La UE, América Latina y el Caribe: aunar esfuerzos frente al coronavirus

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25 de abril de 2020
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12:03 am
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La UE, América Latina y el Caribe: aunar esfuerzos frente al coronavirus

Por: Josep Morrell
Alto representante de la Unión para Asuntos Exteriores y Política

Hace pocos años, la Unión Europea situó el concepto de resiliencia en el centro de su Estrategia Global y de Seguridad. En un mundo más complejo, disputado e interconectado, se asumía que la seguridad y el bienestar iban a enfrentarse a nuevos desafíos geopolíticos, así como a los riesgos transnacionales derivados de la globalización. Ello exigía fortalecer la capacidad de cada país para encajar y sobreponerse a un choque externo. Este es un objetivo de nuestra cooperación internacional, pero también interpela a una UE que se sabe vulnerable ante esos riesgos.

Hoy, el coronavirus supone una prueba fundamental de resiliencia para las sociedades, las economías y la gobernanza en todo el mundo. Ante una pandemia mundial no caben respuestas exclusivamente nacionales ni un uso interesado de la cooperación o del poder económico con fines geopolíticos. Sin duda, hay distintas capacidades y responsabilidades de partida, pero sin apoyo mutuo o acciones globales conjuntas, el impacto de la enfermedad puede ser aún más devastador para todos.

La Unión Europea y sus ciudadanos estamos atravesando momentos muy duros. Pero somos conscientes de que para superar la pandemia debemos cooperar con todos nuestros socios, trabajando codo con codo. Y lo sabemos porque llevamos décadas haciéndolo en todo el mundo, haciendo frente común a otros desafíos compartidos, y en particular en América Latina y el Caribe. Y es por ello que, a pesar de nuestras propias dificultades, la Unión Europea ha decidido reorientar de inmediato los programas de cooperación técnica y financiera con América Latina y el Caribe para responder a esta pandemia, con un total de 918 millones de euros, como parte de la respuesta global en aboyo a los esfuerzos de los países socios por atajar a la COVID-19. Así, se destinarán 9 millones de euros para financiar la labor de la Organización Panamericana de la Salud y de la Federación Internacional de la Cruz Roja en Venezuela y países vecinos. En el Caribe, la UE está apoyando la Agencia de Salud Pública CARPHA con 9 millones de euros, y en concreto en Jamaica, la UE ha financiado 29 respiradores para las unidades de cuidados intensivos. Otro ejemplo es Bolivia, donde la UE ha aportado 5 millones de euros a la acción del Estado para apoyar a las familias de todo el país. Además, el Banco Europeo de Inversiones ya ha anunciado que movilizará hasta 5,200 millones de euros para responder a las necesidades de financiación urgentes en más de 100 países en todo el mundo.

Más allá de estos recursos, donde nuestra asociación estratégica con Latinoamérica y el Caribe puede ser más efectiva, es impulsando juntos una respuesta coordinada y multilateral robusta. Nuestras regiones han sabido responder a la crisis sanitaria, aplicando drásticas pero necesarias medidas como el distanciamiento social o el confinamiento. Pero la crisis sanitaria no conoce de fronteras, de regiones o países. El desafío no ha hecho más que comenzar. El coronavirus está causando una crisis económica global, que acrecentará las desigualdades y afectará más severamente a los más vulnerables. Europa y América Latina podemos hacer mucho más si actuamos juntos, avanzando una agenda multilateral en el G-20, la ONU y las instituciones financieras multilaterales para que exista más espacio fiscal para evitar el colapso sanitario, el desplome económico y una grave crisis social.

El FMI y el Banco Mundial ya han anunciado líneas de financiación y alivio de la deuda de los países más pobres, pero no deben olvidarse los países de renta media lastrados por un alto endeudamiento.

El coronavirus es un reto inédito a la economía global. Una respuesta eficaz necesitará movilizar la acción colectiva internacional. La UE, América Latina y el Caribe -una asociación de 60 países- han de aunar esfuerzos de nuevo. Es en momentos de crisis agudas cuando se ponen a prueba los vínculos entre países amigos. Y esta crisis nos ha vuelto a recordar que nuestra resiliencia depende también de la cooperación internacional. De esta crisis, solo saldremos unidos.

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