Extranjeros sobreviven 50 días en un velero pescando en Roatán
Extranjeros sobreviven 50 días en un velero pescando en Roatán
Lo que sería el mejor viaje de sus vidas, ahora es todo un reto de supervivencia para una familia de chilenos que tiene más de 50 días en el mar, sin tocar tierra, junto a dos de sus compatriotas, quienes se han tenido que convertir en “pescadores” para poder alimentarse.
El rubro del turismo es uno de los más golpeados por el coronavirus (COVID-19), que azotó como “tsunami” a todas las paradisíacas islas del mundo, entre estas la de Roatán, Honduras, una de las más lindas del planeta, donde está “atrapado” un grupo de turistas extranjeros.
La primera historia es de un dúo de amigos chilenos: Eduardo González y Franco Moraga, quienes en febrero comenzaron a recorrer toda Centroamérica, pero el COVID-19 estropeó sus planes justo cruzando la frontera hacia Honduras, tierra en la que tenían planeado estar tres días, pero ya llevan 50 y siguen contando.
SU TESORO: PALO Y ANZUELO
El COVID-19 consumió sus sueños de recorrer con sonrisa en el rostro el istmo central de América y darse la buena vida con sus fondos financieros. Hoy, sin dinero para comer, les tocó trabajar y ante la falta de mejores oportunidades laborales, se han dedicado a la pesca para subsistir.
Un palo, un alambre de amarre y un anzuelo que les regalaron, es su más preciado tesoro en la isla, pues con esta herramienta sustraen del mar sus alimentos diarios, lo cual les cuesta mucho, reconocieron, al referirse a las dificultades que representa este oficio para el que se requiere gran destreza.
“El viaje se nos escapó de las manos sinceramente”, reconoce Franco, mientras intenta atrapar un escurridizo pez.
Por su parte, Moraga cuenta que han enviado muchos correos electrónicos al consulado de Chile en Tegucigalpa, solicitando ayuda para poder regresar a la nación sudamericana, pero sus solicitudes de repatriación no han tenido respuesta positiva hasta ahora y solo les han ofrecido canastas con alimentos, con tan mala fortuna que el actual bloqueo en el que se encuentra Roatán, les ha impedido recibirlas.
Los jóvenes reconocieron también que surgió la posibilidad de un viaje privado, pero los 2,000 dólares que costaba el boleto estaban fuera de su alcance. Ahora, están intentando poder llegar a Tegucigalpa para que la embajada de Chile pueda solucionarles en su retorno a la nación del sur.
NO PUEDEN DESEMBARCAR
Eduardo y Franco no la están pasando nada bien y esa misma situación la vive Marcelo Escalante y su familia, quienes zarparon en un velero desde Guatemala, con destino a Roatán, isla que solo han podido ver desde 100 metros de distancia, pues sus pies no han podido tocar sus cálidas y blancas arenas.
Debido a las estrictas medidas de seguridad establecidas por el sistema de salud, las autoridades portuarias no le han permitido a esta nave desembarcar y este grupo de cinco personas, más un gato, han permanecido en el velero durante más 50 días.
Durante más de un mes, el chileno-español, Marcelo Escalante; su esposa Amelina y su hijo Marco, han compartido la embarcación de 12 metros, con los guatemaltecos Walter y Cristo Rey. En todo este tiempo, las autoridades portuarias les han dado alimento y agua, así como primeros auxilios.
“No hay ninguna novedad, somos muchos a quienes nos pillaron las fronteras cerradas en el mar y ha sido una pesadilla“, contó el navegante vía telefónica a Cooperativa.cl.
“Somos cinco personas y una mascota. Están mi mujer, mi hijo y dos chicos de Guatemala (de la localidad de Lívingston) que se hicieron a la aventura con nosotros”, agregó Escalante, quien tiene 15 años viviendo en España, donde adquirió la nacionalidad de ese país. (Por: Josué Castro).
DATOS
Los siete turistas extranjeros a quienes la emergencia por COVID-19 los sorprendió en las aguas de la isla de Roatán, en Islas de la Bahía, esperan que pronto las autoridades de sus países y las hondureñas logren encontrar una pronta solución para que sus horas de angustia lleguen a su fin.
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