CUANDO SE SIENTE CERCANA

OM
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20 de abril de 2020
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12:11 am
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CUANDO SE SIENTE CERCANA

GRAVITA sobre Honduras una febril ansiedad que a todo el país mantiene en vilo. Por supuesto que entristece toda noticia de un desenlace fatal como de los casos que se suman a la creciente lista de enfermos. Pero el impacto es mayor cuando la gravedad del contagio se siente cercana. Fuerte impresión ocasionó en todos nosotros la noticia que el jefe de Redacción de Diario El País llegó en ambulancia para ser ingresado a uno de los hospitales de la costa norte. Las diligencias del alcalde sampedrano facilitaron la internación y efectuar las pruebas médicas con celeridad; que dieron positivas para él y varios miembros de su familia más próxima. A la fecha todos ellos se encuentran recibiendo tratamiento con la esperanza de todos que, con el esmerado cuidado de médicos, enfermeras y personal especializado –y sobre todo bajo el amparo de la Divina Providencia– puedan gozar en los próximos días de una total recuperación.

LA TRIBUNA ofreció la información de la contingencia con una nota de Ninfa Arias, dictada con la elocuencia de las fibras más íntimas del alma: “Nuestros corazones están unidos al compañero y jefe de Redacción de Diario El País, Orlando Escoto y su familia, cuyas vidas están en las manos de Dios y de los médicos que los asisten, tanto en el Hospital Leonardo Martínez, como en el Mario Catarino Rivas”. “Lamentablemente, el COVID-19 nos ha golpeado “en casa”, ya que El País y sus empleados son “hermanos” de los “tribunitos”, desde donde enviamos nuestras oraciones y deseos, por su pronta y satisfactoria recuperación”. “Los propietarios, ejecutivos y empleados, que hemos departido por tantas décadas con nuestros compañeros y, especialmente, con Orlando Escoto, nos sentimos golpeados por la noticia, pero abrigamos la esperanza de que todo saldrá bien”. “Todos tenemos palabras de aliento, solidaridad y compañerismo”. “Haremos esfuerzos por garantizar que los afectos reciban todas las atenciones oportunamente y los acompañamos en esta dura prueba”.

“Agradecemos cada grano de arena que han puesto las autoridades y colegas para ayudar a nuestro compañero y su familia”.

“Como periodistas, pedimos a los demás colegas y medios de comunicación que traten con respeto, empatía y profesionalismo el caso de nuestro compañero y de su familia”. “Hoy es nuestro compañero, mañana podría ser cualquiera de nosotros”. “A los “paisanitos” les enviamos también nuestra solidaridad y acompañamiento. ¡Ánimo, Orlando, saldremos de esta!”. La fe es poderosa. En la portada de su edición del domingo LA TRIBUNA informa que “el periodista jefe de Redacción de Diario El País, dio su testimonio, mientras enfrenta la más dura de las batallas por sobrevivir a la COVID-19, que también afecta a cientos de hondureños”.

“Para los escépticos –pudo decir brevemente el comunicador desde la cama del hospital donde recibe respiración asistida– la enfermedad existe y existe”. En su escueta comunicación, exhortó al pueblo hondureño: “Hay que tener mucha fe en el Señor Jesucristo, pero después de él están los médicos, los enfermeros, personal técnico y de otro tipo relacionado con el trato a los pacientes”. “Un paciente de esta naturaleza no se debe estigmatizar”. “Somos seres humanos expuestos a contraer esa enfermedad en cualquier momento. Nadie está exento. Hay que tomar las medidas”. “Yo tomé las medidas, como yo las quise tomar y consideraba, hasta el momento, creí que lo estaba haciendo bien, pero algo falló”. “Somos seres humanos, algo falló y aquí estoy con fuerza, gracias a la voluntad de Dios y en el personal médico”. Confesó haber tenido “ataques de tos, fiebre y dolor en las coyunturas, que lo relacionaba con otras afecciones, pero no con la COVID-19”. “El primer miembro de su familia que resultó positivo fue su esposa, diagnosticada en una clínica privada”. El periodista –agradecido por los mensajes recibidos y las frases de aliento de amigos y de personas sensibles que lo animan aún sin conocerlo– confirmó que “ha mejorado su salud, con relación al estado desde el primer día que fue ingresado al hospital”. Solo agregar, la invocación que nunca abandona a los creyentes: “Primero Dios”.

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