San Sebastián y La Candelaria, alegóricas festividades a nivel nacional

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19 de abril de 2020
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12:48 am
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San Sebastián y La Candelaria, alegóricas festividades a nivel nacional

A Rosa Lila Rodríguez y Germán Fidel Bu, excepcionales pateplumas que aprecio

Por: Rubén Darío Paz*

En admirable que, en muchos pueblos del país, se organizan de manera efímera en los días previos a las festividades los comités proferias, casi siempre con más entusiasmo que recursos, colocan cintas de colores en sus calles, se preparan alboradas concurridas, revientan cohetes de vara a discreción, no hacen falta sones de marimba o de bandas de viento, más el repique agitado de campanas, es señal que la fiesta comenzó.

Es interesante el hecho que, en el caso de algunos santos, aunque sean considerados milagrosos desde la feligresía, pocas veces sus celebraciones se repiten el país, así podemos considerar a San Bartolomé en Talgua (Lempira) y Namasigüe (Choluteca). San Andrés en Orocuina (Choluteca) y San Andrés (Lempira). San Roque en Santa Fe (Ocotepeque) y en Concordia (Olancho).

Fiestas únicas
En el municipio de San Rafael festejan al santo de su mismo nombre. La Unión, celebra a La Divina Pastora; La Virtud, virgen de Guadalupe; Mapulaca a San Juan de Dios, todos en el departamento de Lempira.

Así celebran a San Buenaventura (Francisco Morazán) a San Jorge (Ocotepeque). La Virgen de la Soledad, en Soledad (El Paraíso). San Gaspar en Taulabé (Comayagua). Por su parte el municipio de La Encarnación, a la virgen Encarnación (Ocotepeque). La virgen de Magdalena solo se festeja en Magdalena, Intibucá, San Benito en Meámbar (Comayagua). Nuestra Señora del Rincón en Guanaja (Islas de la Bahía). En Ajuterique, siempre en Comayagua, aunque como festividad secundaría se festeja en honor de Ecce Homo (he aquí el hombre), el referido municipio tiene avances importantes en su infraestructura y realizan una bullanguera celebración, desde hace muchas décadas con “bandas de viento”, conjuntos locales y marimbas. Las fiestas y bandas musicales de Ajuterique, por su calidad y persistencia en el tiempo, merecen atención como motivo de estudio.

 

Un archipiélago con características especiales
Es notoria la presencia de sectas protestantes en el insular departamento de Las Islas de la Bahía, históricamente estos territorios pertenecieron a Inglaterra y fueron devueltos a Honduras, gracias al tratado Wike Cruz de 1861, firmado durante el gobierno de José Santos Guardiola.

Las Islas de la Bahía, muestran una paleta poblacional intrincada, pero no menos interesante, al estar en dominio inglés, esta región recibió grupos de pobladores provenientes de las Antillas. Aquí también llegaron los garífunas, que habían sido expulsados de San Vicente a finales del siglo XVIII, es notoria la presencia de ellos en comunidades como Punta Gorda.

Al incorporarse las islas como territorio hondureño, hubo una relativa presencia de las instituciones del Estado, igual muchos hondureños del interior del país, lograron establecerse en sus dominios. No debemos desestimar el aporte cultural de ninguno de los grupos radicados en las Islas de la Bahía, tampoco debemos olvidar que la convivencia permite el fortalecimiento de nuestra identidad. Las investigaciones antropológicas, han sido escuetas, por lo que es necesario organizar grupos interdisciplinarios para conocer con propiedad la importancia histórico-cultural en el archipiélago de cuatro municipios y numerosos cayos e islotes.

Pese al fuerte impacto de grupos religiosos de la iglesia protestante, amparados en la libertad de cultos, aprobada en tiempos de Guardiola, debemos mencionar que, aunque en menor escala, la feligresía católica está presente, al igual tienen motivos suficientes para festejar. En el extremo oeste del país, el departamento de Gracias a Dios, a través de los siglos fue territorio en disputa, la corona española nunca tuvo el control de la región, en parte por la disputa con otras potencias, como también por las características de los grupos poblacionales dispersos. Los accesos a La Mosquitia hondureña, siempre han sido difíciles y en los planes de desarrollo en diferentes gobiernos, la región nunca ha estado presente.

Fue ese entorno de abandono por parte del Estado hondureño, que facilitó la presencia de grupos misioneros protestantes de la iglesia Morava, desde finales del siglo XIX. Estos a su vez, irresponsablemente vinieron a prohibir prácticas ancestrales de la antigua cosmovisión, sin embargo, llevaron asistencialismo, en aspectos como salud y educación, sus pastores aprendieron miskito y realizaron un reordenamiento en sus patrones de asentamiento, incluso el trazado de ciertos conglomerados urbanos, se hizo con el acompañamiento de líderes moravos.

