Hablemos de arte: Les voy a contar un cuento…

MA
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21 de abril de 2020
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07:55 am
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Hablemos de arte: Les voy a contar un cuento…

De tal palo tal astilla

En un país muy lejano, su rey solo engendró un par de gemelos varones. El primero era blanco, fuerte y en extremo sano. El segundo en cambio, era más bien de tez oscura y enfermizo; de hecho, tenía un problema en su visión que no le permitía ver los colores, también era un poco sordo y su endeble condición no le permitía disfrutar de actividades físicas; por lo anterior, al hermano mayor le decían “El gemelo blanco” y al menor “El gemelo gris”.

El día que su padre murió, el reino se dividió en dos: Una mitad del pueblo y territorio quedó en manos del gemelo blanco y la otra, en las del gemelo gris. En su primer mes de reinado, toda la zona fue sacudida por el terremoto más fuerte en la historia, dejando a su paso muerte, destrucción y desesperación. No quedó piedra sobre piedra en ninguno de los reinos.

El gemelo blanco, lleno de confianza en sí mismo, dispuso que los pocos recursos que tenían, debían ser distribuidos de la forma más inteligente y objetiva posible, así que ordenó llamar a los ingenieros, médicos, contadores y todo tipo de profesionales en el campo de los números y ciencias y planearon el mundo más práctico y funcional que pudieron, y todos sus escasos recursos fueron repartidos en su totalidad a cada rama de las ciencias para proyectos de reconstrucción; así que se hicieron edificios altos y fuertes, puentes sólidos y grandes, y hospitales bien equipados.

Por su parte el gemelo gris, viéndose por primera vez frente a un mundo igual al que siempre lo acompañó (gris y sin vida) se propuso hacer en la existencia de los otros, lo que a él le hubiera encantado poder disfrutar y con eso, crear felicidad en sus súbditos. Así que llamó a todos los profesionales del reino, pero no dejó a nadie por fuera, es más, les dio un lugar de honor a los pintores, músicos, bailarines, actores, escritores y deportistas, e hizo un plan en el que, en conjunto crearan un lugar donde diera gusto vivir.

Todos se pusieron manos a la obra: Los edificios no fueron tan altos, pero estaban decorados con bellas pinturas y esculturas por dentro y por fuera, los puentes no eran tan anchos, pero eran el camino obligado que se recorría para llegar a los lindos teatros donde se podía disfrutar de obras espectaculares. Los hospitales eran modestos, pero no tenían muchas visitas, pues la salud del pueblo era muy buena debido a la cultura de ejercicio físico que tenían y porque las enfermedades mentales eran poco frecuentes, pues todos disfrutaban de actividades recreativas como la danza, lectura, pintura, etc.

En un principio, el gemelo blanco se burlaba de su hermano y decía que su plan de gobierno era ridículamente fantasioso y que la posteridad contaría de la gran diferencia que habría entre los reinos por las decisiones que tomaron sus monarcas. Los años pasaron y el rey blanco tenía razón en su predicción no podían ser más diferentes los reinos entre sí: El que gobernaba el gemelo blanco, era en realidad el reino gris edificios uniformes, dañados por el paso del tiempo personas infelices, sin música, deportes o lecturas que estimularan sus mentes, hospitales que llegaron a ser insuficientes para atender la gran cantidad de personas enfermas mental y físicamente. En cambio, el reino del gemelo gris, se convirtió en el país del color, del sonido, del poema y de la danza, e increíblemente todas las demás diciplinas y ciencias exactas florecían igualmente.

El mundo entero quería conocer ese reino, el turismo era creciente y por la cantidad de creatividad que había, se producían y exportaban grandes lotes de obras preciosas en telas, lienzos, alfombras, artesanías y más Al final de cuentas la lección fue esta: “La ecología de un país próspero jamás podrá desarrollarse sanamente si no se da la importancia debida a cada uno de sus actores”. Aunque esta es una historia ficticia, es en realidad lo que ha sucedido en economías reales como Corea del Sur, Singapur y Japón.

Hoy estamos en una situación de crisis nacional, una pandemia que nos afecta a todos por igual La pregunta es: ¿Qué parte del pastel del plan de recuperación nacional le están adjudicando al arte y la cultura? O como ya es costumbre ¿están dejando por fuera a aquellos que con sus escasos recursos propios dan la cara por Honduras en cada presentación o exposición en que participan? Hoy quiero recordar a quien corresponda, que los artistas viven del día a día de sus esfuerzos creativos, no tienen un salario o ingreso fijo que en esta crisis los pueda sustentar… ¡Por favor! ¡No cometamos el error del gemelo blanco! Seamos ciudadanos que, aunque estemos limitados por nuestras posibilidades materiales, no lo estemos en nuestras mentes y hagamos de Honduras y su reconstrucción una realidad, que de forma integral nos lleve al estado ideal del país en el que anhelamos vivir.

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