América Latina y el Caribe: deterioro de los ingresos tributarios en medio de la crisis

MG
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7 de mayo de 2020
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05:00 pm
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América Latina y el Caribe: deterioro de los ingresos tributarios en medio de la crisis

Los ingresos tributarios en América Latina y el Caribe (ALC) alcanzaron 23.1% del PIB en promedio en 2018, según la nueva edición de Estadísticas Tributarias en América Latina y el Caribe publicada hoy. Sin embargo, el aumento de la carga tributaria se ve amenazado como resultado del deterioro de las perspectivas fiscales de la región, que se ha exacerbado por la pandemia del COVID-19 y la crisis económica mundial.

El incremento de 0,4 puntos porcentuales (p.p.) desde su nivel en 2017 es el nivel más alto de ingresos tributarios jamás registrado en la región. Sin embargo, la carga tributaria en ALC se mantiene muy por debajo del promedio de la OCDE (34.3% en 2018). En este contexto, la capacidad de la región para financiar bienes y servicios públicos y para amortiguar los choques económicos sigue siendo limitada.

El informe Estadísticas Tributarias en América Latina y el Caribe 2020 es una publicación conjunta del Centro Interamericano de Administraciones Tributarias (CIAT), la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), del Centro de Política y Administración Tributaria de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) y el Centro de Desarrollo de la OCDE. Esta es la novena edición de este informe y la segunda producida a través de la Facilidad Regional de la UE para el Desarrollo en Transición para América Latina y el Caribe. La edición de este año abarca 26 países, e incluye por primera vez a Santa Lucía.

La recaudación tributaria como proporción del PIB (medida por los ingresos tributarios, incluidas las contribuciones a la seguridad social pagadas al gobierno general) continuó siendo heterogénea en ALC en 2018, desde niveles de 12,1% en Guatemala y de 13,2% en la República Dominicana hasta el 33,1% en Brasil y Barbados, y el 42.3% en Cuba. Quince países reportaron de un aumento en sus ingresos tributarios como proporción del PIB entre 2017 y 2018, mientras que siete registraron una disminución y tres se mantuvieron en el mismo nivel. Tres países del Caribe registraron los mayores incrementos, Trinidad y Tobago con +3.3 p.p. del PIB, Belice con +1.4 p.p. del PIB y Guyana con +1.3 p.p. del PIB, mientras que las mayores reducciones se registraron en Argentina (-1.3 p.p. del PIB) y Nicaragua (-0.8 p.p. del PIB).

Si bien los ingresos tributarios en las economías de ALC registraron un mayor dinamismo en 2018, la región enfrentó posteriormente a importantes vientos en contra, que se intensificaron como resultado de la pandemia del COVID-19. Aunque la dinámica de la demanda interna y externa impulsó la recaudación tributaria en 2018, las condiciones económicas en la región se deterioraron en 2019 debido, en gran medida, a una disminución en los precios de las materias primas. Con base en uno de los capítulos especial de este nuevo informe, los ingresos fiscales provenientes de la exploración y extracción de petróleo crudo y gas natural en los principales productores de la región aumentaron de 2.0% en el PIB en 2017 a 2.7% en 2018, pero se estima que habrán caído a 2.5% en 2019. Esta tendencia se ha intensificado en 2020 a raíz del colapso de los precios del petróleo.

La generación limitada de ingresos tributarios en ALC restringe el espacio para el gasto en servicios públicos, incluida la salud, y plantea cuestionamientos sobre cómo los países financiarán las medidas de protección social de emergencia para responder a la pandemia del COVID-19. Además, las debilidades de los sistemas administrativos para gestionar instrumentos fiscales como impuestos y transferencias, en comparación con los de los países de la OCDE, reducen la gama de herramientas disponibles para que la región responda eficazmente a la crisis. Mirando hacia el futuro, a raíz del COVID-19, será necesario que las economías de ALC fortalezcan el papel de los sistemas tributarios para estimular el desarrollo económico inclusivo y, en el largo plazo, encauzar sus finanzas públicas hacia una base más sostenible.

Aunque la estructura tributaria de la región se ha acercado a la de los países de la OCDE como resultado de una mayor recaudación de impuestos directos y una reducción en los gravámenes arancelarios, la recaudación de impuestos claves –como el impuesto sobre la renta personal (IRP)– sigue siendo limitada y a su vez una fuente de vulnerabilidad. La recaudación del IRP en la región en 2017 (2,2% del PIB) se situó muy por debajo del nivel en los países de la OCDE (8.3%). Mientras que las contribuciones a la seguridad social se ubican en 4.0% del PIB en 2017, en comparación con el 9.1% de los países de la OCDE. Al mismo tiempo, la región depende de los impuestos al consumo en mayor medida que los países de la OCDE. En conjunto, esto reduce el poder redistributivo de los sistemas tributarios en la región y limita el espacio para abordar las vulnerabilidades en un contexto donde las desigualdades persistentes han sido un factor importante detrás del malestar social en toda la región en los últimos tiempos.

Otro aspecto destacado del nuevo informe es que incluye un capítulo especial sobre la presión fiscal equivalente (PFE) en la región. La PFE rastrea una gama más amplia de ingresos fiscales que los impuestos recaudados por los gobiernos, incluidos los ingresos no tributarios provenientes de los recursos naturales y las contribuciones obligatorias a los sistemas privados de seguridad social. En 2018, la PFE promedió el 25.0% del PIB en la región, frente al 24.4% en 2017 y el 17.4% en 1990.

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