A la fecha la mayor presencia de la Iglesia Católica en La Mosquitia se evidencia más en los lugares donde el Estado se instaló con alguna incidencia a partir de 1957, con instituciones representativas. Así que la Iglesia Católica tiene mayor presencia en Puerto Lempira, Barra Patuca y Wampusirpi, este ultimo expuesto al contacto con migrantes venidos desde Olancho.

Carnavales y festivales en Honduras a lo largo del año
Conforme acontece el año la primera actividad festiva, se desarrolla en el municipio de Cane (La Paz), el 1° de enero celebran el inicio del Año Nuevo, con un hermoso carnaval, para ello invitan numerosos “grupos musicales” y pobladores incluso de municipios aledaños. La festividad se prolonga hasta el amanecer y preparan venta de comidas y bebidas, casi siempre con el apoyo de las autoridades edilicias.

El 2 de enero en Dulce Nombre de Culmí (Olancho), se venera al “Señor del Dulce Nombre de Jesús”. Hasta hace poco en su casco urbano, se llevaba a cabo el “festival de la yuca”, donde los indígenas pech, ofrecían comidas y bebidas en base a yuca, predominando el sasal. El edificio de la iglesia del referido municipio, es moderno, sencillo pero funcional, ahí se conserva un lienzo bastante venerado en Olancho, e incluso por comunidades del interior del país, es el denominado “Señor del Dulce Nombre de Jesús”.

Como complemento de las festividades navideñas, el 6 de enero se celebra el Día de los Reyes Magos, en tres municipios distantes, Ajuterique (Comayagua), Silca (Olancho) y La Unión (Copán). Lo mismo sucede en la aldea de Antigua Ocotepeque. Ambas celebraciones registran mucha participación, destacándose además los coloridos atuendos que los “magos”, utilizan. Es notable mencionar que el hondureño como tal, gusta de participar en las fiestas, sean estás religiosas o paganas, motivos para el festejo siempre existen, sino se inventan.

San Sebastián; mártir y santo
El 20 de enero al interior de nuestros pueblos se le rinde homenaje a San Sebastián, bien como santo patrón o como fiesta secundaria. Tenemos celebraciones en San Sebastián, (Comayagua), San Sebastián de Colosuca en (Lempira), Ojojona y Reitoca en (Francisco Morazán), Cucuyagua, (Copán), Aramecina (Valle), Danlí y Alauca (El Paraíso) se suman a los festejos. Colomoncagua (Intibucá), Guajiquiro (La Paz), e incluso en una aldea de Olanchito (Yoro) donde se realizan en honor al santo “las “famosas corridas de la Danta”.

De la misma manera se celebra en Erandique (Lempira). Esta antigua población se menciona a finales del siglo XVIII. Antonio R. Vallejo, sostiene que el pueblo inicialmente estuvo localizado al oeste del cerro Corquín y que ahí aún existen restos. Este dilatado casco urbano, tiene la particularidad de tener tres iglesias, que de alguna reflejan su incidencia en la historia de la región. A Erandique se le otorgó título de ciudad desde 1932. Es en el barrio indígena de Gualmaca de dicha población y el marco festivo “en esta fecha se hace la conocida entrada del Patrón el día 19 a las cuatro de la tarde, el cual viene o lo traen los aldeanos de El Matasano y se efectúa el famoso encuentro en el lugar llamado “La cruz del perdón”. En dicho acontecimiento se presenta el Baile del negro, quien acompaña al Patrón, en todo su recorrido y además entusiasman a los concurrentes en el atrio de la iglesia, danzando al ritmo de tambor y guitarras. Lamentablemente algunos sacerdotes en vez de procurar fortalecer las prácticas culturales, las prohíben, eso hace que muchos feligreses, abandonen las iglesias, por culpa de prácticas extrañas. En el caso de Erandique el “encuentro de imágenes”, no se realiza desde hace unos cuatro años, a un sacerdote se le ocurrió prohibirlo. Es aquí donde los lideres municipales deben actuar, es inconcebible, que a la gente se le quiera quitar el derecho a conservar sus tradiciones.

Aramecina (Valle). Aunque no existen documentos de fundación, si sabemos que Aramecina ya se menciona como una población para 1740. Parte de sus dominios ocupan una extensa planicie en las cercanías del río Goascorán, con abundantes bosques secos. Su casco urbano, es extenso, ordenado, casas, a dos aguas entejadas, de amplios corredores como para compensar las altas temperaturas gran parte del año. Se cuenta que, en tiempos remotos, hubo una población denominada Apasapo, que dio origen al actual Aramecina. Su iglesia dedicada a San Sebastián, construida con adobe, entejada, tiene una fachada sencilla, de inicios del siglo XX.

