¿Y las medidas?

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18 de abril de 2020
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12:45 am
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¿Y las medidas?

Por Julio Raudales

La situación que vive el mundo en estos días y la forma en que hay que confrontar los problemas derivados de la pandemia, trae de vuelta una discusión que ya va siendo antigua: ¿Qué tipo de políticas son más eficientes si se quiere tener éxito para alcanzar el bienestar?

La lógica del racionamiento científico provee algunas ideas interesantes y útiles. Dejarlas de lado puede costar la vida de millones de seres humanos; tomar las decisiones equivocadas, usando criterios basados en prejuicios ideológicos o en politiquería barata, profundizará las decepciones y el descrédito en las instituciones.

Thomas L. Friedman, uno de los intelectuales más importantes de nuestro tiempo, alertó en su columna del New York Times: “Cerrar la economía por completo podría traer más muertes que el COVID-19… Es como si un elefante fuera atacado por un gato doméstico; frustrado y tratando de evitar al gato, el elefante salta accidentalmente por un acantilado y muere”, dice el 3 veces ganador del Premio Pulizer.

La semana pasada escribí en este mismo diario, que las medidas hasta ahora tomadas por las autoridades en nuestro país, denotan no solo la falta de un plan adecuado de largo plazo, sino lo que es peor, una terrible falta de pericia y preparación. Es fundamental rebobinar las acciones de política en emergencia, de manera que al final de la misma la situación económica, política y de bienestar social sean manejables.

En lo económico he insistido y lo hago en esta ocasión: si lo que se quiere es preservar los empleos y los pequeños negocios, la solución pasa forzosamente por diseñar un plan inmediato de reincorporación de la ciudadanía a la vida económica. Para ello se requieren tres condiciones básicas en las que el gobierno juega un rol clave:

Primero, la aplicación masiva de la prueba o examen rápido de COVID-19. Esto implica que COPECO deberá desplegar, una vez que la gente se vaya integrando a sus actividades, la cantidad necesaria de personal que aplique el test, de manera que pueda identificarse de forma rápida, a aquellas personas que están infectadas y sacarlas de circulación. Pero estamos hablando de hacer al menos 5 mil pruebas por día.

Segundo, hacer una campaña masiva de conscientización a la población sobre los cuidados que deben tener al salir a trabajar.

Que cambien la forma de saludarse, que se profundicen los hábitos de higiene y sobre todo, hay que dotar a toda la población de mascarillas, gel desinfectante y guantes. Se debe exigir a los patronos la vigilancia estricta de sus empleados en el seguimiento de estas medidas y castigar severamente a quienes no las cumplan.

Tercero, facilitar aun más las actividades del personal de salud. Es fundamental concentrar la mayor cantidad de gasto posible en mejorar las condiciones de hospitales y centros de salud, así como las medidas de bioseguridad para médicos, enfermeras y demás operadores del sector. Esto será clave en el tratamiento contra la pandemia y generará mayor confianza en la población.

Hacer lo anterior hará viable el uso de las facilidades monetarias que el Banco Central aprobó recientemente. Pero, como observara de manera inteligente don Jorge Bueso Arias, proveer más liquidez al sistema no tendrá efecto por sí mismo, ya que la gente no pide crédito cuando hay incertiidumbre. Es decir, las políticas contracíclicas de demanda agregada funcionan bien como complemento a medidas que estimulen la oferta y generen confianza en la producción como las propuestas arriba, si no, serán irrelevantes.

La reinserción debe de iniciar de forma gradual y de inmediato. No podemos esperar más; debería de empezar con el comercio y la producción formal, es decir, con las empresas que pueden asegurar la provisión de las medidas de bioseguridad a sus empleados y cuyos propietarios puedan ser supervisados fácilmente, posteriormente -en términos de una semana, a más tardar- el resto de los sectores.

Es importante que se comience a generar información positiva a la población para que tenga confianza. Las señales contradictorias que se han estado enviando hacen más daño que bien. La poca transparencia en el manejo de los recursos continúa minando la gobernanza. Si el gobierno no es capaz de convocar a todos los sectores organizados de la sociedad para que trabajen juntos, será dificil encontrar una solución viable al problema. ¡Manos a la obra!

Economista y sociólogo, vicerrector de la UNAH.

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