Asesinan a científico que ‘estaba por hacer descubrimientos muy significativos’ sobre el COVID-19
El pasado fin de semana, la bióloga Ivet Bahar envió varios correos electrónicos sobre temas de trabajo a Bing Liu, un colega de laboratorio que estaba consiguiendo “resultados interesantes” respecto al funcionamiento del coronavirus. No obtuvo respuesta.
Al principio, la investigadora de la Universidad de Pittsburgh se sorprendió. “Solía ser muy rápido”, dijo al diario Pittsburgh Post-Gazette. Pero no tardó en enterarse del motivo: el sábado, el hombre fue hallado sin vida en su casa de Ross Township, Pennsylvania, con heridas de bala en la cabeza y en el cuello, según el análisis forense realizado tras su muerte.
Una hora después, otro cadáver fue encontrado en un coche a menos de una milla de allí, según reporta NBC News, cadena hermana de Telemundo.
La Policía cree que esta persona, identificada como Hao Gu, un hombre de 46 años, mató a Bing Liu, de 37, en su domicilio, antes de volver a su carro y quitarse la vida.
Las autoridades han asegurado que los dos se conocían, pero todavía investigan qué tipo de relación había entre ambos, así como el posible móvil de este crimen, reportan varios medios.
“Bing Liu era un investigador sobresaliente, quien se ganó el respeto y el aprecio de muchos colegas de su área y ofreció contribuciones únicas a la ciencia”, reza un comunicado de sus compañeros del departamento de Biología computacional y de Sistemas de la Universidad de Pittsburgh. En su currículum aparecen varias publicaciones científicas.
Según agregaron sus compañeros, el hombre “estaba a punto de hacer hallazgos muy significativos para comprender los mecanismos celulares que subyacen al SARS-CoV-2 [el nuevo coronavirus responsable de una pandemia mortífera y una crisis global] y la base celular de las complicaciones consecuentes”.
El objetivo de su grupo, ahora, es “completar lo que comenzó”, según dijeron los miembros de su departamento.
Bing Liu dejó una viuda, quien no estaba en la casa cuando dispararon fatalmente a su esposo, según el Pittsburgh Post-Gazette. La puerta principal y la de acceso del patio trasero estaban abiertas en los momentos de su muerte, según Brian Kohlhelepp, sergente de la policía de Ross. Afuera había buen tiempo, detalló.
Ivet Bahar, su colega en la universidad, recuerda a este investigador de origen chino y un pasado de doctorando en Singapur como una persona “muy amable”, “atenta” y “generosa”. “Lo extrañaremos mucho en el departamento”, afirmó.
