Amigos se juegan la vida donando comida en barrios peligrosos de SPS

OM
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24 de abril de 2020
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01:00 am
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Amigos se juegan la vida donando comida en barrios peligrosos de SPS

En estos tiempos, donar comida en los barrios pobres de San Pedro Sula es jugarse la vida dos veces. El coronavirus y las maras pululan día y noche.

Pero eso no es obstáculo para Donaldo Doblado y Karla Navarro, dos héroes anónimos del COVID-19 que recolectan comida y la reparten en los sectores más necesitados de la gran ciudad del norte del país. “Ser luz en tiempos difíciles”, es su lema.

La idea surgió una tarde que los dos amigos platicaban sobre el drama de miles de hondureños que trabajan día a día, pero el toque de queda los dejó sin trabajo ni ingresos.

“Nos entró un gran pesar que en ese momento creo que ambos quisimos llorar”, recuerda Doblado. Sin pensarlo dos veces, acordaron recolectar comida para ellos solicitando ayuda a conocidos. Pronto, la cadena de solidaridad dio sus frutos recibiendo donaciones en dinero y productos básicos. Hasta amigos de Estados Unidos se unieron a la idea de los amigos altruistas.

“Aquello se volvió más y más y nunca nos imaginamos donar tanto. Al inicio, pensamos en 10 bolsas de unos 250 lempiras en alimentos, pero la voluntad de la gente fue tan grande que logramos juntar 50 bolsas de 600 lempiras”, relata Doblado.
Las bolsas (con arroz, frijoles, manteca, azúcar, harina, espaguetis, sal, salsa, huevos, maseca, hasta fósforos), aumentaron tanto como las personas necesitadas.

Amigos se juegan la vida donando comida en barrios peligrosos de SPS

Pero no todo es fácil. Al principio, a los amigos se les arruinó el carro cuando comenzaron a repartir las donaciones entre los pobladores de los bordos, Expocentro, Chamelecón, Las Palmas y La Pradera.

“En algunos lugares entramos con miedo”, dice Doblado al recordar el susto que se llevaron en la colonia Asientos Humanos.

“Cuando llegamos, nos estaban vigilando porque éramos unos desconocidos en un lugar complicado. Nos tomaron fotos, nos reportaron antes que llegaran a recoger las raciones, pero al final solo escuchamos decir “tranquilos andan dejándole comida a unos muchachos de acá”. Suspiramos, salimos con el alma en la mano”.

Los amigos sienten satisfacción “cuando entregamos las bolsas a las personas humildes, suelen llorar, a ellos se les nota la alegría por llevar alimentos a sus casas. Nos estrechan la mano y nos dicen: “Mil gracias, Dios los bendiga mi familia tendrá que comer”.

San Pedro Sula es la ciudad con más del 50 por cientos de los 500 casos de COVID-19 en Honduras. Sus barrios pobres están en poder de las pandillas y traficantes de drogas. Nadie entra ni sale sin el consentimiento de estos grupos criminales. Con todo, Donaldo y Karla seguirán su labor desprendida porque, aseguran, se han encontrado a familias que tienen más de una semana de no comer. “Dios proveerá, mil gracias infinitas por creer y confiar en nosotros a todos los que nos conocen”, subraya. Tanto Donaldo como Karla recolectan las donaciones a través de los números 89606795 y 89160108. (EG)

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