, pero bajo nuevas condiciones. “Las empresas de aquellos empleados que retornen plenamente a sus labores deben proveer el equipo de protección adecuado y que se respete la distancia de al menos dos metros”. El gobierno se prepara a distribuir diez millones de máscaras protectoras en el sistema de transporte público. Aquí en Honduras, la orden del día es “quédate en casa”.

Toque de queda en ciertos sectores complicados. Salidas esporádicas a abastecerse de lo esencial en fechas estipuladas, pero no amontonados sino guardando prudente distancia social. El gobierno ha tomado medidas orientadas a paliar la asfixia que sufren algunas actividades. Sin embargo, esta es la punta del iceberg. Las empresas, pequeñas, medianas y grandes –las que emplean gran parte de la fuerza laboral y son el cimiento del sistema económico– sin mercado y sin ingresos, con sus trabajadores en cuarentena, requieren pagar planillas de sus empleados. Las aves agoreras y sus tías las zanatas mucho tardan en reaccionar. Y lo hacen, sin percatarse de la gigantesca magnitud de la calamidad, a cuentagotas. Hemos confiado que el BCIE, la primera gaveta con que cuentan los socios regionales, responda al tamaño del desafío. (Comprometiéndose a mantener a flote la primera libertad del sistema democrático, solidario con los medios de comunicación). El hondo calado del desquicio provocado por la paralización y el confinamiento demanda de acciones y medidas creativas; incluso distintas a lo que ocuparían los mercados si estuviésemos en una recesión cualquiera. Las respuestas no esperan días, es cuestión de horas. Si el sistema hace implosión, no habrá día después.

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