Sería oportuno rescatar parte del antiguo cementerio o al menos inventariar los apellidos más frecuentes en sus tumbas. Además, sabemos de la imagen de San Marcos, que antes se prestaba al pueblo inmediato de El Salvador, después de la agresión de 1969, la imagen colonial nunca regreso, en algún municipio salvadoreño, debe de encontrarse y nunca es tarde para recuperarla.

Aramecina actualmente luce bien, su fiesta en honor a San Sebastián, con bandas, jaripeos, desfiles y carrozas resuenan hasta en los pueblos vecinos. Sin embargo, no debemos olvidar, que un alto índice de su población por diferentes inconvenientes, emigra a diferentes destinos.

Ojojona en (Francisco Morazán). Su perímetro urbano ocupa una alta planicie en las cercanías de la ciudad capital. Desde tiempos coloniales, Ojojona destacó por sus minerales, en sitios como los de Guazucaran, Aragua, Saracarán y Guarisne para mencionar algunos. Tradicionalmente, se celebran dos ferias patronales: El 20 de enero una en honor al patrón a San Sebastián y el 24 de junio la festividad tiene como protagonista a San Juan Bautista, de ahí el nombre de San Juan de Ojojona.

En la Revista, La Época de 1940, se describe (…),el centro urbano de Ojojona comprende diecisiete barrios: Custerique, Agua Dulce, de la Poza del Banco, La Pesa, El Llano, Yucanteca, El Calvario, Españita, El Mirador, El Cementerio, el Centro, Carrizal, Bajo, Payaguagre, Junquillo, Camino Blanco y La Cruz de los Milagros.

El centro histórico de Ojojona, fue decretado Monumento Nacional, por el Congreso Nacional de la República, desde 1996.Tres edificios religiosos de elegante factura tiene Ojojona, condición que pocas veces se repite en Honduras. La iglesia principal está dedicada a San Juan, otra a la virgen de El Carmen, más la ermita de El Calvario. Las primeras dos fueron construidas a mediados del siglo XVII e inicios del XIX, remodeladas posteriormente, en las primeras dos encontramos imágenes y pinturas correspondientes al periodo colonial. La ermita del Calvario, por su parte localizada en dirección opuesta a las primeras dos, es un edificio rectangular, de adobe y entejado a dos aguas, de fachada sencilla, con puerta de arco de medio punto, conserva una pintura denominada “La Sangre de cristo”, se considera que es obra de Toribio Jerez, connotado nicaragüense, sin embargo, no se han realizado investigaciones formales.

Con motivo de la festividad de San Sebastián en enero se lleva a cabo el “Paisanazgo” que es una versión del “encuentro o Guancasco” característico en los pueblos de tradición Lenca. Para esa fecha, Ojojona recibe la visita del patrón Santiago, y el 25 de julio San Sebastián es trasladado a Lepaterique para devolver la visita.

En la vida de San Sebastián, es difícil distinguir los datos históricos de los legendarios, aunque se acepta que fue mártir, perseguido por sus convicciones y por difundir los preceptos del catolicismo primitivo, en tiempos del emperador Diocleciano en la antigua Roma. A San Sebastián martirizado lo encontramos en esculturas o pinturas, vapuleado y atado a una columna. En Honduras la mayoría de las iconografías de dicho santo son coloniales, con mucho valor artístico, pero que escasamente se considera desde los mismos feligreses.

El 25 de enero, lo hace el municipio de Soledad, en (El Paraíso), celebran la virgen que le da el nombre al municipio, su iglesia es un edificio elegante de estilo neoclásico, con dos elevadas torres campanarios y en su interior una serie de retablos de escasa calidad, dedicados a la virgen de la Soledad. Existe una antigua pieza de la referida virgen, en madera policromada que debería restaurarse.

2 de febrero, las fiestas de la virgen de la Candelaria
En los primeros días de febrero varios pueblos festejan en honor de la virgen de la Candelaria. Aquí se suman las aldeas garífunas de la Ensenada en (Tela- Atlántida) y Río Tinto en las cercanías de Trujillo, (Colón). Además, se celebra en los municipios de Humuya, (Comayagua). Duyure, (Choluteca), Vado Ancho (El Paraíso), Villa de San Francisco, Curaren y Sabanagrande (Francisco Morazán). Cololaca, (Lempira), Sensenti, (Ocotepeque), Salamá, Silca y Santa María del Real (Olancho), San Francisco de Ojuera (Santa Bárbara), Victoria y Jocón en (Yoro). Santa Elena, Yarula y San Antonio del Norte (La Paz) y Candelaria (Lempira).

