Mientras tanto en Nicaragua

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7 de mayo de 2020
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12:36 am
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Mientras tanto en Nicaragua

Carolina Alduvín

Por: Carolina Alduvín

Al terminar la séptima semana de confinamiento, no voluntario, tampoco tan obligatorio como se pretende, con un millar de casos acumulados y reconocidos oficialmente, una tasa de letalidad entre las más altas en el mundo, acusaciones reiteradas sobre descarados actos de corrupción aprovechando la emergencia, un nuevo capítulo de la narconovela protagonizada por funcionarios públicos, con una bomba de tiempo armándose a los ojos de todos, cuyo detonador es solo cuestión de tiempo el que se active. Con cadenas informativas, a veces útiles, a veces insulsas y otras, realmente molestas; que nos van dosificando, una semana a la vez, la libertad coartada en tiempos de paz, en el que los metafóricos ríos se han revuelto, los incendios se han intensificado, la impunidad campea y, los criterios para repartir bolsas solidarias están claros en los comunicados, más no sobre el terreno. No falta quien alegue que, podríamos estar peor.

Sin duda alguna, pero es la justificación más deleznable para no hacer las cosas de la mejor manera posible, para no comportarse a la altura de las circunstancias y dejar, aunque sea por una vez de ocuparse solo del beneficio personal o político y actuar genuinamente en favor de la población que paga sus salarios y también sus excesos. En efecto, podríamos estar peor, para muestra lo que ocurre en la vecina hermana república de Nicaragua.

Como lo difundieron las noticias, desde hace 2 años se han suscitado grandes manifestaciones en contra del régimen Ortega-Murillo, comenzaron a raíz de un incremento a las cotizaciones para la seguridad social y prendieron como un polvorín entre los descontentos pobladores. Resultado: represión y violencia en las calles, cientos de presos políticos y otras arbitrariedades como ejecuciones sumarias y detenciones, como las recientemente registradas en Ometepe, por el simple hecho de izar una bandera, en las que además de la fuerza policial, participan elementos paramilitares importados de Venezuela.

Mientras tanto en Nicaragua

En cuanto a la respuesta a la pandemia, primero que nada, estado de negación, hasta que se hizo inocultable el creciente número de casos y hasta de cadáveres en las calles. El Ministerio de Salud apenas admitía 10 casos a finales del mes pasado, no ha cesado el trabajo en los centros educativos; durante la Semana Santa, se promovieron hasta carnavales con invitaciones masivas. Es la población, autoconvocada quien se está haciendo responsable por tomar algunas medidas de bioseguridad y aislamiento para evitar la propagación de la enfermedad. También para denunciar en la medida posible la negligencia y abusos de la autoridad; por ejemplo, que los presos políticos envían desde el interior de las cárceles del régimen, llamadas de auxilio para notificar la ausencia de medicamentos ante brotes de tos y otros síntomas de influenza.

“Los tienen expuestos a humillación, violencia de todo tipo y la miseria de un sistema sin alma humana, el FSLN dirigido por la genocida familia Ortega Murillo. Nicaragua está prisionera”. Podemos leer en las redes sociales de países vecinos, a la vez que claman porque se ponga en libertad a todos los presos políticos. Incluso, se difunden vídeos de “infartados” cayendo como moscas por toda Nicaragua… Esto no puede seguirlo ocultando ya la dictadura. “El doloroso conteo de secuestrados del régimen dictatorial llegó –el último de abril– a 103 hermanos que perdieron su libertad por manifestar sus ideas, además se sabe que la orden ahora es acusar a todos los nuevos secuestrados de narcotráfico, debemos seguir luchando por ellos y Nicaragua”.

“Lo correcto sería quedarse en casa, pero hay un grupo de la población, que, si se queda en su casa una semana sin hacer nada, se muere de hambre, esa gente que vende loto, agua, golosinas, periódicos, etc. El gobernante lo sabe y se agarra de ellos para aparentar normalidad”.

La policía orteguista impidió a una profesora universitaria, salir hacia su centro de trabajo, la mañana del sábado 2 de mayo en la comarca Pochocuape, Managua, le advirtieron que está bajo vigilancia. Más de 230 profesionales de salud se pronuncian ante la pandemia Covid-19 y exigen varios puntos al gobierno, entre ellos que liberen la realización masiva de las pruebas y la transparencia de los datos. Exigen al régimen Ortega-Murillo implementar de inmediato las medidas de distanciamiento social y restricción a reuniones masivas, así como las de aislamiento y cuarentena que sean necesarias.

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