Noé Pineda Portillo
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En la Ley Constitutiva del SANAA (Servicio Autónomo Nacional de Acueductos y Alcantarillados) en el Decreto número 91 del Congreso Nacional de fecha 26 de abril de 1961, pero cuya reglamentación se aprobó hasta diciembre de 1969, casi una década después de aprobada la ley.
La Constitución de la República, nuestra ley fundamental, y como la esgrimen todos los países civilizados del mundo, el Estado a través del gobierno y conforme su Constitución velan por la salud, educación y seguridad de sus habitantes. El Decreto 91 del Congreso Nacional de la Ley Constitutiva del SANAA en su considerando I dice: “Que es deber primordial del gobierno de la República, velar por la salud del pueblo, base del bienestar y desarrollo económico del país, y que para cumplir este objetivo, sin fines lucrativos, son factores indispensables el suministro de agua potable y abundante para servicio doméstico, público, comercial e industrial; así como la evacuación y tratamiento de las aguas negras y pluviales”.
El agua es un líquido vital, porque sin agua no hay vida. Los antiguos filósofos griegos, tenían el agua como uno de los cuatro elementos fundamentales de la naturaleza, junto con el fuego, la tierra y el aire y como tales les brindaban protección y respeto, como elementos sagrados. Faltando uno de ellos, la naturaleza entraba en desequilibrio armónico y la armonía era otro secreto fundamental para ellos.
Pero viviendo nuestro tiempo en nuestra apasionada Honduras, para los personeros del SANAA y la alcaldía, no hay sensibilidad para atender estos menesteres. En la colonia Miraflores de Tegucigalpa, en la entrada principal, frente al INFOP, las viviendas que están en el sector de la quebrada hacia el bulevar Miraflores-Kennedy, ya van varias semanas que no cumplen con el horario que ellos mismos establecen, de 8 a10 días, después alargado hasta 15 días y tampoco cumplen.
Esta colonia fue fundada junto con la colonia Kennedy por los años sesenta, ya llevamos más de siete décadas de vivir aquí y la Miraflores por el tipo de ingresos, calificada de clase media, aunque queramos, no nos escapamos de pagar los impuestos, hasta que llegamos a la tercera edad. Y eso es lo triste, porque cuando estamos en la tercera y la cuarta, es cuando más necesitamos de atención. La situación se vuelve tan molesta, que ahora con el coronavirus que deambula por todos lados, la situación sin agua se vuelve más precaria. Tenemos que estar comprando el agua una o dos veces por semana. Tenemos el amparo de la Ley de Tercera Edad o del Adulto Mayor, pero como siempre, en nuestro pobre país, las leyes son papel mojado; no se cumplen.
En otros países, una irresponsabilidad como esta del SANAA, no se escapa de ser llamado a corte, o como decimos en Honduras hoy, a la Fiscalía del Consumidor. Pero debido a la impotencia, es mejor humillarse y pedir por favor: señores atiéndanos en nuestras urgentes necesidades.
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