Boris Zelaya Rubí
“De forma popular, todos usamos el llueve sobre mojado, para cuando describimos una situación problemática, y a esta se han sumado otras desgracias”.
Nuestra querida patria sufre la invasión del endemoniado virus COVID-19, que nos tiene con pánico, encerrados unos y con el riesgo de morir otros que no alcanzan a obtener la “bolsa solidaria”, y para rematar nuestro ya resquebrajado estado de ánimo, resulta otro escándalo en las cortes extranjeras por tráfico de drogas y armas, involucrando a personajes que han ocupado cargos de relevancia en las estructuras gubernamentales, con apellidos que afectan familias de reconocida trayectoria en el ámbito profesional y político. Uno de los mencionados en esos actos delincuenciales, en cierta ocasión se refirió a nosotros como “irreverentes”, su arrogancia y actitud despreciativa propia de su soberbia, nos hace recordar el siguiente pensamiento de Plutarco, que dice, “los malvados no necesitan del castigo de Dios ni de los hombres, porque su vida corrompida y atormentada es para ellos un castigo continuo”.
El escándalo sobre el tráfico de drogas ha hecho las delicias de los enemigos del gobierno, que como “aves de rapiña” le caen a cualquier ciudadano que haya laborado en algún cargo importante del gobierno. Nunca seremos simpatizantes de los delincuentes, pero nadie es culpable hasta que le demuestren lo contrario, esperamos que, aunque esos juicios en las cortes norteamericanas, se tardan “añales”, y que los involucrados ya perdieron su honra, reciban lo que merecen, prisión o libertad.
Los enemigos de nuestro sistema de gobierno, aprendices de revolucionarios apodados “ñangaritas”, no paran de difamar a “mundo y raimundo”, para justificar las ayudas que reciben de sus homólogos en el exterior, para defender según ellos, la causa de los desposeídos, llegando al colmo de proponer que los empresarios cedan un porcentaje de sus utilidades para repartirla entre los que no tienen. “No se puede ayudar a los pobres destruyendo a los ricos”. Seguirán sembrando la cizaña, aun a costa de entorpecer las acciones del gobierno por salvar vidas.
Con el avance del virus y el escándalo del narcotráfico, nos está “lloviendo sobre mojado”. A pesar que ya recibimos algunas garúas (lluvias leves), le pedimos al Gran Arquitecto del universo que nos mande abundante agua, para atender las necesidades de nuestro pueblo y la protección de los bosques.
Como simpatizantes de un partido político, hemos tenido la intención que al terminar la pandemia, manifestarle nuestros buenos deseos en la carrera política, a un personaje que ha demostrado madurez al conducirse con criterio y pensamiento libre, al ser tolerante con los adversarios y capaz de llevar a feliz término buenos proyectos para sacar adelante el país, después de esta catástrofe, rodeándose de los mejores hombres, pero la gran decepción es verlo flanqueado por los nefastos políticos del “lado oscuro del partido”, tal como los bautizara muy acertadamente doña Nora Vda. de Melgar, de quienes no dudamos, sueñan con pegarle la última tarascada a los dineros del pueblo.
Si el posible candidato continúa con esa parvada de buitres, estará cavando su propia sepultura política y el repudio de los hasta ahora seguidores.
De rodillas solo para orar a Dios.
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