Cambios y justicia social

MA
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6 de mayo de 2020
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12:42 am
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Cambios y justicia social

Nery Alexis Gaitán

Se dice que después de la pandemia ya nada será igual. En primer lugar porque para las grandes mayorías pobres, les costará mucho reponerse de los graves daños que esta les ha ocasionado, desde emocionales hasta económicos. Pero no se puede dejar de ver que para todos, ricos y pobres, los daños son y serán significativos. Incluyendo la pérdida de valiosas vidas humanas. Seguir adelante, nunca es fácil, pero es necesario porque la vida continúa.

Necesitamos cambios urgentes en nuestra sociedad. Estos deben ser a corto, mediano y largo plazo. No podemos seguir siendo indiferentes, con nuestras familias, con nuestra sociedad, con el país.

En primer lugar, el gobierno debe ser más transparente con los fondos que se le han asignado para el combate del COVID-19. Y las irregularidades que se han presentado deben ser judicializadas inmediatamente, eso creará un clima de confianza en la ciudadanía. Asimismo debe hacer más eficiente la distribución de alimentos, proveer de los materiales de bioseguridad requeridos, incrementar considerablemente el número de pruebas diarias y construir, a corto plazo, las instalaciones médicas que ha prometido.

Han sido loables, hasta el momento, las actuaciones de diversas autoridades civiles y militares. Asimismo del personal médico, de servicio, etc., que han sido y son héroes luchando en primera fila en contra del coronavirus. Todo este noble esfuerzo debe ser avalado por el gobierno, proveyéndolos de todo lo necesario; para ello tiene presupuesto asignado.

Los políticos de oficio deben entender, de una vez por todas, que el pueblo está cansado de sus actos deshonestos. Que el tiempo de la ranchera, del apretón de manos y los abrazos, que es lo único que han ofrecido, está caducado. Ahora el pueblo, con un nivel de exigencia mayor, espera que los políticos cumplan sus promesas.

Durante esta crisis, la mayoría de los políticos se han mostrado apáticos, indiferentes a los problemas que están sufriendo los pobres. Su hipocresía ha quedado de manifiesto al no participar en proyectos de ayuda a las comunidades. Con el mínimo sentimiento humanista estuvieran recolectando alimentos y distribuyéndolos, etc. Pero en vez de elevar su perfil político, lo han tirado a la basura y perdido la credibilidad de sus electores.

Deben cambiar los empresarios en aras del bienestar común. No es posible que sigan con su mezquindad habitual. Las injustas condiciones de vida de nuestro pueblo son lamentables; la pobreza pulula por doquier, y las necesidades básicas no están cubiertas. En este momento, el hambre acecha en los hogares.

Los empresarios, al haberse enriquecido por el trabajo de los pobres, lo menos que podrían hacer en esta crisis es mostrarse solidarios. Deben garantizar los puestos de trabajo y los demás derechos laborales. Los grandes empresarios pueden hacerlo sin que ello represente pérdidas significativas en sus fortunas personales. Deben entender que las exigencias, por una mayor justicia social, están a la orden del día. Ignorarlas, es abrirle la puerta a la conmoción social.

Sabemos que la situación es dura, sobre todo para los pequeños y medianos empresarios, así como para todos aquellos que viven del día a día. Pero deben tener fuerza de carácter, y ante los problemas empezar a generar soluciones. Aquí el gobierno debe dar respuesta inmediata, no es que no lo ha empezado a hacer, pero todavía le falta mucho por realizar.

El pueblo debe hacer su parte, si es cierto que la crisis está difícil, también lo es que saldremos adelante. Pero se necesita que cambie su forma de vida. Si algo nos ha enseñado esta crisis, es que solos no podemos, que necesitamos el concurso de todos para salir adelante y sacar el país del subdesarrollo en que se encuentra.

El hondureño debe ser más responsable, respetuoso de las leyes, actuar en función del bienestar colectivo y salvaguardar el sistema democrático. ¡Dios bendiga a Honduras!

 

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