Poemas de Federico Trejo

ZV
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10 de mayo de 2020
/
12:42 am
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Poemas de Federico Trejo

Tango cósmico

Creerlo: Por estas manos empeñadas,
podemos sorber a gusto
las horas del día,
sentirnos
tras la danza de los gestos,
despertar los sueños donde nos encontremos,
juntar dos mundos en una misma historia.

Más allá de la cadencia de los sentidos
una llama se alza:
son otros los mismos cuerpos
y los espacios no son los de siempre.
Un volcán se enciende ante tu presencia:
Montes de Venus,
canto del amanecer,
perfume que florece los rincones olvidados,
labios como pétalos de miel rojiza,
frescura que humedece el paladar.

Crisol del mundo,
tu fuego despierta la vida,
refulge cada una de sus piedras
en el templo de tu hermosura;
las palabras no se golpean contra los muros,
vuelan desde tu ventana,
esparciendo la semilla.
Te exploro, continente secreto,
como un pájaro de luz:
el día es un sendero,
donde ascienden y resurgen los seres,
que se renueva tras el abismo de la noche,
entre faroles-estrellas
y la vasta extensión del temblor.

Como el agua cristalina del arroyo,
el cielo despejado del verano,
la lluvia para la tierra seca,
el fruto que media entre árboles y animales
y dos palomas que viven juntas hasta la muerte,
baila conmigo el tango cósmico.

La sombra de la lenta muerte

“Los cuervos
devoraron
los frutos de la luz”.

Es inútil, extirparme los ojos con un sacacorchos,
el estallido de mis tímpanos con un mortero,
que arranque esta lengua con unas tenazas,
rompa la nariz contra un carro en marcha,
despelleje de un tajo el cuerpo,
si tu ausencia es el laberinto de mi sufrimiento.

Busco por estos muros de viva espina,
pero encuentro la mancha negra
mancillando tu recuerdo,
la sombra de la muerte lenta
que derrumbó el obelisco de tu belleza.
Esta no es la salida, es la caída,
el pozo de mi devastación.

De la llama
no queda
más que una larga noche sin cabeza,
la nada ineludible,
los cuervos devorándome
y este brote de gusanos en mis párpados.

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