Paralizados: No sirve el poder del dinero, las armas y los buques de guerra ante un enemigo invisible

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3 de mayo de 2020
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12:14 am
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Paralizados: No sirve el poder del dinero, las armas y los buques de guerra ante un enemigo invisible

Las moliendas también están paralizadas.

Autor: Luis Alonso Gómez Oyuela
Email: [email protected]

DANLÍ, EL Paraíso. De pronto el mundo se paralizó. Las grandes potencias nada pudieron hacer, los tanques, aviones, barcos, portaaviones se quedaron varados en cuestión de horas. No hay tiempo para planificar una guerra. Todo quedó quieto ante la presencia del enemigo invisible llamado coronavirus (COVID-19), supuestamente con asiento en China. El mundo se paralizó en pocas horas y días.

Sin pretender dar señales apocalípticas y mesiánicas, en la primera carta de San Pablo a los Tesalonicenses, capítulo 5:3, el apóstol adelantó un hecho muy importante: “que cuando digan: Paz y seguridad, entonces vendrá sobre ellos destrucción repentina, como los dolores a la mujer encinta, y no escaparán. El profeta Daniel 9:27, en la segunda parte dice: después con la muchedumbre de las abominaciones vendrá el desolador, hasta que venga la consumación, y lo que está determinado se derrame sobre el desolador.

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Los elotes asados en las esquinas desaparecidos por ahora.

El mundo está paralizado, apenas comienza a dar señales de vida; nadie estaba preparado para hacer frente a esta pandemia que abate a la humanidad y nos alcanzó a nosotros. El virus estaba muy lejos, por lo tanto, para qué las preocupaciones, pero llegó y nos mantiene encerrados. Lo positivo de todo este confinamiento es mantener el vínculo familiar que se había perdido.

Están paralizadas las clases en las escuelas, colegios y universidades, los maestros confinados manteniendo relación virtual con los alumnos, pero qué de aquellos que viven en comunidades apartadas donde la tecnología no llega, si antes el maestro en tiempos normales llegaba a dar clases tres días a la semana, hoy, no hay contacto.

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Las señoras del valle silenciaron la voz en barrios y colonias.

El arte en sus diferentes manifestaciones también se paralizó, no hay presentaciones de teatro, las academias de música, artes plásticas, música y baile cerradas, están en receso obligatorio, aunque en la práctica siempre lo han estado y sobreviven porque para los que aman el arte, no existen barreras, solo la peste los tiene en receso.

El mercado está vacío, las calles solas están, todo queda suspendido… esto donde se cumplen las reglas, pero la gente quiere trabajar para vivir. Los canillitas de pronto silenciaron su voz, ellos también trabajan para el diario vivir, pero por ahora no hay quien compre los diarios. Las señoras que vienen del valle de Jamastran, también se paralizaron, ya no se escucha el “cantadito” en los barrios y colonias, “va el atol, los tamalitos, las tortillas de elote y las fritas”. Las rosquilleras de la terminal, están silenciadas en sus hogares, pero pasando muchas necesidades para pagar la renta, la comida, el agua y la luz, no hay ingresos, no hay dinero, lo que tienen es hambre e incertidumbre.

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La industria del tabaco semiparalizada, única fuente de trabajo en la zona.

En las esquinas de las calles que antes estuvieron concurridas, ahora están desiertas, no se ve a la vendedora de elotes asados, mucho menos a los comerciantes de papas y pollo fritos. De vez en cuando un carretero vendiendo verduras y frutas, buscando ganarse la vida con dignidad y con decoro. Los productores de granos básicos, los que comercializan los elotes producidos a través de los proyectos de riego no tienen compradores. Los queseros artesanales están en receso obligatorio con salida una vez a la semana, o mediante un salvo conducto, como en tiempos de guerra. Por ahora, todo queda suspendido a la espera del final.

Cafetaleros con media cosecha vendida, sin haber alcanzado buenos precios. Los ganaderos y agricultores preocupados porque la sequía del año diezmó los pastizales, las cuencas agotadas, las moliendas de caña se pararon como el reloj sin cuerda o baterías. Y los pobres, siempre los pobres; sufriendo los efectos de una crisis inesperada, como si no fuera suficiente con la miseria que han vivido por las malas políticas de Estado.

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Los elotes, no hay compradores para el valor agregado.

Los médicos y enfermeras son los únicos que se mantienen en acción, salvando vidas sin importar los riesgos a pesar de no estar protegidos adecuadamente. Mientras el mundo enloquece, los vestidos de blanco dan la mejor de las lecciones, esta guerra no se gana con las armas y el poder. Ellos sí pueden decir, no estamos paralizados, agotados sí, pero jamás vencidos.

Los templos están cerrados, la misa y el culto son virtuales. El obispo José Antonio Canales, reprochó la conducta de los funcionarios públicos que van tras el oro y la plata, no sienten compasión para los pobres, no les importa el sufrimiento. Los pastores evangélicos conscientes de ser servidores de Dios y del prójimo, han sido los veedores de las entregas de alimentos del Programa “Honduras Solidaria”. El presidente de la Asociación de Pastores de Danlí, César Armando Ávila, dijo que en compañía de representantes de la Cámara de Comercio, hasta ahora cumplieron con las recomendaciones para llegar a todas las familias necesitadas.

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El arte en compás de espera.
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La educación a distancia ausente.
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Los únicos con un receso feliz son los monos aulladores.
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Las tortilleras a medio vapor, sin ingresos fijos.

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