SIN REFLEJOS

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15 de abril de 2020
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12:35 am
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SIN REFLEJOS

SIGUEN las aves agoreras ofreciendo sus pronósticos apocalípticos. Como si el mundo entero –sin necesidad que le remachen lo obvio– no estuviese enterado de la gravedad que padece. Se siente, se sufre, se escarmienta con cada día de encierro para evitar el contagio. Los mercados se contraen mientras las familias se ven ahorcadas en sus ingresos. “Apaleada por el brote de coronavirus –advierte el FMI– la economía mundial sufrirá en 2020 su peor año desde la Gran Depresión de la década de 1930”. Su cálculo es que “la economía mundial se contraerá 3% este año –mucho peor que la caída de 0.1% que hubo en la crisis financiera mundial de 2009– antes de recuperarse en 2021 con un crecimiento del 5.8%”. “Reconoce que las perspectivas de un repunte el próximo año están nubladas por la incertidumbre”. En lo que debiesen estar atareados ese conjunto de lerdos, es en formas inmediatas de responder a esta catástrofe.

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Los países pobres no sienten que tengan reflejos frente a la emergencia. Aquí en Honduras, apenas respaldaron con un monto ya previsto en el acuerdo suscrito para tiempos normales. Sus tías las zanatas tampoco responden. El Banco Mundial pasó por alto a Honduras en la primera ronda de beneficios. “Ni los veo, ni los oigo”, la infeliz frase de Salinas de Gortari, que AMLO recoge ahora, ignorando la caterva de contagiados por culpa de sus políticas chochas y de respuesta tardía a la calamidad. La Corporación Financiera Internacional –institución del Banco Mundial creada para asistir al sector privado– como el avestruz metió la cabeza en la arena. En vez de responder acorde como la hecatombe lo demanda, ello es, asistiendo con recursos y mecanismos de financiación en forma directa al sector privado, sale con sus mismos protocolos convencionales que solo actúan por intermediación de los gobiernos. ¿No asimilan que es el sistema productivo nacional el que se está cayendo, porque en el aislamiento no hay mercados? ¿Cómo hacen las empresas para mantener su fuerza laboral y pagar planillas si no hay ventas ni hay ingresos? Estas empresas son la columna vertebral del aparato económico. Aquí en el país son miles de solicitudes de suspensión temporal de labores y de contratos de trabajo. No es meter dinero para crear posibles empleos mientras se cae el sistema que sostiene la fuerza laboral. ¿Para qué nos sirven las cifras pavorosas si con datos nada hacemos; cuando lo que se ocupa hoy son neumáticos y balsas salvavidas para siquiera flotar en la bestial turbulencia del enardecido mar?

Es como que le digan al que agoniza que tiene las horas contadas, en vez de darle la medicina que el cuerpo ocupa para luchar contra la enfermedad. Pero la lenta burocracia internacional no se sacude el polvo de encima ni se despabila. Persisten en sus acostumbradas reglas oxidadas que no funcionan cuando el cielo nos cae encima. Estas son las crisis que miden la madera de que está hecho el liderazgo nacional e internacional. Si responden con soluciones creativas o se encierran en la burbuja habitual. Es bueno repetir hoy lo que decíamos ayer. Hemos confiado que el BCIE, la primera gaveta con que cuentan los socios regionales, responda al tamaño del desafío. (Comprometiéndose a mantener a flote la primera libertad del sistema democrático, solidario con los medios de comunicación). El hondo calado del desquicio provocado por la paralización y el confinamiento demanda de acciones y medidas creativas; incluso distintas a lo que ocuparían los mercados si estuviésemos en una recesión cualquiera. Las respuestas no esperan días, es cuestión de horas. Si el sistema hace implosión, no habrá día después. ¿Cómo se hace y a quién se acude, para que las paredes oigan? Si esas multilaterales parecieran padecer de ataxia cerebelosa, sin capacidades motrices para mosquearse ante las graves urgencias que nos afligen.

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