Prevención

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18 de abril de 2020
/
12:50 am
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Prevención

Por Nery Alexis Gaitán

Esta pandemia del COVID-19 no es un juego. Nuestras vidas están en riesgo y debemos tomar todas las precauciones sanitarias que las autoridades recomiendan. Más que recomendación deben ser un mandato de estricto cumplimiento.

La población está obligada a guardar las estrictas medidas sanitarias. Y aplicar el distanciamiento social tal como debe ser. Indigna ver en las calles y mercados a personas sin ningún tipo de prevención y amenizando con los demás como si nada pasara. Estos son los irresponsables que propagan el virus; las autoridades deben proceder a aplicarles la ley de forma inmediata.
En Honduras ya estamos en la fase IV de la pandemia. Aquí es donde se verifica la transmisión entre personas y el virus causa brotes de la enfermedad en comunidades. En esta fase aumenta el riesgo de que se propague más la pandemia.

Por el riesgo mortal que representa, en esta fase es obligatorio el uso de mascarillas y guantes entre la población. Asimismo el personal médico y hospitalario debe usar todos los materiales de bioseguridad exigidos. Ya que están en la primera línea de contención del virus.

No hacerlo, implica el posible contagio con fatídicos resultados como lo hemos visto a lo largo del desarrollo de esta pandemia en todos los países. Aquí en Honduras, desafortunadamente ya tenemos héroes y heroínas caídos en el honroso cumplimiento del deber.

En esta etapa es obligatorio que las autoridades sanitarias garanticen a la ciudadanía el manejo oportuno de la emergencia y el eficiente y correcto uso de los recursos disponibles. Debido a que lo que se espera es un crecimiento exponencial de la pandemia entre la población.

El gobierno por su parte, debe proveer todo lo necesario, en la medida de lo posible, para enfrentar esta pandemia. El millonario presupuesto que se le ha asignado debe ser usado de forma transparente y correcta. Indigna darse cuenta que se están haciendo compras sobrevaloradas o que personas sin escrúpulos están robándose material de bioseguridad.

Los controles fiscales deben estar a la orden del día, porque ya sabemos que en río revuelto ganancia de pescadores. Y quien sufre siempre es el pueblo pobre, falto de recursos de todo tipo.
No se puede dejar de reconocer el accionar de las autoridades civiles y militares que en conjunto están dando respuesta a la población. De momento, lo que urge es que la distribución de alimentos sea más eficiente y llegue a las colonias y lugares donde impera la pobreza en nuestra patria.

Los alcaldes deben ser más activos en la distribución y ser más equitativos, ya que ha habido denuncias que algunos solo están distribuyendo la comida entre sus correligionarios. Y esto va para los alcaldes de todos los partidos políticos. Así que este acto vergonzoso debe terminar.

Es lamentable cómo malos hondureños quieren obtener ganancias con el dolor del pueblo. Algunos políticos son diestros en ello. Pero también todos aquellos que empezaron a elevar los precios, tanto de productos de higiene, como de la canasta básica. Ese es un acto de vergonzosa crueldad.

Aun con todas estas acciones deshonestas, el pueblo hondureño saldrá adelante de esta pandemia y volveremos a la normalidad. El apoyo del gobierno es fundamental, sobre todo para aquellas personas que viven del día a día y para las pequeñas y medianas industrias.

Las medidas de alivio económico de pagos de responsabilidades debe ser una realidad ya. Así se evitará, entre otras cosas, que empresarios desalmados quieran despedir a sus trabajadores sin pagarles sus derechos laborales. Ahora más que nunca es cuando se necesitan empresarios conscientes, comprometidos con los pobres.

En este momento la prioridad es continuar con las medidas de prevención exigidas. De cada uno de nosotros depende la salud de nuestras familias. ¡Dios bendiga a Honduras!

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