Duyure-Choluteca
El casco urbano de este municipio se encuentra sobre una pequeña planicie, en sus alrededores destacan frondosos bosques de coníferas y registra temperaturas frías gran parte del año. Se menciona como un sitio con actividad ganadera en los inicios del siglo XIX, sin embargo, como pueblo no aparece en el listado del padre Antonio Vallejo para 1889. La antigua pila bautismal que se encuentra en la iglesia, data de 1822 pero sólo es un referente de la anterior ermita. Su iglesia está dedicada a la virgen de la Candelaria y su alegre fiesta se lleva a cabo los primeros días de febrero. Por sus condiciones climáticas favorables, el estado de sus bosques, Duyure, debe ser integrado como parte de las propuestas para potenciar el turismo en la región sur del país. Los escasos 32 kilómetros que le separan de la carretera panamericana, deben de pavimentarse. Son notables los avances de Duyure en cuanto a su infraestructura, su casco urbano luce bien, al igual que algunas de sus pintorescas aldeas.

Vado Ancho- El Paraíso
Esta cabecera municipal se extiende a escasos pies de altura en relación al río Texiguat que le limita y que en tiempos lluviosos representa un serio problema por inundaciones. Sus temperaturas son altas, propicias únicamente para el cultivo de maicillo, ciruelas, granos básicos, se observa una ganadería de subsistencia. Como municipio data de finales del siglo XIX y su estructura urbana no sigue la tradición española. Su iglesia, es un edificio pequeño a dos aguas sin torres laterales, en su interior un altar de madera conserva escasa imaginería. En los alrededores del casco urbano se encuentran extensos sembradíos de tunas, tanto que a sus habitantes se les denomina “tuneros”. Vado Ancho, forma parte de los municipios de Honduras con escaso desarrollo, incluso por carretera no tiene acceso a otro municipio que no sea Texiguat. Con los pueblos vecinos la comunicación es fluida, pero por caminos, comúnmente conocidos como “derechuras”.

Villa de San Francisco, (FM), se localiza a escasos 55 kilómetros de la ciudad de Tegucigalpa. Su población se extiende sobre una fértil planicie y en sus proximidades se encuentran extensos cultivos de caña de azúcar. Esta cabecera tiene una pequeña iglesia de principios del siglo XX bien conservada, posee imaginería de tiempos antiguos, destacando en su altar principal la virgen de la Candelaria. Sus dos torres-campanario, no tan elevadas complementan un conjunto vistoso. Su plaza central luce remozada, ahí destaca un árbol de Ceiba, que aprovechando las altas temperaturas crece a su anchas. Las calles de mayor circulación ahora están pavimentadas y en barrios periféricos, aún se conservan pretéritos empedrados. Como un pueblo de tierras fértiles, durante sus fiestas son comunes los desfiles de carrosas ataviadas con productos del campo, exposiciones ganaderas y las infaltables fiestas bailables. El año de 2023, está cumpliendo los primeros 100 de haberse convertido en municipio, sería oportuno escribir su monografía del centenario.

Curarén (FM)
Este poblado aportó mucha mano de obra indígena durante el largo proceso colonial, a mediados del siglo XIX, sus soldados conocidos como “curarenes”, se alistaron para participar a favor de causas unionistas lideradas por Francisco Morazán. En su relieve se distinguen elevadas montañas como La Tigra, Cimarrón y Anís, y su cabecera municipal se emplaza sobre un accidentado terreno, donde ya algunas calles han sido pavimentadas y el edificio de la alcaldía municipal fue remozado siguiendo algunas pautas de conservación. Resulta significativo el apego de sus pobladores a sus tradiciones religiosas, como también la idea sobre la figura del paladín centroamericano, pues lo recuerdan con un busto en su honor.

Su iglesia es de mediados del siglo XIX denota varias reparaciones, su fachada no tiene mayores ornamentos, salvo un conjunto de columnas adosadas en el primer cuerpo, tiene dos torres campanario-laterales, y una torrecilla central estrecha. La edificación de esta iglesia ligeramente inclinada está envuelta en un relato fantasmagórico, propio para relatar en otro artículo.

*Rubén Darío Paz. Se desempeña como Director de Gestión Cultural en el Centro Universitario Regional de Occidente – Universidad Nacional Autónoma de Honduras. Docente investigador en la Universidad Pedagógica Nacional Francisco Morazán en la ciudad de Santa Rosa, Copán. Historiador, egresado del doctorado de Antropología Cultural en la Universidad de Salamanca, España. Ensayista y fotógrafo. Es miembro de Número de la Academia de Geografía e Historia. Correo [email protected] Teléfono (504) 89 02 70 49

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