El efecto dominó

OM
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14 de abril de 2020
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01:00 am
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El efecto dominó

Por Mario E. Fumero

Cualquier calamidad que acontezca en el mundo cuando alcance magnitudes alarmantes, como la que está ocurriendo ahora con el coronavirus, no podemos ignorar que la misma tendrá un serio efecto colateral en varias áreas de la sociedad, para lo cual tenemos que estar preparados.

La magnitud de la rapidez en que viaja la infección del Covid-19 ha colapsado a los países ricos en su sistema sanitario, lo que por lógica predice que será mucho más caótico en los países subdesarrollados, como lo que está ocurriendo en Guayaquil, Ecuador, donde los muertos caen por las calles y son quemados en vez de ser enterrados. Estas escenas dantescas que solo se han visto en películas de ficción, hoy son una terrible realidad.

No cabe duda que una crisis sanitaria de estas dimensiones conlleva otras crisis colaterales, produciéndose el efecto dominó, y muchas veces, las consecuencias colaterales son peores que la crisis original, como está ocurriendo con el coronavirus. ¿Cuál será el efecto dominó de esta pandemia? Queramos o no aceptarlo, no hay economía por más fuerte que sea, capaz de sostener una cuarentena improductiva tan larga, sin sufrir consecuencias económicas y de abastecimiento de alimentos, por lo cual, el efecto dominó que producirá la epidemia podrá ser más trágico que el virus en sí. ¿Qué nos dice la lógica? Que, como consecuencia de esta pandemia, habrá un alto índice de desempleo, los estados dejarán de percibir los impuestos para sostener su estructura, la producción disminuirá y la especulación aparecerá, surgiendo el hambre y con ello la convulsión social de los más pobres. Iglesias, proyectos sociales, programas de infraestructura, producción alimenticia y asistencia médica colapsarán por falta de recursos.

Los que son más desposeídos, y que nunca hicieron provisión para una crisis, se enfrentarán al hambre. Esta a su vez desencadenará la violencia, porque muchos desesperados ignorarán las advertencias de quedarse en casa, y saldrán a buscar la comida para sus hijos, aunque corran el riesgo del contagio, y los gobiernos se verán obligados a usar la fuerza. Es increíble, pero en los Estados Unidos se están vendiendo más armas que nunca, porque la gente se está preparando para defenderse por miedo a aquellos desesperados que buscarán obtener por todos los medios lo que necesitan.

La recesión económica es irreversible. Algunos gobiernos tratarán de resolver el problema imprimiendo más billetes, pero el Nuevo Orden Mundial impondrá un sistema económico virtual, no sirviendo el dinero físico. La desesperación de los inversionistas le llevará a no invertir en momentos de crisis. La falta de liquidez de los gobiernos los llevará a la quiebra, a menos que reduzcan la burocracia del Estado, y se comiencen a sacrificar los burócratas reduciendo el sueldo de los altos funcionarios, porque llegará el momento en que no tendrán recursos para cubrir los compromisos salariales contraídos. Llegará el momento que teniendo dinero no podremos comprar nada porque no habrá, o que, habiendo alimentos, no tengamos recursos para comprarlos, y podemos llegar a tenerle miedo al dinero físico, porque puede estar contaminado con el coronavirus.

¿Qué hacer frente a esta crisis? Tomar las precauciones necesarias, tener una reserva estratégica de alimentos, hacer rendir lo poco que tenemos, comiendo lo necesario, y si es posible, ayunar para buscar el rostro de Dios a fin de que nos ayude a soportar una presión social y económica que nos puede hacer colapsar emocionalmente.

Creo que, en tiempos difíciles, tenemos que tomar decisiones sabias, y no esperar que venga el colapso para comenzar a tomar medidas que nos lleve a subsistir en tiempos caóticos, pues dijo el rey David en el Salmo 23:4, que “aunque ande en el valle de sombra y de muerte, no temeré mal alguno, porque tú (el Señor) estarás conmigo”.

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www.contralaapostasia.com

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